Paul seguía en el hospital junto a Julian, quien ya respondía a todo lo que le preguntasen y podía agarrar la cuchara por si solo. Ambos, padre e hijo, no se había podido dirigir la palabra por un buen momento ya que los doctores estaban ahí casi todo el tiempo y cuando se iban tenían que dejarlo dormir.
Paul estaba pensando en cómo poder recompensar a su hijo por todo lo que había pasado, pero no tenía la menor idea. Él sabía que hijo no era una persona materialista y tampoco interesado, y claro, Paul sabía que el dinero no lo arreglaba todo, pero las palabras no habían servido y por mas que quisiera mostrarle con acciones todo su amor parecía no funcionar.
—Vendremos a ponerle más suero en dos horas. De momento debe descansar, ya le dimos unos calmantes para el dolor de cabeza.
Paul asintió y el doctor salió de la habitación. Se echó al sofá y agarró una revista que una enfermera le había dado, al menos para pasar el rato. En la parte de atrás había un crucigrama y no tardó en comenzar a jugar.
La puerta se abrió mostrando a John con dos bolsas de papel y dos latas en la otra mano. Paul volvió a mirar el crucigrama y leyó en voz alta el siguiente enunciado "fue un político, militar, escritor y estadista británico que se desempeñó como Primer Ministro del Reino Unido de 1940 a 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, y nuevamente de 1951 a 1955 por parte del Partido Conservador"
—¿Qué? —Paul pensaba dejar la revista a un lado al no saber la respuesta.
—Winston Churchill. —Le dijo mientras se sentaba frente a él.
—¿Cómo sabes eso?
—Si te digo no te ríes.
—Bien.
—Mi madre admiraba a ese tipo y me puso Winston por él. —Paul aguantó la risa, pero se notaba claramente en los labios la sonrisa de burla. —Que no te rías, ojos caído. —Se inclinó y le dejó una de las bolsas sobre el regazo. —Les traje comida. La de aquí sabe cómo a mierda, con todo respeto.
—Oh, gracias, no tenías porque. —Paul abrió la bolsa y dentro había una hamburguesa. El menor volteó a John con un a cara apenada. —Es que...somos vegetarianos.
John se levantó de la silla y abrió la hamburguesa. Quitó la carne y el jamón y se los metió a la boca:—Ya tienes tu hamburguesa vegeta...eso. —Dijo con la boca llena.
—Eres muy raro, John. —Paul sonrió, pero de una manera algo boba...
—¿Para que ser normal? si ser raro está mejor. —Volvió al sofá. —¿O como te gustan a ti?
John se abrió de piernas y dejó sus manos detrás de la nuca denotando autoridad. Paul bajo la hamburguesa y volteó a verlo.
—¿Cómo me gustan de que?... —Dijo dando ese doble sentido.
John soltó una carcajada y Paul también.
—Los hombres ¿Qué más? ¿O también te gustan las mujeres?
—¿Y por qué me preguntas eso? —Volvió a reírse. —No sé ni siquiera como llegamos a este punto.
—Eso pasa cuando inicias una conversación conmigo. De Churchill a qué tipo de hombres te gustan ¿Qué curioso, no?
—Definitivamente.
Paul observó a John de pies a cabeza, con discreción claramente, y pensó que para tener cuarenta años no se veía tan viejo...
—En realidad, —John volteó de nuevo a Paul. —no tengo un tipo de hombre, hablando físicamente, claro. Antes si me fijaba mucho en eso...ya sabes, cuando eres joven te fijas más en el cuerpo y eso. Ahora la cosa es distinta...pero no sabría cómo decírtelo, hace años que no siento alguna atracción por alguien...no tengo tiempo para eso, aparte, soy un señor para estar con cosas de muchachitos.
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•Two Lads• •McLennon•
FanfictionEl centro de adopciones en Liverpool ayuda a parejas homosexuales a tener una familia feliz.