¿Cómo nos convertimos en extraños?

12. Silence

Durante el viaje que habían planeado a Eno Park en Durham, un parque al cual suelen ir a descansar y olvidarse del trabajo para acampar y conectar con la naturaleza en especial los señores Harper el cuál siempre Jolene invita a Lilian la cual a veces acepta y a veces no debido a sus planes familiares. Esta semana no tenía algún plan de relevancia por lo que acepto y mientras los padres de la castaña acomodaban la tienda y todo lo indispensable para la noche al sonido de las canciones de Dolly Parton y algunos otros músicos de su época las chicas habían decidido dar una caminata por su cuenta recorriendo millas de naturaleza como hermosos y frondosos árboles, pasar cerca del Río el cual cuando guardabas silencio absoluto podría oírse como el agua caía; sobretodo en la noche era un verdadero espectáculo para los oídos, siguieron caminando encontrándose con diversas personas que llegaban y se instalaban o algunas que desalojaban el lugar a ambas les gustaba hacer este tipo de ejercicio, era bueno para olvidarse de todos los problemas que traía la ciudad aunque fuera pequeña. Después de un largo rato decidieron que era momento de regresar fue donde la castaña aprovechó y le dijo a su amiga sobre la discusión que tuvo con sus padres en la que claramente no planeaba dejar a Nate sobre todo cuando la graduación estaba muy cerca y seguro él la invitaría al baile.

— ¿Que harás? — preguntó la rubia y a su vez esquivaba algunas ramas y rocas que encontraba en el camino — ¿y como sabes que te invitara al baile?

— Dejarlo no es una opción así que seguiré con el y se que el lo hará.

— Sabes que eso podría traerte consecuencias.

— Voy a seguir viéndolo y la consecuencia que traerá es la satisfacción que voy a sentir al seguir viéndole.

— De acuerdo — se limitó a decir la rubia pues sabía que no conseguiría nada insistiéndole así que prefirio cambiar de tema y disfrutar el paraíso que el parque brindaba.

El fin de semana pasó en un abrir y cerrar de ojos y el lunes la rutina volvió, las clases siguieron con toda normalidad y faltaba una para terminar la jornada escolar por lo que la castaña estaba caminando en dirección a su siguiente clase sosteniendo algunos libros bajos el brazo enfocando su mirada hacia el frente y evitar tropezar con algún compañero; cuando alguien la tomó del brazo y la saco del tráfico estudiantil.

— Oye que te suce... — Dejo la frase incompleta al ver de quien se trataba y exclamó con gran ilusión — ¡Nate!

— Hola preciosa — Dijo una vez que la tuve frente a él.

— ¡Wow! nunca te había visto con lentes, luces demasiado bien — Comentó Jolene al percatarse de lo diferente que se veía el pelinegro.

— Si bueno suelo usarlos para vista cansanda pero no es gran cosa, ¿a donde ibas? — Rápidamente evadió y cambió el tema.

— Pues iba a clase — comentó risueña y con obviedad la castaña colocándose su cabello detrás de la oreja.

— Y si — la atrajo hacia él tomándola de la cintura haciendo que sus libros fueran la única separación que había entre ambos jóvenes — Hipotéticamente no asistes a clases.

— ¿Hablas de fugarnos? — Se encogió de hombros y la castaña sonrió de hecho no le importaba asistir o no clases, esa clase no importaba fue lo que se dijo así misma para ir con el caballero y no tener que preocuparse, guardo sus libros y tomo de la mano del chico — vámonos.

Nate no necesito escuchar ni una palabra más. Sabía que tenía a la chica a sus pies así que sujeto la mano de la castaña y está le sonrió ampliamente ya que no le importaba la dirección que fueran a dar si estaba con él se sentía bien, y más si se trataba de zonas donde nadie pudiera verlos. Comenzaron a ir a los vestidores de hombres ya que nadie se aparecería en horario escolar ni nadie estaba practicando. Así que cuando llegaron colocaron el seguro se aseguraron que no hubiera nadie y el pelinegro la puso contra la pared y comenzaba a besarla y ella rodeaba su cuello con sus brazos para profundizarlos aún más y poco a poco sintió como los labios de él iba en dirección a su cuello — Espera — Dijo Jolene algo agitada obligándolo a parar pues aunque el momento que estaba pasando era mágico y era lo que había deseado hacer no podía hacerlo en las instalaciones de la escuela — No aqui, vayamos a un auto no se. Alejémonos, tú te vas pero yo aún me quedo — Dijo en referencia al poco tiempo que aún le quedaba al pelinegro en la preparatoria Cary.