29. Millie.

8 0 0
                                    

Era lunes por la mañana y Jolene estaba quince minutos antes de la clase, eso era poco usual en ella por lo general llegaba a la hora o cinco minutos antes de iniciar la clase pero este día definiría no el resto de su vida sino de su amistad. El tiempo seguía avanzando todos llegaba y se saludaban preguntándose como les había ido durante el fin de semana había muchas risas muchos gritos, algunos se habían besado con ciertas personas, algunos habían salido y otros habían pasado el fin de semana en su casa nada fuera de lo común, fue lo que la castaña pudo escuchar antes de que el profesor llegara y el lugar de Joe seguía apartado pero su alma aún no aparecía. El profesor había dicho buenos días y comenzó a sacar sus cosas, estaba a punto de iniciar cuando alguien toco la puerta.

— Buenos días — Dijo el ojiazul — ¿me permite pasar?

— Adelante — respondió el profesor indicándole con la mano que entrará.

Rápidamente divisó el asiento vacío a lado de su amiga y se dirigió hacia allá — Hola — Dijo cuando llegó esperando que el profesor no viera eso.

Jolene no podía creer que el ojiazul le estuviera hablando lo miro luego sonrío y le devolvió el saludo — Hola — era como si un chico popular le hablara a la chica que nadie hace caso, eso dio esperanzas a la castaña, y durante el resto de la clase no borro su sonrisa.

Al salir de la clase el la esperó para ir por algo de comer ya que no había tenido tiempo de desayunar, esa clase era libre debido a que el profesor no pudo presentarse.
Durante el camino hablaron como si nada hubiera pasado y eso estuvo bien para ambos, la castaña tomó asiento mientras su amigo pedía la comida en la cafetería y como había gente sabía que se tardaría así que empezó a buscar algo de la tarea que había dejado el profesor de la primer clase.
Jolene siguió tecleando su teléfono por un largo rato cuando vio que su amigo el ojiazul llegó — ¡Vaya tienes hambre! — exclamó en cuanto dejó sus alimentos en la mesa.

— El despertador no sonó, apenas pude llegar a la primer clase y lavarme los dientes. Mi madre tuvo que traerme.

— Lo importante es que estás aquí — Le dijo sonriendo.

— Lo importante será que no haya olvidado nada — Aclaró mientras comenzaba a mirar su sagrado desayuno.

— ¿Acaso olvidaste tus calzones? — preguntó en tono burlón.

— De ser así tendrás que acompañarme a comprar unos nuevos.

Y ahí estaba las bromas de nuevo. Jolene río pero no por el chiste sino porque sabía que no había nada que asustarse si estando solos actuaban como si nada pasará estaba segura que no se había roto nada, ahora la cuestión era saber si había comentado algo a Lilian.

— Hola — Dijo la rubia con voz cálida sentándose a un lado de la castaña, parecía que la había manifestado con su mente para que se presentara a un lado de ellos.

— Hola — Dijo el pelinegro.

— Ese milagro, ¿a que debemos el honor que una abogada nos visite? — Preguntó Lene alzando una ceja sin dejar de mirar a su amiga.

La rubia sonrió mientras su nariz se arrugaba — Rory dijo que llegaría tarde y le pregunté a Joe si tenían hora libre el me dijo que si por lo que decidí venir a ver a mis amigos.

Jolene miró a Lilian y en ese momento había una paz tan natural porque aunque están atareados con tareas proyectos no pudo sentir nada más placido que un mañana con sus amigos en la cafetería de su facultad si pudiera detendría el tiempo — ¿Como te fue en tu trabajo? — preguntó antes de darse cuenta que eso le traería consecuencias.

— Fue agotador pero lo termine y pude irme a casa — respondió pero rebuscó en su mochila asegurándose que si lo traía consigo y comenzó a aliviarse más — ¿Como les fue el viernes? Vi algunas historias se veía muy divertido — Comentó y al mismo tiempo abría un toper con fruta.

— No recuerdo nada — comentó Joe.

La rubia los miro confundidos.

— Así de divertida estuvo que ninguno recuerda nada — Jolene comprendió algo, ninguno diría nada y su amiga no tendría porque enterarse, no había necesidad de enterarse.

Lilian entendió — ¿Lewis les dio shots? — ninguno afirmó pero tampoco negaron solo rieron — Vaya diversión, ahora haré mis tareas en la semana para salir con ustedes, yo también quiero esa diversión.

— No Lils no lo creo — Dijo Joe en tono protector, sonaba como un padre comenzó a comer lo siguiente de su desayuno — tú eres abogada — afirmo muy serio.

Lilian solo rodeó los ojos, pues le parecía injusto que Joe fuera así ya que él también estaba en el camino de convertirse en un licenciado — Aún no lo soy y lo que pase en una fiesta no me definirá, — dijo mirando a sus amigos — además — guardo sus pertenecías — somos jóvenes — junto ambas manos — Así que cállate Joseph.

Jolene río por el comentario de Lilian pero en su cabeza no dejaba de pensar que lo que ella decía era verdad, tal vez por eso Joe ya no quiso tocar más el tema y estaba bien lo importante no era perderlo sino guardarlo, aunque las intenciones seguían sin ser claras la castaña seguiría queriéndolo. Pasaron el resto de su hora libre en la cafetería y después cada uno fue a sus respectivas clases.

Al día siguiente Joe había quedado con Jolene de verse en la biblioteca pero ella le aviso que llegaría con u retraso por lo que Joe buscó algunos libros que la profesora les sugirió para conseguir la información, los encontró con ayuda de los bibliotecarios y después los colocó en una mesa, no había mucha gente como es lo usual pero justo esa mañana en específico había una chica en la mesa del lado izquierdo, traía recogido su cabello en una coleta con un pañuelo negro, un suéter de cuello alto con franjas negras y blancas, un pantalón semi formal blanco y unos mocasines negros, su cabello era rubio, y su piel clara, no pudo ver sus ojos pero supuso que era verdes o azules y cuando menos la esperó la chica se giró y solo le sonrió a lo que Joe le respondió la sonrisa. Se miraron por algunos segundos y justo cuando en su valentía se activó Jolene apareció y siguieron con el trabajo. Durante los días posteriores Jolene volvió a llegar tarde a la cafetería donde Joe siguió viéndo a la chica a quien ocasionalmente se la llegaba a encontrar en la biblioteca, para ese entonces ya habían entregado su proyecto así que tenía más tiempo para buscarla. Durante su intento de toparse con ella comprendió que posiblemente tenían horarios similares así que un día se ánimo a ir a la biblioteca para poder lograr una charla con ella y conseguir su número, aprovechando que contaba con dos horas libres y su amiga le había comentando que tenía dolor de estómago; bueno eran cólicos pero Joe lo manejaba como dolor de estómago. Por lo cual estaría en su habitación antes de ir a clases esperando estar mejor. Así que se aventuró a buscar a la chica con la mente serena dispuesto a triunfar. Inició en la biblioteca pero no logro verla, se quedó sentando esperando que apareciera pero nada, luego optó por ir a la cafetería tampoco la vio pero se quedó desayunando, logro hacer tiempo por si decidía llegar algo que nunca sucedió, su clase estaba a quince minutos de iniciar y en lo que dejaba los platos y camina a su aula apenas lograría llegar a la hora exacta. Cuando abandonó el lugar la chica estaba entrando a la cafetería, Joe se quedó plasmado al igual que ella ninguno expulsó ninguna palabra de su boca hasta que alguien que igual iba a entrar a la cafetería le pidió que la dejara entrar. El ojiazul y la chica que en realidad era de  ojo verde se quedaron afuera platicando, eso sabía que retrasaría al chico en su clase pero no le importo los diez minutos que estuvo con ella valieron el regaño del profesor además que descubrío que su nombre era Millie, estudiaba administración y seguirían viéndose, pues Joe había conseguido su número.

¿Cómo nos convertimos en extraños?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora