Capítulo 16. A escondidas

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Oven

Estoy limpiando la puta cabaña esta de mierda, ¿por qué? Porque no voy a vivir en un sitio que da asco.

No porque lo haya hecho mi nido, ni sea el gamma complaciente de nadie.

También hago algo de comida en el pequeño fuego que tiene esta cabaña, porque me aburro muchísimo, y porque tengo hambre, y a ti no tengo que darte ningún tipo de explicaciones, cotilla de mierda.

—Huele bien. —A este alfa enorme y cachondo tampoco le tengo porque dar explicaciones, de hecho no se las doy.

De hecho cuando no está me escapo, veo a mi abuela, veo a Mop, me doy una vueltecita a escondidas, porque ¡qué mierda hago yo todo el día encerrado en esa cabaña! Nada, no hago nada, y llevo toda la vida haciendo cosas.

Que las vacaciones con sexo de puta madre están geniales, pero compréndeme, yo soy un espíritu libre, o casi libre.

Creo que Hammer sabe que me voy, pero que ha empezado a preocuparse menos. Eso no quita para que me joda a base de peligros, amenazas externas y no sé que más preocupaciones de un alfa liado con un gamma.

¡Qué ya lo sé! Pero las hierbas de mi abuela funcionan y camuflan bastante su olor, pero aún así trato de tener cuidado, quedo con ellos en lugares apartados, Mop parece mucho más tranquilo, parece mucho más contento.

Pero por lo visto no tiene nada que ver con Chip, por lo que me alegro enormemente. Ya no lleva ese horrible gorro de lana, y me abraza cada vez que puede.

—Huele fuerte ese alfa —me dice olisqueándome— ¿No te da miedo?

—¿Quién?

—Tu alfa.

—No es mi alfa, solo me lo follo.

—Te lo follas y vives con él.

—Temporalmente —digo, pero la verdad, que sobre eso no tengo control.

—Me alegro mucho por ti, Oven, tú no estabas hecho para vivir como nosotros.

Solo suspiro, él cree que lo que me pasa es algo bueno, es lo que a él le gustaría vivir; que un alfa o un beta le eligiera como su pareja aunque fuera para tenerlo encerrado en su casa, para que le limpiara y cocinara, para que le calentara la cama y le sonriera por la mañana.

Y malditamente voy a hacer algo así, cuando a Hammer se le pase la tontería, yo volveré a lo de siempre, quizás deba pasar una temporada fuera, quizás me gusten las fronteras, ¿quién sabe?

—¿Puedo decirle a Slate que estás bien? —Esa pregunta me la hace con timidez.

—No, a Slate no puedes decirle nada —le digo, agarrándole por los hombros. Dos gammas, dos gammas a los que nadie escuchará es una cosa, Slate es otra.

—Él está realmente preocupado por ti, de verdad le importas.

Miré a Mop sorprendido.

—¿Hablas mucho con Slate? —le pregunto sorprendido.

Él enrojece, el puñetero Mop enrojece, en serio yo le quiero, pero no puede ser que ahora se haya enamorado de Slate.

—Viene todas las noches cuando acabo mi turno para preguntarme por ti, cada vez me cuesta más trabajo mentirle.

—¿Después de tanto tiempo? —Eso sí que no me lo esperaba.

¿Y por qué va a preguntarle a Mop? O sea, sí, lo sabe, pero si yo no lo hubiera atrapado una tarde dándole un susto de muerte, él no sabría nada de mí. ¿Por qué Slate iba a verle todos los días?

GammaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora