SEGUNDA PARTE DE OSCURIDAD
~ Espinas y Mariposas~
El tiempo ha transcurrido, llevandolos muy lejos uno del otro.
Tom Hiddleston es uno de los actores más populares de los últimos tiempos, películas, series, obras de teatro, todo el mundo desea al qu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Prepárense porque es un Capítulo bastante largooo, asique busquen un espacio cómodo y un almohadóncito para llegar hasta el final 😂🤗 Bye!
–Irila– 🥀
Me desarma y no resisto la pena que siento, cayendo sobre su hombro partida a la mitad, recuerdo lo que e hecho, cada ruta que tome intentando borrarlo de mi memoria, desaparecerlo, odiarlo, cuando en verdad nunca habíamos sido nosotros los responsables de este fuego y cadena de mentiras dónde nos sumergimos hasta la miseria.
Lo abrazo tan fuerte como puedo sin hallar sociego alguno, el dolor, la culpa jamás podrá irse de mí después de esto, hice tantas cosas malas, demasiado daño a quien más amaba en el mundo, no pude confiar, no pude darle lo mismo...no lo logré y aún así la bondad de Tom era gigantesca sosteniendome incluso ahora, aún luego de conocer cada uno de mis pecados me mantenía resguardada entre sus brazos.
—Lo siento, lo siento tanto. Le confieso completamente arrepentida, se que no basta, ni bastará, pero no puedo dejar de decírselo es lo correcto; él no falló, yo sí.
—Tranquila, no digas nada, está bien, lo único que importa es que estás aquí, estás aquí cariño, regresaste. Limpia mi rostro yenandome de besos a cada lado de mi cara y caricias infinitas, lo observó dudosa sin entender su sonrisa enorme, parece que no nos hubiéramos visto en días, muchos días. Sus lágrimas comienzan a escaparse y no entiendo porque lo hace, no merezco ni una sola de su sonrisa ni sus lágrimas. Las secó con mis dedos sintiendo su calor llenar mis palmas como el dulce toque de el sol.
—¿Por qué lloras Tom? ¿Eh? No deberías hacerlo. Besa mis manos volviendo a dejarlas sobre sus mejillas sin cambiar ni una pisca de su semblante jovial.
—¿Y por qué no lo haría? Creí que te perdería, pero volviste, regresaste, te tengo aquí cuestionandome hasta por lo que lloró. Se ríe, acercándome otra vez hacía él, se hunde en mi cuello y yo en el suyo abrazándonos nuevamente tan fuerte como nuestro cuerpo nos lo permite.
—Tenia tanto miedo Irila, creí que te perdería para siempre. Mis lágrimas caen igual de apenadas que las suyas, sintiendo los pedazos de mi corazón rasgarme desde adentro, lo he hecho todo horriblemente mal sigo preocupandolo, haciendo que sus ojos sigan llorando por mi culpa, por mis hechos estúpidos y enfermos.
—No llores, no lo hagas por mí, no merezco ésto Thomás. Su mirada me busca pero no quiero verlo, aún cuando sólo sea un instante más prefiero abrazarlo guardando para el resto de mi vida su aroma y su calor.
—Irila mírame, mírame por favor. Sus dedos me toman del mentón rosando contra mi piel guiando el movimiento hasta él, haciendome verlo, sus orbes me desarman, me siento insignificante, pequeña, minúscula... sucia, no merezco ni siquiera ver mi reflejo en él.