Capitulo 77

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—por favor deja de llorar, llevas así desde que llegaste aquí—
Akira no había parado de llorar en el templo de las Ninfas, su corazón estaba roto necesitaba a su lobo cerca de ella, podía sentir la tristeza del alma de naim a pesar de la gran distancia.
—necesito verlo por favor, siento que me quemo—
Su abuela la miraba y la escuchaba con tristeza y las demás ninfas
—hijita, no puedes ver a naim, aún así de nada servirá que te hallamos traído hasta acá, tus emociones despiertan más si estás cerca de él ya que el te hace vulnerable su cercanía—
La puerta fue tocada y una persona que Akira aún no había visto apareció ante sus ojos
—¿por qué llora mi pequeña?—
Akira levantó su cabeza y vio a Damián su abuelo llenándose de emoción al verlo corrió a él lanzándose a sus brazos y abrazándolo con fuerza
—ya ya mi pequeña, no debes estar triste eso entristece al abuelo—
Decía mientras acariciaba la espalda de ella y daba palmaditas.

Luego de unas horas Akira fue forzada a comer y ducharse y se quedó dormida, las demás Ninfas se reunieron para hablar sobre ella
—creo que ya debemos empezar su entrenamiento—
—está muy débil, no para de llorar sus fuerzas no son suficientes—
—si nos dedicamos a esperar a que se calme nunca lo hará, lamentablemente está unida a un lobo y es una unión muy fuerte—
Todas estaban discutiendo mientras que Mercedes mantenía sus ojos cerrados, parecía como si estuviese meditando, abrió sus ojos de golpe su esposo Damián estaba al lado de ella tomó su mano al ver el respingo que soltó, mercedes volteo a verlo y dijo unas palabras dejando callados a todos
—Kevin ha tenido un accidente y su cuerpo no aparece, la manada está destrozada, naim está desesperado y Deimon se encuentra en un estado de shock.
Akira se había despertado, observó en silencio toda la habitación, decoraciones de huesos, piedras preciosas, oro y pieles de reptiles al igual que de algunos animales, la luz eran antorchas que iluminaban muy bien, la cama era cómoda estaba echa de hojas y plumas, mientras observaba escucho las voces de las ninfas discutiendo algún tema, para Akira ni era importante hasta que escucho la frase manada, sintió una punzada en su estómago y se levantó, mientras iba caminando hacia las ninfas escuchó lo que su abuela había dicho, sus ojos se agrandaron y empezó a temblar sutilmente, trataba de respirar pero sentía como el aire le faltaba poco a poco, los poderes de Akira en el templo se controlaban por si solos ya que cada una de ellas tenía un poder especial pero Akira tenía varios de los dones que poseían ellas
—Kevin—
Hablo desde su garganta llamando la atención de los demás mientras las lagrimas empezaban a brotar de sus ojos
—¿Akira qué haces ahí?—
Preguntaron, al parecer no se habían dado cuenta que ella había escuchado
—¿que le pasó a Kevin?—
Dijo con sus dientes apretados llena de impotencia
—chiquita, escuchaste lo que dije ven aquí por favor-
Su abuela trataba de hablarle lo más calmada posible pero Akira de lleno de ira
—no quiero ir allá quiero saber que le pasó a Kevin—
Gritó tan fuerte que un relámpago cayó sobre un árbol destrozandolo a la mitad, aquello molestó a las demás ninfas y se pusieron alerta, el poder de Akira incrementaba mucho y todo su poder venía a causa de sus emociones descontroladas.
—esa no es la actitud que debes tener, no dañes nuestros árboles ni nuestra naturaleza Akira—
Una de las lideres y protectora de la naturaleza se enojo al ver cómo destruyó un árbol
—Karen—
Le gruñó Mercedes entendiendo que Akira necesitaba ser controlada despacio y poco a poco iban a moderar su actitud pero eso iba a requerir tiempo, la ninfa guardó silencio cuando mercedes la llamo por su nombre y se levantó enojada pasando por el lado de Akira y rozando su hombro
—Akira ven aquí—
Ella dio pasos inseguros pero después camino hasta su abuela y su abuelo quienes aún no procesaban bien aquella información de la desaparición de Kevin.

Akira lloraba mientras le decían lo que había pasado con Kevin sabía que eso sería un detonante para la tristeza de su padre y naim, no quería a imaginar el dolor que habían de tener ellos y la tristeza en la manada sin olvidar a su esposa e hija.
Akira fue otra vez llevada a su habitación y esta vez mercedes le dijo algo que no le iba a gustar
—Akira, necesito que entiendas algo, tienes que concentrarte en aprender a controlar tus poderes si quieres irte de aquí de lo contrario no podremos dejarte ir, tienes que aprender a controlar tus energías, tus sentimientos son tu mayor debilidad—
Su abuela acarició el rostro de ella le dio un beso en la frente
—¿cómo aprenderé a controlar algo que nunca he controlado?—
Su abuela se levantó y le sonrió mientras abría la puerta para irse
—para eso estás aquí mi niña—
Y se marchó dejando a Akira sola con sus pensamientos y penas. Mercedes camino sintiendo una pena inexplicable llegó hasta Damián
—esto será más difícil de lo que pensé—
—Akira es muy dulce y lo más mínimo la descontrola-
Damián la abrazo y le dio un beso en los labios
—podremos ayudarla, para eso estamos—

Alguien en algún lado:
—¿algo importante que decirme?—
—el paquete ya está en el templo—
—jajajaja, magnífico creo que ya es hora de ir adentrándome más a la familia—
—¿y qué tal si lo celebramos?—
—no es momento, solo se están ajustando las piezas aún falta mucho rompe cabeza por armar pero luego que todo esté a mi favor celebraremos—
Pasos lentos caricias en los hombros y un apretón
—¿no tienes nada más que decirme?—
—¿algo como que?—
—no lo sé, mmm Kevin por ejemplo..—
—¿Kevin?—
—¿en serio no sabes que ha tenido un accidente y que ha desparecido su cuerpo y ni si quiera hay rastros de él?—
—no tenía la más mínima idea pero creo que eso solo es un punto extra a mi favor, podría decir que soy el hijo favorito de la diosa luna o de geisha—
—no me quieras ver la cara de tonta, sabes bien que nadie puede mentirme pero lo dejare pasar me marcharé antes de que me echen de menos.
Un guiño en el ojo y un portal para desaparecer con rapidez dejando a aquel lobo con una sonrisa maliciosa mientras frotaba dos de sus dedos.

Naim:
Me encontraba en mi cuarto sentado, leyendo unos informes pero no podía concentrarme, podía ver el reloj 2:30am echaba hacia atrás mi cabello frustrado, me hallaba sin camiseta y con unos pantalones en chándal negros aunque la parte de arriba del bóxer sobresalía de mi pantalón
—voy a tomar alcohol—
Caminé fuera de mi habitación directo a la cocina en busca de una botella de vino o algún whisky, caminé por el pasillo con mis pies descalzos y baje las escaleras al entrar a la cocina no había nadie así que me sentí aliviado.
Busco una botella de vino tinto lo destapo y lo tomo directo de la botella unas gotas caen sobre mi pecho deslizándose por mi abdomen cuando baje la botella veo frente a mi en poca ropa o mejor dicho algo sensual a Saraí, se acerca a mi con una servilleta blanca, limpia la comisura de mis labios y cuando va a limpiar mi pecho sostengo su mano
—¿que mierda te pasa?—
Sonrió con una carcajada se aleja un poco y se da una vuelta
—¿cuánto tiempo crees que puedes resistirte a mi?—
La observo con asco sin entender una sola palabra de lo que dice, me da una sonrisa ni si quiera quite mi mirada de sus ojos, no me interesaba saber cómo tenía el cuerpo exactamente me acerqué a ella y cuando estuve lo suficientemente cerca le hablé a su oído
—tu belleza están insignificante cuando la quieres usar para hacer mal a personas felices, ahora ve y vístete con tus vestidos del siglo pasado y deja de coquetearme, aún así, si Akira nunca más quisiera estar conmigo no serías ni serás la mujer con la que yo estaría, no existe otra—
Camino empujando el costado de ella dejándola furiosa y sin habla mientras tomaba vino
—eso estará por verse naim—
Dijo en sus adentros.

Una Diosa para un beta (contenido para adultos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora