Capítulo 42. Sorpresa

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Honey


Llevo días dudando, me han encontrado, me han encontrado y van a acabar con todo.


Miro alrededor y veo cuanto me rodea, este lugar no es perfecto, pero es lo mejor que he encontrado nunca.

No quiero que lo destruyan, no quiero volver con ellos, no quiero ser lo que ellos quieren que sea.

Pero no sé qué hacer, porque siento sus ojos sobre mí en todo momento.

Han sido claros, tienen un plan y sé que se va a cumplir, conmigo o sin mí.

Estoy tan acostumbrado a ser nada, que el simple hecho de moverme y ser me cuesta.

Yo no soy como Blue, Blue camina como si el mundo fuera suyo, libre y feliz, noto el amor que siente, incluso por mí.

No quiero que le hagan daño a Blue.

Y siento que tengo que hacer algo, pero la mera idea de hablar con Dagger me mata de miedo. Y Blue ahora está pagando el precio del paseo que hemos dado, se encuentra cansado y de algún modo haciendo las paces con su alfa.

Quiero hablar con Axe, quiero verle, quiero que me abrace tan ligero y sin intención como siempre.

Pero desde que llegó la Tercera, son como dos sombras una entorno al otro.

Ella me mira, como buscando algo, y sí noto su deseo por mí. Necesito hablar con Axe, sé que es con el único con el que podría hacerlo.

Es de noche, y mis hermanos están lejos, es mi única oportunidad.

Los sonidos al otro lado de mi habitación son claros, Blue y Dagger vuelven a estar en sintonía, los gemidos de Blue son inconfundibles.

Salgo, como cuando me escapé de mi manada, hay alfas protegiendo la cabaña de Hammer, pero no la de Axe.

Llamo una vez, pero no obtengo respuesta, me tiembla la mano, pero soy capaz de abrir la puerta. Soy capaz de entrar, de sentir que este lugar se siente seguro, que huele a Axe, sé que él no me ve de ese modo, pero yo le necesito.

Si alguna vez hubiera sabido algo sobre Alfas y Omegas, si no hubiera crecido encerrado como una abominación entendería qué es lo que me sucede con él, entendería porqué todo me hace ir hasta él.

Huele a lluvia, a una humedad deliciosa, a la tierra cuando la acoge. Siento como si todas mis preocupaciones se hubieran ido, sedado, tranquilo, y caminando hasta su habitación.

Quiero enterrar mi nariz entre su pecho, donde una vez me protegió de todo, quiero que me diga que él se ocupará de todo, que no dejará que nada malo le pase a esta manada, a mí.

Pero cuando abro la puerta, me quedo completamente estático.

Sobre el lecho y de frente a mí, mi alfa, está completamente desnudo, excitado, con un pene enorme que rebota contra su vientre, y debajo de él, entrando y saliendo de él, la Tercera.

Ambos me miran, los escucho gruñirme pero son incapaces de parar y de dejar de mirarme.

Ella saca una mano de la cintura de Axe y la extiende hacia mí.

Yo nunca, nunca he estado en una situación así. He visto copular a mi manada, he provocado que numerosos alfas en las fronteras luchen por mí.

Pero nunca he sido tomado, nunca reclamado.

Nunca ha sido el deseo de otros el que me atrajera a mí, sino a ellos.

Noto mi propia lubricación. No. No.

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