Capítulo 39

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—laila—
—ahora no madre—
Arturo volteo su cabeza al escuchar como laila lo llamó, la chica del servicio casi cae cuando ella por su ira y sus celos la empujó sin darse cuenta
—¿que sucede?—
Dijo Arturo haciéndose el desentendido pero sabía muy bien que lo que había hecho fue para molestarla
—lo haces para molestarme ¿cierto?—
Dijo esta enojada muy enojada y celosa su lado salvaje había despertado pero después de aquel suceso más nunca se había presentado ante ella y no era como que ella recordara lo que había pasado
—¿de que hablas laila? ¿que hice?—
Todos miraban la escena de de ambos, una pareja muy explosiva sin lugar a dudas, laila se había acercado lo suficiente a Arturo mientras lo miraba fijamente
—¿laila estás bien?—
Le pregunto él con una pequeña sonrisa provocando que ella se enoje más, sabía que ya la tenía en sus manos y ella tenía que pagarle algunas de las humillaciones que le había hecho
—eres un estupido, Arturo—
El sonrió sin poder evitarlo al verla tan alterada
—¿pero por qué estás tan molesta? solo ayude a la chica a recoger lo que por mi torpeza provoque que caiga al piso—
El sabía actuando como si no entendiera lo que pasaba
—ese es el problema, haces las cosas para...—
—¿para que?—
Le preguntaba él con insistencia quería que lo dijera en público, que admita que lo ama como tantas veces lo rechazó.
—para provocarme y darme celos ¿cierto?—
Arturo sonrió aún más y dobló su cabeza mientras la miraba, le estaban dando todo un espectáculo a la mansión
—no puedo darte celos laila recuerda que tú no me quieres, además ella solo es la chica del servicio ahora pasa buenas noches tengo que entrenar mañana y necesito un descanso—
Laila sintió ese sentimiento de decepción, se sintió humillada pudo entender perfectamente cómo se sintió Arturo en muchas ocasiones
Laila salió sin mirar atrás la vergüenza le picaba en su espalda y no tenía valor para volver a la mesa.

Arturo:
Subí las escaleras luego de el espectáculo que laila había hecho, dentro de mi sentí una felicidad inmensa; ya ella era mía, su cuerpo me lo había dicho y sus celos sin sentidos solo por su miedo a perderme.
Aunque me dolió un poco, la pude ver con decepción en sus ojos por mis últimas palabras pero tenía que demostrarle que también ella tenía que luchar por mi tanto como lo hago por ella.
Entre a mi cuarto y pude escuchar pasos y una puerta abrirse y cerrarse fuertemente sabía que era ella su olor y su aura llegaban hasta mi, estaba muy molesta pero esta vez le daría su espacio, ella es mi prioridad pero también convertirme en un gran alfa ya que pronto querré el trono, no se que me había pasado en los días que estuve sin vida pero no me siento como el chico inmaduro que hacía berrinches por todo ahora sentía que debía actuar con madurez para poder lograr mis objetivos y que la manada siga siendo tan prospera como lo ha hecho mi padre hasta ahora y darle a laila la vida de diosa que se merece.

Me di una ducha salí envuelto en una toalla seque mi cabello y procedí a ponerme ropa cómoda para dormir, aunque era temprano así que abrí la ventana había un pequeño balcón ahí me quede contemplando la noche y las estrellas, recordé que la próxima noche sería el cumpleaños de laila y aún no sabía que regalarle aunque mirando las estrellas ya sabía que le daría
—una noche solo de nosotros dos bajo la luz de la luna sería Perfecto para una futura reina como tú- iba a entrar cuando vi cómo laila salió al balcón de su ventana, no se había percatado de mi presencia aún, se abrazaba así misma y bajo su cabeza la volvió subir y limpio su cara, estaba llorando le iba hablar pero volvió a entrar a la habitación.
Me sentía miserable, el amor de mi vida estaba llorando por mi culpa quería ir a la habitación y pedirle perdón pero también quería respetar su espacio dejarla tranquila y no agobiarla como lo he hecho siempre
—prometo que mañana te voy a recompensar—
Entre a mi habitación y me acosté en la cama mientras tome mi celular y busqué algunas fotos de como me gustaría tener una noche romántica con ella, algunas velas, flores y una música suave mientras le sirvo una copa de vino y su cena favorita
Pastas.

Una Diosa para un beta (contenido para adultos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora