Capítulo 12

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Había llegado la mañana Arturo despertó sintiendo un terrible dolor en su cuerpo como si lo hubiesen aplastado dos carros, tiro sus pies al piso y sostuvo sus dos manos del borde del colchón, bajo su cabeza miró su teléfono y eran las seis de la mañana

—puedo oler lo cerca que esta mi loba—

Arturo miró rápidamente para los lados buscando quien le había hablado

—debo estar loco o el cansancio aun no se me quita—

Estiró el cuello y los brazos mientras bostezaba

—¿entonces no recuerdas que me tienes dentro de ti Arturo? ¿Eres estupido o que? Para ser tan especial eres muy estupido—

Arturo corrió al baño y se miró en el espejo al parecer no recordaba nada de lo que había pasado la noche anterior, se quedó viéndose, bajo su cabeza al lava manos y se echó agua en la cara cuando volvió a subir su cabeza para mirarse al espejo otra vez no vio su cara habitual si no la de la bestia horrible que había salido de él la noche anterior. Arturo se dio un gran susto tanto que cayó al piso golpeándose la cabeza con la pared

—¿en serio diosa? ¿No podías mandarme uno menos estupido? ¿Quien carajo se asusta de su propio lobo?—
Hablaba la bestia que habitaba en Arturo, él se paró y volvió a mirarse al espejo y su cara estaba normal

—okey debo calmarme—

volvió a la habitación con rapidez y tomó su celular y miró la fecha en la que estábamos

—carajo, ayer fue mi cumpleaños pero okey, emmm hola no sé bien cómo funciona esto entre tú y yo pero supongo que me ayudarás—

Nadie habló Arturo se sentía estupido y se quedó esperando y nada

—emm hola—

Volvió hablar Arturo esperando que su bestia hablará pero está lo ignoraba, le indignaba que lo hayan despertando para entregarlo a un estupido cachorro sin conocimientos al parecer.

—oye bestia inútil, estas en mi cuerpo y harás lo que diga así que muéstrate—

De la nada Arturo fue lanzado a la pared pegándose fuertemente

—el único inútil aquí eres tú, tanto que aún no puedes tan si quiera controlarme—

—ahhhhh! Estás loco ¿quieres matarme o que?—

Dijo Arturo mientras se levantaba del piso y acariciaba su cabeza por el golpe recibido

—mi loba está aquí, quiero estar con ella—

El cuerpo de Arturo se movía solo queriendo ir a la habitación donde se encontraba laila

—no—

Dijo Arturo tratando de movilizar su cuerpo

—nuestra mate esta cerca, está aquí en la casa puedo olerla, quiero ir con ella ahora—

Su lado salvaje era incontrolable se le hacía tan difícil poder controlarla debido a la fuerza que tenía pero Arturo no era de esos que permitían que hicieran lo que quisieran con él

—ya te dije que no, ni si quiera quiero imaginar qué pasó anoche porque algo me dice que no te portaste bien, sin importar que seas parte de mi, aquí mando yo y te controlas, primero tomaré una ducha, no iré a ver a laila con estas fachas y te vas a comportar entendido... Gabriel—

Su bestia gruñó en su interior y Arturo sonrió, el siempre controla todo. Camino con rapidez al baño quito su pantalón y se metió a darse una ducha rápida con agua fría, se lavó los dientes y procedió a cambiarse, dejó su cabello despeinado

—tengo que cortar esto pero no tengo tiempo—

Dijo él mirándose el cabello y rociando sobre él una fragancia suave, entró a su closet otra vez a buscar sus zapatos iba a salir a correr pero no se había percatado de una bolsa que antes no estaba ahí, la miró y fue directo a ella cuando la abrió vio sus ropas de la fiesta y zapatos totalmente destruidas abrió sus ojos grandemente sabía que algo había pasado y le rogaba a la luna que no haya perjudicado a laila porque si no está se alejaría más de él de lo que ya estaba.

—Gabriel, ¿qué pasó anoche?—

Hablo Arturo a su lobo el cual no le respondió, Arturo tendría que controlar y enseñarle modales, sin más salió de la habitación, al salir se dio cuenta que laila estaba en una habitación que se encontraba muy cerca de la de él y ese olor peculiar a su compañera inundó sus fosas nasales
—MÍA—
gruñó su lado salvaje mientras se removía dentro de Arturo con deseos de liberarse e ir y morderla hasta que sucumba bajo su cuerpo y dejar claro que es de él.

—ni te lo creas Gabriel, mejor vamos a correr—

Su lobo le gruñía cada vez que este lo cuestionaba quería hacer lo que quisiera pero Arturo no se iba a doblegar, ya sabía la historia de su padre pero con él sería distinto no se permitiría dañar a su manada ni a ningún lobo de su manada a causa de su salvaje instinto asesino, él no.

Arturo miró hacia la puerta de la habitación de laila la cual fue abierta de repente y ambos ojos verdes se encontraron y se quedaron mirándose fijamente, Arturo gruñó y tuvo que sostenerse de sus pies para que la presión que hacía su lado salvaje no fuera hasta Leila

—estupido, muérdela, hazla parte de mi ahora—

Le gritaba su lado salvaje desesperado por tomar a laila la cual dio un paso atrás al ver cómo las venas de arturo se crecían por la fuerza que estaba ejerciendo para quedarse en su lugar

—buenos días laila, espero que estés bien iré a correr dile a mis padres si—

Laila movió su cabeza iba a cerrar la puerta pero Arturo fue más rápido sostuvo la puerta con una de sus manos y respiro profundo, laila veía que estaba luchando con algo que era más fuerte que él intentó cerrar más la puerta pero este terminó por entrar cerrando la puerta detrás de él y sus ojos cambiaron a negros y sonrió

HOLA LAILA—

Y en ese momento laila abrió sus ojos hasta más no poder iba a gritar pero la mano de Arturo fue más rápida y tapó su boca

sshhhhhh, eres mía y ni tú ni nadie lo impedirá—

Y sin más empezó a llorar al ver cómo Arturo la llevaba hacia la cama y esta cayó en el suave colchón con su boca tapada por una mano de Arturo y el cuerpo de él encima del de ella haciéndole presión mientras aquellos ojos negros poseídos por una bestia la miraban sonriente como si de su comida se tratara.








Holaaaaa, más tarde hago otro capítulo 🏌🏿‍♀️

Una Diosa para un beta (contenido para adultos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora