Capítulo 8. Alfa y gamma

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Oven

Me dolió dejar a mi Mop triste y dolido, intenté suplicarle de nuevo a la bruja de Pot que me dejara volver a la cocina, quizás soy un poco-demasiado protector con Mop, pero era mío, mi amigo, mi hermano y un beta hijo puta me lo ha lastimado.

Tenía que cambiar de plan, los laxantes no iban a ser suficiente esta vez.

Pero mi destino siempre fue una perra, y me tocó volver a limpiar caca de alfa.

Me tengo que esperar a que un extraño rito de apareamiento alfa acabe, en serio, las mujeres alfas dan un miedo de la hostia, y verlas follándose a un macho creo que es la cosa más extraña que he visto nunca.

Pero ese alfa se va todo contento, con su cuello mordisqueado y el culo un poco dolorido.

Pero quién soy yo para juzgar a nadie si hasta hace poco me dejaba follar por un beta que ni me cae bien.

Pero la carita de Mop me tiene todavía afectado, para mí puedo ser un insensible, pero saber que el imbécil de Chip le ha dejado por una beta, no me sorprende, pero sí me duele por él. Porque esa llamita preciosa se ha apagado dentro de sus ojos.

Y si Mop sufre, yo sufro con él. Pero yo no soy de padecer en silencio, yo soy más de venganza sucia, estoy en una puta letrina, es obvio que mis ideas siempre me llevan a lo mismo.

Quizás por eso estoy haciendo cálculos aproximados, pensando a quién sobornar para que le eche mi regalito a Chip por mí, y a la tonta de su beta, también. Por juntarse con él, ¡te jodes!

Por eso no me doy cuenta de que no es que no esté solo, es que Hammer ha llegado, y está mirando como el jodido alfa pervertido que es.

Está apoyado contra la puerta, en el dintel, su cuerpo es ridículamente grande. ¿Por qué tienen que ser tan grandes y musculosos? ¿En serio llegan a poder rascarse la espalda ellos solos o también hacen todas esas mierdas de peleas de dominación para que el que pierda les rasque el lomo?

No me extrañaría, son raros; raros y enormes.

Ya sé que está ahí, pero si él solo va a jugar a mirarme, yo solo voy a jugar a ignorarle.

Y el jueguecito no le gusta una mierda al grandullón.

—Estos baños están bastante mejor, ¿no?

Su voz sigue siendo como el sonido de un martillo contra un yunque, me hace reventar los oídos. Pero si ese gilipollas se cree que le voy a dar las gracias por ascenderme de limpiador de mierda vulgar, a limpiador de mierda real, me come un huevo.

Sigo limpiando con mi fregona modo gamma súper aplicado; aplicado y sordo.

Pero el muy cabrón se me pone por delante, me pisa lo fregado y estoy tan tentado a limpiarle las botas que hasta me rio.

—Al menos podrías ser un poco más agradecido, gamma —ruge.

—Mi nombre es Oven y limpiar mierda es limpiar mierda, y la de alfa apesta igual que la del resto.

Como este capullo lo tiene todo grande, la vena en su frente está toda gorda, lo mismo se muere sobre mi suelo todo limpio.

—A veces no sé si es que eres muy listo o muy tonto. —La vena sigue gorda, pero su polla también, tengo buena vista periférica.

—A veces no sé si me quieres morder o me quieres follar, estaría bien que te decidieras —le rebato, y parece sorprendido. 

En serio, ¿tan tontos piensan que somos los gammas que ni sabemos hablar?

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