Capitulo 81

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—Vamos ¿es todo lo que tienes?—
—no puedo más—
—¿y crees que con ese mínimo fuerzo lograrás marcharte de aquí en un año?—
—basta Karen, Akira ven aquí cariño—
Caminó hasta su abuela cansada bajo los rayos del sol que le quemaban la piel, sus cachetes estaban rojos había estado bajo el sol mucho tiempo.
Akira no era la típica niña con fuerza sobre natural al contrario su fuerza estaba en sus emociones.
—no puedo, es tan difícil para mi ni si quiera tengo fuerzas para sostener una espada—
Su abuela acarició sutilmente el rostro de ella y le dio una sonrisa reconfortante
—todo comienzo es difícil mi pequeña pero no imposible, eres más de lo que tú mente puede creer y tengo tanta fe en que lograrás ser mejor que todas aquí, la fuerza poco a poco incrementará pero tienes que entrar en mente las palabras yo puedo—

Akira cerraba sus ojos y respiraba pesado mientras su abuela acariciaba su rostro y le hablaba
—tengo miedo de no poder—
Replicó ella, con cansancio visible en sus palabras y su mirada baja algo avergonzada
—recuerda que si no logras controlar tus dones no podrás irte con naim mi niña—
El corazón de Akira latió con fuerza había olvidado ese detalle tan importante y era algo que ella no podía permitirse jamás
—NO—
Dijo el voz alta mirando a su abuela con sus grandes ojos grises de manera acusatoria y levantándose del césped
—no puedo quedarme aquí mi naim me necesita—
Se levantó tambaleando y volvió al campo de entrenamiento.
—¿crees que lo logre?—
Pregunto una ninfa acercándose a mercedes y tomando asiento mientras observaba cómo Akira trataba de sostener una espada de huesos
—lo hará, es la hija de la diosa luna es imposible que no lo logre—
—pero esta muy atada a naim—
—lo sé, su amor es más fuerte de lo que pude imaginar ni si quiera yo lo puedo descifrar—
—no es bueno para ella—
Mercedes mordió su labio inferior antes de responder
—en cierto modo no lo es, pese a que Akira está tan fuertemente conectada a él que sus dones se han fusionado al conjunto con él—
—¿que significa eso Ninfa mercedes?—
Mercedes dudo seguir hablando de su hipótesis pero resopló y lo hizo
—digamos que sus dones se activan por medio de él, lo que significa qué hay que enseñarla desde cero como activar sus poderes sin depender de un sentimiento—
La Ninfa asintió observando como Akira caía al piso ya que le habían propinado un golpe con una espada de madera provocándole una caída y un raspón de recuerdo.

Por otra parte...
este es nuestro tercer nudo laila y es el más...AHHHssshhhaaahhh doloroso—
Laila brincan sin parar sobre Arturo, tenía su pecho con arañazos y moretones y unas que otras mordidas, Arturo gemía, cada embestida alivianaba la carga pesada del celo, laila cada vez se sentía mejor, faltaba poco para que el fuego que la quemaba se saciara, su cabello estaba totalmente hecho un desastre tenía las manos de Arturo marcadas en todo su cuerpo donde ejercía más presión cada vez que tocaba con fuerza alguna parte de ella, ni si quiera él sabía cómo había podido resistir tres días sin parar en su condición y aún así poder complacerla de todas formas.

El último grito salió desde lo más profundo de la garganta de ambos cuando sintieron cómo quedaron atados por el último nudo, para laila era como si un cuchillo la estuviese cortando por dentro, temblaba y las lágrimas salían de sus ojos por dolor, aún no había recuperado su consciencia.

Arturo trató de que ambos quedaran en una posición cómoda pero esta vez fue en vano, no había manera de poder acomodarse a tal punto, ella se sostenía del pecho de él tratando de salirse un poco pero era imposible quedaba en una posición incómoda para sus piernas ya que se cansaría, mientras que Arturo solo sentía como eyaculaba varias veces dentro de ella hasta lo más profundo, cada vez que sentía como su esperma salía abría su boca y sentía como su cuerpo temblaba ligeramente, apretaba la cintura de laila con fuerza queriendo fundirse con su cuerpo, los escalofríos llegaban a él provocándole sensaciones incómodas y el solo hecho de tener varios orgasmos uno detrás del otro dentro de ella lo hacía sentirse tan mal, uno llegaba y otro se iba sin darle tiempo a respirar bien.

Cuarenta minutos más tarde laila estaba apunto de colapsar sus ojos se cerraban solos y Arturo pudo sentir como su nudo aflojó pudiendo así salirse de ella sintiendo como ella cayó sin fuerza sobre su pecho, besó su frente empapada y sin darse cuenta también se durmió, su cuerpo no resistía más ambos estaban cansados, adoloridos y con una sensación de dolor.

Tres días llevaban encerrados Arturo y laila en celo, 8 horas después del tercer nudo Arturo despertó pero laila seguía durmiendo su pecho subía y bajaba tranquilamente, Arturo la acomodó más; la observo, sonrió y con calma se levantó de la cama la cual estaba hecha un desastre entre flujos y sangre, sosteniéndose de las paredes llegó hasta el baño donde tomó una ducha con agua helada
—ssssaahhhhh—
Su pene sintió ardor cuando el jabón líquido de baño cayó sobre el, lo tocó sutilmente para limpiarlo, salió del baño y colocó una toalla de color marrón en su cabello para que se secara y una blanca en su cintura procediendo a lavar sus dientes con calma.

Entre a la habitación laila estaba rendida aún así que despacio entre al closet saqué una que otra prenda de vestir poco a poco voy sintiendo mi cuerpo mucho mejor miro el reloj en la pared son las nueve de la mañana quito el seguro de mi habitación después de haber pedido un banquete para mi, el hambre me estaba matando
—buenos días, es un gusto verle señor Arturo—
—shhh, has silencio me tomó tres días hacerla dormir—
—lo siento—
Dijo en voz baja la chica caminando de puntitas y colocando el desayuno en el escritorio
—dile a mis padres que ya desperté, y que me siento mucho mejor que no se preocupen por nada—
Arturo no sabía que Deimon había partido en busca de Kevin a otras manadas
—señor Arturo su padre lleva dos días fuera de la manada según lo que escuche anda en busca de Kevin con un grupo de treinta lobos de manada en manada—
Arturo frunció el ceño y la incomodidad entró en él este era el momento que necesitaba para poder dirigir la manada mientras su padre no estaba
—supongo que dejaron a mi madre a cargo—
—si, ella y el señor naim están a cargo de todo—
Me sentí extraño o mejor dicho algo inútil no era como que en mi condición pueda dirigir la manada pero sentía que era mi deber, me faltaban sólo algunos entrenamientos más para completar una de mis tareas como fututo sucesor del alfa Deimon
—gracias por la información, puedes retirarte—
Dije y sin más ella hizo una reverencia y cerró la puerta, al marcharse comí en silencio mientras escribía un mensaje de texto a mis amigos, terminé mi desayuno y tomé un libro el cual me había entregado mi padre para que estudiara las reglas y normas de ser alfa, estaba concentrado que no me había percatado de que laila estaba sentada en la cama la miré y sonreí
—amor—
Dije sonriente y me levante emocionado para ir hasta ella
—¿como te sientes?—
Cayó sobre mi y soltó un gemido algo adolorido
—no siento mi cuerpo, me duele todo solo recuerdo que empecé a sentir mucho calor y que no podía contenerme y luego vine aquí y ya no sé qué más me pasó—
Le di un beso en la frente reconfortante y le acaricié el hombro derecho
—solo entraste en celo mi reina, no tienes porque preocuparte—
Ella se despegó de mi tenía sus labios entre abiertos pero habló con pesadez
—necesito un baño ahora, no soporto mi cuerpo y huelo mal—
Sonreí y trate de levantarnos a ambos solté un gemido pero lo logré
—aún estás débil—
Me dijo apenada esa sola palabra me hirió el ego y fui un poco cortante
—no soy débil laila—
—lo siento, no quiero decir que seas débil de debilidad o fuerza sino que aún estás sanando por tu...—
Freno de golpe y se quedó en blanco había recordado su padre podría estar seguro, pero sólo intento levantarse sola en sus pies y tambaleó para caerse
—amor déjame ayudarte—
No reprochó y dejó que la ayudara había olvidado mis dolores y con calma la llevé a la bañera, me senté en un taburete pequeño que había y la ayude a lavarse el cabello suavemente y a lavar su cuerpo, tenía muchos moretones y mordidas hechas por mi en todas partes, no habíamos hablado solo estábamos en silencio disfrutando de eso tranquilamente pero escuché su nariz sorber
—hey lo siento si te he ofendido—
Le dije rápidamente bajo su cabeza y negó con ella
—necesito saber de mis padres—
Dijo tristemente pude escuchar pasos en mi habitación supuse que estaban quitando todo aquel desorden y efectivamente fue así al salir pude encontrar las sábanas limpias y una bata para laila algunos analgésicos para los dolores de ambos y una nota de mamá que decía
Laila espero que estés muy bien, cuando te sientas mejor por favor ven a la habitación de tú madre te necesita.
No deje que laila leyera la nota deje que se cambiara y desayunara tranquilamente empecé a sentirme más preocupado por ella porque en cualquier momento podría estar escuchando dos corazones el de ella como de costumbre y el de nuestro hijo.

Una Diosa para un beta (contenido para adultos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora