Capítulo 18. Volviendo a la manada

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Axe

El omega a mis pies huele a miel y canela, pero sobre todo huele a miedo, un profundo miedo que le hace temblar como una hoja.

Está magullado, y sus ojos de mirada baja y huidiza están anegados de lágrimas.

Mis instintos alfas solo quieren bajar al suelo y abrazarlo, darle consuelo y protegerlo de cualquiera que le haya hecho entrar en ese estado.

Pero otra parte de mí no quiere ni acercarse a ese omega.

Aunque su pelo está sucio, y su piel dañada, es precioso, su pelo debe ser de un color parecido a la miel, igual que sus ojos, su piel es fina, pero está tan sucio y herido que da pena verlo.

No ha dicho ni una palabra desde que ha aparecido corriendo como un cervatillo, pero no podemos apartar la mirada de él. Ni siquiera yo.

Yo soy el Segundo, está a mi cargo por mi rango, y por mi rango, es mío.

Y eso es demasiado malo.

Saw está inquieta, mucho más de lo habitual.

Un omega no anda suelto por el bosque, un omega no anda suelto por ningún sitio, y a este le han herido, por lo tanto o viene de las manadas de los lagos, o viene de la horda delta.

Todas las opciones son malas.

Pero aunque ha llegado corriendo y asustado, ha sido él el que nos ha encontrado y no al revés, y eso tiene en guardia a Saw que patrulla la zona con nuestros alfas.

Está claro que ahora no me va a quedar más remedio que volver a Silver Moon, tengo que llevarlo con Dagger, tengo que ponerlo a salvo, pero lo primero que debo conseguir es que deje de temblar.

El frío en el Norte ha llegado antes, le coloco mis pieles sobre su cuerpo minúsculo, y por primera vez veo que se calma un poco.

No me gustan los omegas, pero nadie puede negar que verlo sentirse un poco mejor es agradable, verlo entre mis pieles es agradable, darle consuelo, de algún modo, es agradable.

Saw me mira, ella le mira del mismo modo, todos le miramos del mismo modo, pero cuando levanta la vista, ella y yo sabemos que yo tengo que irme, llevármelo y ella debe quedarse.

No se puede estar aliviado y a la vez deseando no alejarse de ella, ¿verdad? Pues sí, sí se puede.




Saw

Axe se marcha con una pequeña guardia a escoltar al omega hasta la manada.

Que se lleve al omega deja un clima extraño entre los alfas, todos tenemos una inclinación natural hacia ellos.

Pero también es liberador que se lo haya llevado, en ausencia de Dagger, de la manada; ese omega es de Axe y unos nuevos tipos de celos me quieren acosar.

Celos por él, celos por el omega.

Ha sido mejor que se marcharan, aún así ya siento su ausencia.

Ahora yo estoy al mando, y eso está bien. Pero me he acostumbrado a dormir con él, a poseerle todas las noches, y él ni siquiera ha girado su cabeza cuando se ha ido.

No me tenía por una alfa estúpida, pero sin duda es lo que soy.

Aún así no hay tiempo para sentimentalismos absurdos, ahora tenemos problemas más importantes, sé que el omega se ha escapado de la horda, pero también sé que vendrán a buscarlo, jamás dejarían escapar a un omega.

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