Capítulo 12. Deshonrado

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Axe


Lo que estamos encontrando no me gusta nada, no es lo que habíamos pensando al salir.

Hemos dado con otro campamento arrasado, completamente arrasado.

Y nuestros alfas ya estaban avisados, los alfas del sur han venido, pero algo me dice que es mala idea desproteger ese frente. Las hordas no suelen ser numerosas, arrasan y se van, no continúan una detrás de otra, no funcionan así, y suelen deshacerse porque los deltas no saben convivir, no aceptan jerarquías, no son una manada.

Suelen destruirse entre ellos, pero el grado de violencia que encontramos no es el habitual.

Todos estamos tensos, es normal, siempre tenemos amenazas, pero suelen venir de manadas, y las manadas son civilizadas, una manada que quisiera hacerse con nuestro territorio no lo destrozaría, no lo quemaría todo, no aniquilaría a los gammas.

Y aunque esto está tomando unas dimensiones mucho más grandes de las que pensábamos, tengo más problemas con los que lidiar.

Saw.

Saw está sobre mí, siempre sobre mí, creo que incluso está respirando mi aire.

Y lo peor es que no es la única, todos tienen sus ojos sobre mí, saben que me pasa algo, y nuestro mundo, nuestra jerarquía es muy rígida y está sustentada sobre dos principios, la fuerza y el respeto.

En los momentos en los que descansamos de la búsqueda, ocurre lo que tiene que ocurrir entre alfas, luchas, luchas que acaban en sexo. Salvo que las mías nunca acaban así, nuca consumo mi victoria y esto está menoscabando el respecto de mis alfas.

Y sin su respeto, da igual la fuerza, porque perdemos la jerarquía, y ellos siempre van a ser más.

Este extraño equilibrio pende de un hilo, y ese hilo está en las manos de Saw.

Hace más de una década que los primeros no luchamos, no nos retamos, y Saw está calculando, la conozco lo suficiente para saber qué es lo que está pensando.

Y que en el fondo tiene dudas.

Pasará, y cada vez lo tengo más claro. Pero hasta que ocurra, protegeré a mi manada.

—No podemos dejar el sur desprotegido. —Ella solo me mira, está tallando una ramita con su cuchillo— Esto no es una horda de deltas común.

Por primera vez asiente, ella también sabe que algo anda mal en todo este asunto.

—Fóllate a Drill esta noche. —Es su única respuesta.

Me ahorro el bufido, no, no voy a follarme a Drill ni esta noche ni la siguiente.

Me levanto pateando el fuego que tenemos delante, y abandonando la hoguera.

—Fóllate a un puto alfa esta noche, o no sé si mañana te levantarás siendo el Segundo.

Estaba esperando su amenaza, y estoy dispuesto a asumirla. Pero ella solo me retira del resto, me arrastra al bosque, hasta que decido pararla.

—Estoy harto de estas estúpidas normas, de este estúpido proceso de lucha y sexo —le digo.

—Olvídate de Dagger —me gruñe ella—.  Nunca más volverás a estar con él, tiene a su omega, supéralo.

Estoy tan enfadado, pero tan enfadado que ni siquiera me doy cuenta de que ya la he atacado.

—Supéralo —me dice atrapando con dureza mi cuello con su brazo—. Supéralo —me dice antes de morderme.

Pero no puedo superarlo, es que no puedo superar lo que siempre he sentido por él, el puesto que ocupaba bajo su cuerpo, contra su cuello.

GammaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora