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El tiempo que pasaba dentro del aula de Teatro era casi como pasar días encerrada dentro de una pequeña caja en la que a veces no podía respirar. Algunas veces me sentía tan pequeña, pero siempre en un lugar aún más pequeño.

Y cómo no, si mientras yo daba todo de mí para no mirar a Seokjin en cada ensayo con tal de hacerle creer que decía la verdad la última vez que hablamos, su mirada permanecía sobre mí cuando no estaba en escena. Si me movía de un lado a otro, sus ojos caminaban junto conmigo; si daba una pincelada, sus ojos seguían el pincel. Si hablaba con Taehyung, sus ojos seguían el movimiento de nuestras bocas.

Comenzaba a sentirme sofocada por eso, y al parecer no era la única.

— Lia, ¿De veras Kim Seokjin y tú no son algo? — preguntó Taehyung sin dejar de mezclar colores en un godete.

Negué con la cabeza — ¿Por qué lo preguntas?

— Bueno... Es que, cada que estoy cerca de ti, él me mira como si quisiera cortarme el cuello —. Taehyung frotó su nuca.

— Lo siento mucho por eso — me sinceré.

— No, descuida, sé que no es tu culpa. Espero que no se ponga celoso porque trabajo en la escenografía de la obra con su novia, si es que lo eres.

Sonreí, más con melancolía tras escucharlo. — No, no soy su novia.

Taehyung me miró curioso, con sus labios formando una línea recta y sus lentes casi cayendo del puente de su nariz. Él esperaba una respuesta más clara, y se la daría. Porque al final, Taehyung se había quedado conmigo aquella vez que hable con Seokjin tras bambalinas. Sin preguntar nada, solo regalándome un pañuelo y respetando el silencio que en ese momento deseaba.

— Había algo — empecé —. No estábamos saliendo, pero había sentimientos de por medio.

— ¿Y qué ocurrió?

— Las reglas, Taehyung. Él y yo no podemos tener nada.

Hubo un pequeño silencio que nos tomamos para seguir pintando, hasta que Taehyung volvió a hablar. — ¿Sabes qué pienso? Seguir a los sentimientos es mucho más importante que seguir las reglas, y por supuesto que son mucho más poderosos que cualquier cosa que nos dice lo que podemos o no hacer. Además, seguro que quien haya inventado las reglas estaba consciente de que no podía controlar sus propios sentimientos, y por eso las inventó.

Sonreí — Seguramente.

— Lo que quiero decir — musitó —, es que si tú y ese chico Seokjin estaban construyendo algo con sus propios sentimientos, y se trataba de algo que a los dos los hacía sentirse bien, no debería impedir que esa regla arruine lo que ambos sienten el uno por el otro.

Taehyung podía ser muy reservado, pero era intelectual y casi un sabiondo.

— Wow, pareces saber mucho sobre sentimientos — dije.

— No tanto, pero el amor también es arte, Lia.

Y vaya que lo es, tan complejo y no solo un juego al que creemos que sabemos jugar. El amor va más allá de los ''te quiero'', de los abrazos y los besos. Significa soportarlo todo, ser valiente y no huir cuando las cosas se ponen difíciles.

Mi compañero y ahora nuevo amigo hizo que sus palabras se plasmaran en una parte de mi cabeza, y que se quedaran ahí por un buen tiempo.

Durante la hora de comer, mientras Hyori, Yoongi y Hoseok bromeaban sobre algo a lo que no presté atención, seguía intentado descifrar si mi teoría sobre qué era el amor era cierta, y cuando Hyori interrumpió mis pensamientos para preguntar en qué tanto estaba concentrada, encontré la oportunidad para comprobar mis especulaciones.

— Oigan, respóndanme esta pregunta... ¿Creen que el amor es arte?

— Pues claro — respondió Hoseok primero —, el amor y el arte son cosas completamente similares.

— ¿Por qué lo crees?

— Porque el amor y el arte están en todos lados. — Giré mi rostro para ver a Hyori y mi hermano, que asintieron al mismo tiempo a la declaración de nuestro amigo.

— El amor está en el baile... — dijo Hyori.

— En la música... — siguió Yoongi.

— Incluso hasta en tu caramelo favorito — y finalizó Hobi —. Hasta la más pequeña cosita tiene su toque de amor y arte.

Ellos también me hicieron reflexionar, tenían razón.

— ¿Por qué lo preguntas? — preguntó Hyori.

— Ohhhh, ¿Será que mini Min está enamorada de algún chico de su clase? — sugirió Hoseok, haciéndome ganar una mirada asesina de mi hermano.

— No es eso — mentí —. Estuve pensando... Si en algún momento en el futuro escribiré una obra, creo que debo empezar a entender lo que son los sentimientos, y cómo podré expresarlos en los personajes y demás cuestiones de la dramaturgia.

Con mi pequeña mentira logré que la mirada de mi hermano se suavizara.

— Estoy segura de que, con el paso del tiempo, podrás entender mejor los sentimientos y serás una increíble dramaturga — dijo Hyori con una de sus amables sonrisas.

— Además, no tienes que preocuparte por eso ahora. Siempre has sido buena para detallar las emociones dentro de una historia — fue el turno de mi hermano para elogiarme.

Les sonreí y agradecí a ambos, entonces el ambiente volvió a como estaba antes.

Después de las pequeñas definiciones sobre amor que recibí de mis amigos, más la que yo misma había planteado, llegué a la conclusión de que así como el teatro, el amor tampoco es algo fácil.

¿Pero qué en esta vida lo es? Si las cosas fueran así de sencillas, ¿Cuál sería el sentido de la existencia de lo que nos resulta interesante?

Amar a una persona es igual de complejo que saber expresar con similitud los mismos sentimientos que posee un personaje. Igual que aprender una coreografía hasta que ésta salga a la perfección, e igual que encontrar la pieza perfecta para la letra de una canción.

Y claro que tener sentimientos por alguien, como todo en esta vida, implica tener que superar las adversidades que nos limitan a alcanzar aquello que nos hace felices. Enfrentarnos a aquellas personas que nos limitan a alcanzar nuestra propia felicidad.

Entonces, si ya había admitido tener sentimientos por Kim Seokjin, amor específicamente, era obvio que habrían inconvenientes durante el camino. Y si el amor significaba tener que ser valiente por él, tenía que empezar a serlo. Debía desatarme de manos y pies y hacer más que sólo contener ese sentimiento.

Fue finalmente durante la noche, que pensé una última vez antes de tomar la decisión de no renunciar a lo que sentía por Kim Seokjin.

Pero no era tan simple, porque todavía tenía que pensar en cómo hacer que Hyori y Yoongi salieran ilesos después de mi decisión.

Incluso llegué a pensar en la posibilidad de tomar el teléfono de Minji y deshacerme de la fotografía a como diera lugar. Pero pronto consideré que hacer algo como eso me convertiría en alguien igual a ella, así que rápido descarté la idea.

Tenía que ser más inteligente que Minji, no hacerla sospechar de mi plan. Así que decidí esperar hasta el día de la obra, para que cuando tuviéramos nuestra próxima conversación, ella estuviera convencida de haber logrado su cometido.

Y después de eso, podría buscar la manera de volver a estar cerca de Seokjin sin que ella lo supiera, aunque tuviésemos que vernos en cualquier otro lugar que no fuera la academia.

No confiaba para nada en la palabra de Minji, pero si la convencía de que era mejor que yo, quizá se olvidaría de la foto y la eliminaría. Y si no, ya tendría tiempo para hacerle la misma jugada hasta que cediera.

Algunas veces no estaba segura de mis propias decisiones, pero aquella que ya había tomado era sin duda por la que me esforzaría más que nada.

Porque así como Kim Seokjin se arriesgó por mí alguna vez, yo también podía arriesgarme por él.

RULES BREAKER [KSJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora