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A veces me preguntaba cómo es que podía ser tan competitiva, pero luego recordaba haberme criado junto a un chico como Yoongi, entonces me resignaba.

De no haber sido por esa razón, hubiese ignorado las miradas de mis compañeros y profesora. Y tal vez hubiera inventado que tenía jaqueca o estreñimiento para no participar.

Pero en vez de eso, mi deseo de victoria y competitividad fueron mucho más fuertes que todo. Además, ver la seguridad con la que Seokjin estaba en el escenario fue como un detonante para que mi orgullo no se quedara sin dar pelea.

A diferencia de Seokjin, me puse de pie con rapidez, pero también le mostré con mis gestos que, de igual modo, no me rendiría tan fácilmente.

Subí al escenario para estar frente a él, en espera de que citara un diálogo al que debía dar respuesta.

Entonces, Seokjin me dirigió una última sonrisa cómplice antes de iniciar.

— Si sus sentimientos son los mismos que en abril dígalo de una vez... Mis afectos y deseos no han cambiado, pero una palabra suya me silenciará para siempre. — Ese pequeño fragmento de Orgullo y Prejuicio lo conocía casi de memoria, así que empecé a estructurar mentalmente una respuesta. — Si sus sentimientos hubiesen cambiado, tendría que decirle que me ha hechizado en cuerpo y alma y la amo, la amo, la amo. No quiero estar sin usted otro día — finalizó.

Ahora era mi oportunidad de contraatacar, y no había manera más sutil que la improvisación.

— Me gustaría decir que poseo los mismos sentimientos que en abril, señor, pero me temo que estaría cometiendo un terrible crimen al mentirle de esa manera... Porque ahora no encuentro ninguna especie de sentimientos hacia su persona.

Fue entonces que Seokjin me miró con los ojos muy abiertos. Tal vez esperaba una respuesta un poco más... delicada.

Pero si duda alguna disfruté mucho su reacción, así que me atreví a continuar.

— Me atrevo a decir que las intenciones de la señorita Blingley no han pasado desapercibidas para usted. No he de culparlo por la repentina declaración que ha hecho; seguro que no es de su conocimiento que la señorita Caroline haya visitado Longbourn con el único propósito de confesarme su medieval aventura con usted. — Decidí alejarme un poco de él, darle la espalda y caminar hacia la dirección contraria mientras seguía hablando — Y aunque me ha causado un gran infortunio el haber escuchado tan vago vocabulario por parte de la señorita, tenga por seguro que, de tratarse de una broma, la tomaré con gran humor, e ignoraré que esto parece tratarse de una terrible ofensa hacia mi persona.

Para finalizar, me puse nuevamente frente a él, con una postura de seguridad y valentía. Como seguramente Elizabeth Bennet hubiese reaccionado en otro universo, si el señor Darcy fuese igual o peor que Seokjin.

— Por lo anterior, le pido amablemente que elija la palabra que desee escuchar de mi boca para recibir su silencio.

Seokjin y yo nos miramos fijamente. Estaba dispuesta a mantener mi postura, de no ser porque él inclinó ligeramente su rostro, y sus ojos se relajaron en un santiamén. No hay manera para explicar la sensación del momento, pero fue algo similar a la calidez.

Sus obscuras orbes reflejaron un brillo tan resplandeciente, que no exagero cuando digo que parecía una caricatura. Ese particular brillo me invitaba a permanecer mirándolo durante mucho tiempo, y ocasionó que cualquier otra sensación se alejara por completo.

¿Por qué? No tenía idea, pero tenía una mirada profunda y lo suficientemente adictiva, que pronto aprendí a odiar la necesidad humana de parpadear por no permitirme mirarla hasta durante unas milésimas de segundo.

Pero, Dios mío, cómo disfruté mirar sus ojos aquella vez.

Permanecimos así durante unos segundos, que más bien parecieron minutos, hasta que escuché aplausos y recordé que no estábamos solos. Entonces aparté la vista y di un paso atrás.

— Wow, todos disfrutamos conocer a una Elizabeth Bennet más empoderada, y a un señor Darcy fuera de sus cabales — dijo la señorita Kim cuando finalizaron los aplausos —. Muy bien, Lia y Seokjin. Ya pueden volver a sus respectivos asientos.

Ambos estábamos por obedecer, pero nos detuvimos al escuchar a Minji reclamar.

— Por favor, señorita Kim, esto no tuvo nada de sentido.

La profesora se cruzó de brazos, y elevó una ceja en señal de duda. — ¿A qué te refieres, Minji?

— Todo sabemos que Elizabeth Bennet siempre fue una mujer empoderada. Es evidente que Lia no cumplió con el objetivo de la actividad, ella solo reflejó la actitud de Elizabeth, pero con otras palabras.

Miré a Seokjin, y luego a la profesora; los tres no parecíamos estar de acuerdo con ella.

— Seokjin, por favor espera un momento. Lia, vuelve a tu lugar — ambos obedecimos —. Bueno, entonces ¿Cómo debería actuar Elizabeth Bennet? Por favor, muéstranos, Minji.

Ella se levantó de la misma forma vanidosa con la que siempre lo hacía. Entonces caminó y subió las escaleras para llegar al escenario y, posteriormente, colocarse frente a Seokjin.

La profesora ordenó a Seokjin repetir el diálogo, y él obedeció. —Si sus sentimientos son los mismo que en abril dígalo de una vez... Mis afectos y deseos no han cambiado, pero una palabra suya me silenciará para siem-.

— ¡Lo amo, señor Darcy! — Minji interrumpió —. ¡Lo amo como no tiene una idea. Estoy dispuesta a ignorar las amenazas de su tía para irme con usted y vivir felizmente casados en Chatsworth House!

Todos estábamos perplejos ante la actuación de Minji, y no porque fuera precisamente buena, si no por la extraña manera en la que estaba representado a un personaje como lo era Elizabeth Bennet. Pero lo que definitivamente catalogamos como lo peor, fue cuando Minji sujetó las manos de Seokjin y las besó con tal urgencia, que parecía desesperada por hacerlo.

Acción que, sin mentir, me provocó un nudo en el estómago. ¿Estaba celosa? Oh, a quién engaño, porsupuesto que sí.

Pero para mi fortuna y la desgracia de Minji, Seokjin reaccionó de inmediato.

— No recuerdo haber pedido su mano, por favor no haga eso nuevamente — dijo, alejando sus manos con rapidez y bajando del escenario.

Minji se quedó de pie ahí. En un principio sonrió más avergonzada que nada, pero luego observó con odio a todos los que intentaban controlar sus ganas de carcajear.

Carraspeó. — De acuerdo, Minji. Ya toma asiento, por favor —. La susodicha obedeció sin antes, como siempre, mirarme y culparme internamente por sus fracasos. Acción que simplemente había aprendido a ignorar.

En el momento en el que me dispuse a seguir prestando atención, mi celular recibió un nuevo mensaje.

El casanova

Lia, tengo que hablar contigo, tan pronto sea posible...

Levanté la vista solo para encontrar los ojos de Seokjin, que rápidamente se clavaron con los míos.

De pronto sentí una necesidad inmensa por verlo; como si de alguna manera me hubiese hechizado y yo hubiera cedido ante aquello.

Así que mis dedos teclearon:

"Hablemos fuera de la academia cuando termine la clase"

RULES BREAKER [KSJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora