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Pensaba que, con casi dieciocho años, conocía perfectamente quién y cómo era Min Lia. Estaba completamente segura de que me conocía a mí misma, y que entendía cómo mi corazón y mi cerebro trabajaban en conjunto para mi bien; siempre de manera racional y sin permitirle el uno al otro sobrepasar los límites de lo que podía convertirse en todo un caos.

Incluso después de mi ruptura con Hansuk, ambos órganos habían asimilado la relación como un completo fracaso del que debían olvidarse.

Pero fue aquella madrugada del lunes, justo después del beso que Seokjin me dió, que mi corazón se declaró en contra de cualquier uso de razón que mi cerebro ya tenía establecido.

"Tienes que entenderlo, él no está enamorado de ella"

"Sí lo está. Ese beso lo confirma"

Básicamente me había convertido en una espectadora de mis propios sentimientos; era testigo de cómo las ilusiones y el romanticismo influenciaban las decisiones de mi corazón.

Pero claro que mi conciencia no se quedaba atrás. En repetidas ocasiones dejó en claro que estaba a punto de comportarme como una preadolescente enamorada, y que debía ser inteligente y no dejarme llevar por un beso que, posiblemente, no había significado mucho.

Lastimosamente, mi corazón llevaba la delantera.

Desperté más temprano de lo normal,  cuando aún Hyori se alistaba para irse a su práctica de ballet.

— Buenos días, Hyori — saludé al abrir los ojos.

— Oh, ¡Buen día! Espero no haber hecho tanto ruido como para despertarte.

Negué. — Es que creo que, a partir de hoy, solo habrá buenos días.

Sí, estaba siendo demasiado optimista.

— ¡¿A qué sí?! — exclamó Hyori, entusiasmada. Asentí —. Tengo un buen presentimiento sobre nosotras. Algo que cambiará nuestras vidas como estudiantes de secundaria.

— ¿Crees?

— Hmm — balbuceó Hyori —. Pero debo seguir alistándome, porque nada de eso será posible si no continuamos con nuestras rutinas.

Mi amiga continuó con lo que estaba haciendo, y yo me dispuse a comenzar a alistarme también para las clases. Así que cuando ya estaba completamente vestida con el uniforme escolar; con el cabello peinado recogido y mi mochila lista, salí considerables minutos antes solo para encontrarme con Yoongi, a quién acompañaría durante sus pocos minutos para desayunar, antes de sus clases.

Cuando crucé la puerta del edificio de dormitorios, mi hermano estaba allí.

— Hola, abue- — me interrumpí, cuando Yoongi colocó la palma de su mano sobre mi frente —. ¡Ay, ¿Qué haces?

— No tienes temperatura.

— ¡Eso ya lo sé! Pero ¿Por qué hiciste eso? — pregunté.

— Creí que estabas enferma. Me sorprendió mucho que me llamaras a estas horas para almorzar.

Yo también estaba sorprendida.

— Quería almorzar con mi hermano mayor, ¿Qué no puedo?

— No, sí. Claro que puedes. Es solo que me pareció un poco, hm, extraño que hayas despertado tan temprano.

Tampoco era que no pudiera lograrlo. Es decir, porsupuesto que podía despertar temprano. Que así lo quisiera ya era avaricia.

— ¿Quién te entiende, ah? — reclamé —, tú mismo dijiste que debía empezar a cambiar mi hábito de dormir demasiado. Y ahora que lo estoy haciendo, ¿No estás conforme con ello?

RULES BREAKER [KSJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora