Capítulo 23. Un día en la manada

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Blue

Todo el día tengo sueño, es como si nunca tuviera suficiente, necesito dormir como jamás en mi vida lo he necesitado y me siento un poco inútil todo el día dormitando.

Dagger sonríe benevolente.

—Son nuestros cachorros —me dice, acariciándome el vientre inexistentemente abultado.

Nunca he estado embarazado así que no lo sé, pero me recuerdo a aquel príncipe omega de los cuentos para niños que se quedaba dormido durante cientos de años por un hechizo hasta que su guerrero alfa destinado lo besaba y sacaba del letargo.

Mi guerrero alfa es Dagger y él me despierta con muchos besos.

—El sanador dice que es normal y que solo es una fase —me dice Dagger tranquilizador, pero yo solo quiero más besos.

—Eso espero o a este ritmo daré a luz dormido —digo sonriendo.

Pero inevitablemente él tiene que irse, y yo me duermo como una marmota feliz.

Cuando despierto veo a Oven, aunque la verdad es que le huelo antes de verle.

Esta limpiando, y parece casi tan cansado como yo, pero por primera vez desde que le conozco le veo sonreír, una bonita sonrisa en su rostro siempre malhumorado.

—Estás pensando en él —le digo sonriendo, y entonces se gira con cara de enfado, pero uno de esos que me resultan divertidos.

—No pienso en Hammer.

—Uy, sí que lo haces —me resulta tan adorable—. Se te nota mucho, se te pone cara de enamorado.

Él abre mucho los ojos.

—Maldito bollo de leche preñado —farfulla, si Dagger escuchara el apelativo con el que me llama, posiblemente estaría muerto, pero a mí me cae bien, es fresco y divertido.

Golpeo la cama suavemente, llamándole para que se siente conmigo, él duda, sé que no es ninguno de mis amigos de Sweet Water, pero necesito establecer vínculos con alguien más allá de Dagger.

Acaba por acercarse y se deja caer de cualquier manera sobre la cama.

—Tu alfa apesta —dice con la nariz colapsada del olor de Dagger, yo sin embargo me lleno de él.

—Pareces cansado —le digo, y él mira hacia otro lado, aunque me resulta divertido es muy complicado llegar hasta él. Me recuerda a esos cangrejos que atrapábamos en la playa, ocultos dentro de una concha imposibles de sacar.

Cuando vuelvo a despertarme Oven ya ha terminado y se ha ido, estoy tan cansado de estar aquí, que aunque me cueste pienso salir.

No conozco lo suficiente mi nueva manada, y desconozco completamente la zona gamma, quizás un paseo hasta allí sea lo más conveniente para mí.

Oven

Es fin de semana y no he muerto, milagro, gracias Diosa benévola, a veces me miras a los ojos y te apiadas de mí.

También es cierto que he vuelto a acostumbrarme al ritmo alto, aunque echo muchísimo de menos las cocinas, allí me conocen y solo me habla Mop, aquí encima tengo que darle conversación al omega del líder, y es tan rematadamente cursi que me dan ganas de vomitar.

Yo no estaba pensando en Hammer, no estaba sonriendo pensando en él, sería solo un movimiento involuntario de mi cara. Cuando uno está cansado hace cosas raras.

Pero es mentira cochina, sí, estaba pensando en él.

En él y en como esta mañana había recogido todas sus porquerías tiradas por cualquier lado, como se había llevado los platos que había traído para nosotros para cenar.

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