II

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Paul recogió cada uno de los exámenes que estaban en las bancas y los dejó en el cajón que tenía su escritorio y lo cerró con llave. Se apresuró para salir del aula e ir a los pasillos. Aprovecharía esa hora libre para dejar a Julian en casa.

—La parte de atrás estaba muy sencilla.

Jason negó, se le veía frustrado.

—Hola, chicos.

—Hola Paul. —Saludó Jason.

—Oye papá ¿Puede quedarse Jason en casa?

—Claro. ¿Ya sabe tu papá?

Jason asintió varias veces con una sonrisa, claramente era mentira.

—Hum, bueno. ¿Tienen todo listo?

Le mostraron lo único que llevaban; un borrador, saca puntas, una pluma y lápiz.
Los tres aprovecharon que el pasillo estaba vacío y salieron del edificio.

—Paul ¿Crees que me quedé?

Preguntó Jason con un claro nerviosismo en la garganta.

—Les diré un secreto. —Ahora caminaban por el estacionamiento. —Algunos exámenes los toman al azar, no se rompen la cabeza para revisarlos todos, yo si lo hago, no sé, siento más comodidad aunque me tomé toda la tarde.

—¿Pero si voy a pasar? —Julian se rió de su amigo. Le rodeó con el brazo y palmeo su hombro.

—Si vas a pasar, tal vez tu examen salga en esos exámenes al azar.

Paul quitó el seguro del auto y él, junto a los niños, entraron al auto. Paul piloto, Julian copiloto y Jason en la parte trasera, se acercó a los dos dejando sus manos apoyadas en cada asiento y se inclinó adelante.

—Espero que quedemos en el mismo salón. Eso de socializar no es lo mío.

—¿Y yo si? De suerte te tengo a ti.

—No se preocupen chicos. Yo intentaré hacer que queden juntos, aún si, si no quedan juntos pueden verse en las horas libres. —Encendió el auto y salió del estacionamiento.

—Me voy más por la primera opción. Me da ansiedad de solo pensar estar solo.

—Eso es ahorita. Luego conocen gente y la van a pasar muy bien, la cosa es dejarse llevar.

—¿Tú eras muy social de joven?

—Uh, si. A su edad yo estaba rodeado de gente por aquí y por allá, siempre con personas en casa y a dónde estuviese.

—¿Y ahora? —Julian volteó sorprendido.

—¿Ahora que?

—Pues no te he visto más que con Richard.

—Hijo, ya crecí.

—Ahh ¿Y que tiene?

Paul soltó un carcajada por la manera en la que había preguntado Jason.

—No tengo el lujo de tener tanto tiempo libre, tengo exámenes que revisar y que cuidar de un niño.

—Yo ya estoy grande.

—Para mi siempre vas a ser mi bebé.

Jason soltó una carcajada y Julian se volteo hacia los asientos de atrás para meterle un puñetazo.

—Shh, sientate bien. —Julian obedeció con una pequeña sonrisa en los labios. —Y bueno, prefiero estar en casa.

—Deberías salir con papá este fin de semana. —Comentó Jason, Julian asintió. —Irá a ver un partido del Liverpool contra un equipo americano.

—Tienes razón, tal vez lo haga, pero por el momento iré a revisar los exámenes.

Paul se estacionó a las afueras de su casa y le entregó las llaves a su hijo.

—Toma. No quiero que vayan a hacer travesuras, eh. Solo jugó de naranja.

—Si, papá.

Los chicos se bajaron del auto y se despidieron con un ademán.

—Hasta luego, Paul.

El mayor asintió con una pequeña sonrisa y arrancó el auto de nueva cuenta.

Los menores se vieron entre si con una sonrisa maliciosa. Julian abrió la puerta y le dió el paso a Jason, Julian entro justo detrás de él y cerró la puerta.

—¿Trajiste los cigarros?

Jason los saco de su bolsillo de la chaqueta de cuero que llevaba y se la mostró.

—Bien. Iré por la botella.

Jason aceptó. Se sentó en los sillones a esperar a su amigo, quien había subido para buscar el alcohol, y en ese momento miró a su alrededor.

Siempre le había parecido bastante agradable Paul y Julian, le gustaba su relación tan parental y deseaba que fuese así con su papá.

Aunque había visto algo en Julian, en su cara. Se suponía que era producto de, claramente, una relación sexual- heterosexual por parte de Paul, o al menos eso le había dicho Julian. Pero no podía evitar ver las diferencias en los rasgos sobre su amigo y su padre. Paul tenía ojos caídos y Julian los ojos un poco rasgados, Paul tenía una nariz pequeña y levantada, mientras su amigo tenía una nariz un poco grande y aguileña, aparte que el cabello del mayor era totalmente negro como el carbón y el de Julian era algo rubio, pero luego pensaba "Oh mierda, puede que su mamá le heredó todo aquello". Nunca le dijo nada sobre sus distinciones porque sabía que a Julian le incomodaba un poco hablar de su mamá, es más, ni siquiera le llamaba mamá. Julian estaba cómodo sabiendo que Paul lo tuvo sin ningún problema y que le había dado otro lazo parental llamado: Pete Best, con el que tuvo otro lazo completamente fuerte y se había ganado el papel de padre, porque Peter fue quien se encargó de él desde pequeño y lo amaba como un padre biológico.

Julian bajó de un salto estruendoso asustando a Jason y haciendo que perdiera los pensamientos.

—¿Que te pasa, tonto? ¿Sigues preocupado por los exámenes?

Jason asintió con una pequeña sonrisa. Julian se sentó a su lado y acarició su espalda.

—Si vas a pasar, eres muy listo, bro.

—Nostradamus ha hablado.

—Cinco libras.

—Acepto.

Los más jóvenes se empeñaron a beber durante la tarde, apenas y habían tocado los cigarrillos.

Paul era quien tenía el estrés por detrás, ya era casi hora de salir y aún iba a la mitad de los exámenes. Otro profesor de ahí: Brian, estaba junto a él organizando los exámenes.

—¿Quieres que te ayude? Puedo llevarlos por ti.

—Te lo agradezco, Bri, pero no te preocupes.

Este hombre estaba muy aferrado a la idea de poder conquistar a Paul, pero llevaba años intentándolo y muy apenas pudo lograr un apodo lindo "Bri". Si le frustraba, digo ¿Cuánto tiempo había pasado desde que Paul quedó viudo? ¿Siete años? Pensó que ya era hora de superar la perdida, pero Paul parecía hacer caso ninguno.

—Debo irme. Mi hijo me está esperando con un amigo en casa y no dejé nada para comer.

—Bien. —Suspiró dándose totalmente por vencido. —Si necesitas algo solo llámame.

—Te lo agradezco, Bri.

Paul le dió varias palmadas en la espalda y salió de su salón con prisa. Ya eran las seis de la tarde, en esa hora deberían estar cenando, pero Paul se había concentrado tanto en acabar los exámenes que el tiempo se le fue volando.

Cuando llegó a su auto acomodó los exámenes en el asiento copiloto. Se puso su cinturón de seguridad y arrancó el auto de prisa para llegar con su hijo.

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