Capítulo 97

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—¿papá te has vuelto loco?—
Estaba en el despecho indignado mientras mi padre me ignoraba o eso era lo que creía
—Arturo, se que te estás llevando muy bien con naim y es algo que aprecio mucho, también entiendo que el esta pasando un proceso difícil pero no le da derecho a querer cuestionarme por todo, siempre he guiado a RAKSHA por buen camino y...—
—papá, eras igual cuando geisha—
Sus ojos me escanearon bastante molesto no esperaba aquella respuesta de parte mía interrumpiéndolo mientras hablaba.
—tú no tienes ningún derecho de hablar del pasado no sabes nada, no estuviste ahí Arturo, lo qué pasó con geisha tampoco fue mi culpa vivía bajo un engaño—
—¿y lo que está por pasar, de quien será?—
Rio a carcajadas como si le hubiese hecho algún chiste
—¿que crees tú que va a pasar? Cada movimiento de cada lobo llega a mi información, Arturo no seas ingenuo que las supersticiones de naim no te hagan perder la cordura— Bufé molesto
—¿y si naim tiene razón y eliot trama algo?—
Mi padre se levantó de la silla y se colocó detrás mio y me sentó de golpe en la silla que estaba detrás de mi, mientras apretaba mis hombros, sentí su aliento caliente cerca de mi oreja
—si Eliot intenta contra mi manada su piel no será suficiente para todo lo que haré con ella—
Y al final soltó un leve gruñido me dio una palmada y volvió hablar
—pero como no pasará, todo esta bien ahora por favor hijo dile a tu madre que venga aquí—
Me quede observando la tranquilidad y la seguridad con la que hablaba mi padre me levante mientras negaba con la cabeza, al tomar la manija en mi mano el volvió hablar
—recuerda Arturo, no existe alguno que halla hecho mal a RAKSHA y halla quedado impune o en buenos términos—
Asentí y seguí mi camino directo a mi habitación cuando llegué recordé que tenía que darle un recado a mamá fui hasta su habitación cuando abrí la puerta estaba sentada con mi abuela en el balcón
—madre—
Ella me miró y se levantó, a ambas le di un beso en los cachetes
—¿que haces aquí pensé que había salido con naim al bosque?—
Mi rostro se mostraba serio al parecer ellas no se habían dado cuenta de la pelea entre naim y mi padre
—mamá, deimon quiere verte—
Ella frunció el ceño era la primera vez que llamaba a mi padre por su nombre
—¿hijo a pasado algo entre tú y tú padre?—
—papá ha tenido una pelea con naim—
Mi mamá se puso roja y mi abuela le acarició la espalda
—¿solo dime que no fue por lo de esta mañana?—
—no mamá se han peleado por eliot—
Su cara suavizó un poco y mi abuela preguntó algo inquieta
—¿eliot? ¿Es el mismo que Akira me había dicho que le ponía los pelos de puntas a naim? ¿Lo han puesto bajo investigación?—
—si abue, exactamente es lo que sugiere naim y dice que no es de confiar y ya se han agarrado a los puños unas cuantas veces, pero papá ya lo ha puesto bajo investigación y no da indicios de que sea una mala persona y ya sabes que él no es de los que creen sin pruebas por esa razón, él cree que es por celos la actitud de naim hacia Eliot—

Mamá no espero mucho y salió de la habitación junto a mi abuela.
Respiré profundo y fui a mi habitación, la cama estaba desarreglada lo que me dio a entender que no no tenía mucho tiempo despierta, escuché la regadera abierta toque la puerta con dos dedos
—¿laila estás bien?— No respondió
—¿laila?—
Iba a romper la puerta, mi corazón se aceleró imaginado que algo malo le había pasado debido a que le dejé mucho tiempo sola
—¿laila?—
La volví a llamar pero no contestó con fuerza di varias patadas hasta derribar la puerta del baño entre rápidamente pero no había nada en el, cerré la regadera y mi corazón se aceleró más, iba a salir del baño y una de las muchachas del servio se quedó observando cómo la puerta tenía la manija rota
—señor Arturo he traído el caldo de la señor...—
Sin dejarla terminar de hablar tan si quiera salí de la habitación me eche el cabello hacia atrás y corriendo salí de mi habitación bajando las escaleras con gran velocidad iba camino a la cocina a preguntar si la habían visto
—¿han visto a laila?—
Se miraron unas a las otras sin entender bufé
—olvídenlo—
Salí de la casa y habían muchas personas caminado de un lado a otro como si la manada pareciera un mercado, había todo un caos por lo nuevos lobos y por los muebles que estaban instalando en las casas
—disculpen—
Me hicieron reverencia los lobos a los que fui a preguntar si habían visto a laila por eso alrededores pero un Niño me abrazó por las piernas de repente
—tienes una novia muy bonita—
Mire hacia atrás y me coloqué a la altura del pequeño
—¿si? ¿La has visto?—
Hable en voz baja para evitar que se asuste y desordene su hermosa cabellera negra
—si, ella está en el jardín junto a las flores, la vi solita y le hice compañía y dijo que tenía un lobo en su barriga y que es hijo de usted—
Sonreí este niño era bastante inteligente me hacía tanta gracia
—¿como te llamas?—
—me llamo Rasha—
—tienes un nombre muy curioso ¿quieres acompañarme hasta donde esta mi prometida?—
Me sonrió ampliamente mostrándome sus dientecitos aún de leche
—mis papás me pusieron ese nombre en honor a esta manada por eso me llamo Rasha—
—tus papás son muy inteligentes—
—si lo son—
Llegamos al jardín, laila estaba sentada sobre una manta, en la compañía de un libro y tres botellas de agua al verme sonrió
—mire señorita, le he traído su prometido como le dije—
—hola Rasha, ¿fuiste hasta la casa en busca de él?—
Nos detuvimos un momento mientras ella lo miraba aterrada
—no señorita lo encontré cerca, así que no tuve que ir a la mansión—
Los dos rieron y yo me quedaba escuchando aquella linda conversación Rasha fue hasta laila y este sentó entre sus piernas fruncí el ceño tomando asiento al frente de ellos
—laila no crees que no deberías forzarte tanto—
Ella me ignoró mientras jugaba con las manitas de él Niño y las hacía aplaudir su cabello estaba a un lado y el viento lo mecía de un lado a otro, su sonrisa me hacía observarla, me quede viendo lo tierna que era con los niños sabiendo que seria una buena madre para mis hijos
—Rasha— Escuche que llamaron al Niño
—oh por la diosa bendita estás aquí—
—si llevamos tiempos jugando espero que no sea una molestia—
La señora hizo reverencia y podía notar lo nerviosa y temerosa que estaba por nuestras presencias
—¿por qué molestas a la señorita y quien te dio permiso para escapar de casa? Estás castigado—
—oh no no, el no me ha molestado en lo absoluto al contrario me hizo compañía mientras estaba sola tiene usted un hijo muy agradable—
Yo no dije ninguna palabra quería ver cómo era laila, una mujer paciente y calmada, al principio creí que no sería buena para el cargo de Luna debido a su temperamento, pero su manera de ser con las personas me ha dejado impresionado
—adiós señorita luna espero que tenga un bebé muy saludable como yo, adios señor Arturo no vuelva a dejar sola a la señorita luego se siente triste—
Agitó su mano mientras su abuela caminaba con algo de velocidad alejándolo de nosotros sus palabras finales me dejaron algo incómodo y no sabía cómo empezar a hablar
—laila no has comido nada ¿entiendes que estás en estado de embarazo y que debes cuidarte un poco más?—
—¿y tú entiendes que no debes irte y dejarme sola tanto tiempo más ahora que necesito tanto de ti?—
—ya lo sé pero pasaron cosas...—
—¿más importantes que tú y hijo y yo?—
—¿que? No jamás estás loca nada es más importante que tú y mi hijo laila—
Me acerqué a ella y tomé sus manos entre las mías y las bese
—eres la razón de mi vida desde antes de nacer ¿me perdonas?—
Su mirada dura me escaneo completamente, su mano acarició mi rostro y echó mi cabello hacia atrás
—a mi y al bebé no nos gusta que seas tan despreocupado, sentimos que no nos amas lo suficiente— reí
—¿esto es un chantaje cierto?—
Puso cara de ofendida con una sonrisa y con cuidado me subí sobre ella y le robe unos cuantos besos
—me preocupe mucho cuando no te encontré en la habitación—
Sus manos acariciaban mi espalda y pude escuchar el gruñido de su estómago anunciando hambre
—¿debes comer no crees?—
Asintió y la ayude a levantarse con cuidado.

Unas horas más tarde nos hallábamos abrazados en al balcón mientras el aire chocaba con nuestras pieles
—¿que te mantiene tan inquieto mi amor?—
la abracé un poco más fuerte dejando reposar mi mandíbula en su hombro derecho
—no lo sé, a veces tengo miedo de que RAKSHA tenga alguna caída que nunca más pueda volver a levantarse—
—¿si sabes que eso sería imposible?—
—¿por qué?—
—porque se que nunca nunca permitirás que algo así suceda, porque serás el mejor alfa que ha de tener RAKSHA y yo estaré ahí para ayudarte en tus momentos más difíciles—
Amaba tanto a laila y sus palabras me llenaron tanto de orgullo que no sabía cómo reaccionar y solo pude colocarla frente a mi y besar sus labios.

Una Diosa para un beta (contenido para adultos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora