XXV

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John había hablado con Paul durante una semana, día y noche. John tuvo que contarle a Paul todo lo que había pasado, realmente no quería preocuparlo de más, pero no tenía la menor idea de cómo hacer que Julian se levantara de la cama, ni siquiera había asistido bien la semana completa a la universidad. Paul estaba algo desesperado, no quería decírselo a John, realmente quería ir a ver a Julian, pero Mary seguía muy mal y su padre había enfermado también.

-Esta bien, te llamo luego, bombón.

John colgó el teléfono y fue a abrir la puerta. Ahí estaba Stuart junto a su prometida y Grace, aquella pelirroja con la que Julian hablaba de vez en cuando.

-Hola. Pasen.

Stuart dejo entrar primero a las chicas y luego él, cerró la puerta detrás suyo.

-Gracias por venir. Realmente no sé qué hacer.

-¿Ya hablaste con Paul?

-Acabo de hablar con él. Iba a darle pastillas a sus papás así que dejamos la llamada para más tarde.

-¿Y dónde está Julian? -Preguntó la pelirroja.

-En el cuarto. No ha hecho nada, solo me responde cortante y apenas y se levanta para ir al baño, no sé que hacer. Aparte que el día después de que sucediera eso con Cynthia, se puso peor... No sé...

John suspiró con fastidio. No era que Julian fuese un fastidio, más bien le frustraba la idea de no funcionar bien como papá. Paul le dió unos consejos, pero no sabía cómo aplicarlos y también le había llevado discos, incluso compró cuerdas para la guitarra vieja que tenía y se la dió, pero no funcionaba, y Julian no parecía abierto al diálogo.

-¿Crees que me deje entrar? -La pelirroja insistió. -Tal vez pueda ayudar.

-Puedes hacer el intento.

Ella asintió y fue a la habitación.
Stuart miró a su prometida y le ofreció una silla, ella acepto, no era de muchas palabras.

-¿Y que tienes pensado?

-Ese es el asunto, no he pensado, más bien, lo intento, pero no lo sé. He estado faltando al supermercado y creo que me van a correr tarde o temprano. De no ser por el dinero que Paul me manda, aún así no me gusta que me dé. Tiene que comprar medicamentos para su madre ¿Sabes? Y ahora su padre se enfermo.

-Mierda, ese pobre está muy jodido.

-Ni me lo digas. -Rascó su nuca e intentó relajarse. -No lo sé, no tengo idea de cómo saca tantas fuerzas.

-Y yo me quejó por qué siempre me traen un billete grande cuando comiendo el día.

-Me gustaría reírme, pero no la estoy pasando bien. -Dijo John sin ánimos.

-Oye ¿Y si ustedes van a Liverpool? Digo, según yo, Paul no puede venir por sus papás, pero ¿Y si ustedes van?

-¿Será bueno? Es que sería un viaje muy largo y me da miedo por Julian, es más, no sé si le agrade la idea.

-Siempre se hacen sacrificios John..

-Yo podría llevarlos. -Dijo la castaña. -Mi padre tiene un auto bastante amplio, pueden llevar su equipaje o lo que necesiten...

-¿De verdad?

-Si, claro.

-No sabes el favor que me haces...oh, mierda. Pues ¿podrías venir mañana? Para tener todo listo.

-No tengo problema.

-Muchas gracias, Astrid. -John le beso las manos.

-Ey, ey. -Stuart los separó, claramente jugando y John volvió a agradecer.

-Esperen aquí ¿Si? Llamaré a Paul...

John tomó su celular y se giró para irse al pasillo.

-¿Tu también notas que cuando dice Paul como que sus ojos brillan?

Astrid sonrió y asintió con un toque travieso.

•••

Grace se había quedado a dormir. Ella logró hacer a Julian cenar y darse un baño nocturno.

John había hablado con ella de todo el plan. Se quedaría a dormir junto a Julian y lo animaría a almorzar y a arreglarse, para luego invitarlo a la playa, para luego subirse al auto de Astrid e irse, junto a John, para Liverpool.

Por el momento todo, se suponía y dentro de lo que cabía, bien. John se fue a dormir y Grace le sacaba la plática a ese lindo muchacho.

Paul por otra parte, estaba nervioso, por Dios, iba ver a su hijo. Mary estaba feliz al igual que Jim, ellos deseaban ver feliz a su hijo, de hecho, toda aquella depresión que Paul estaba teniendo también lo enfermaba a ellos y Julian era como la medicina a la enfermedad...

-Hijo, tranquilízate, tiemblas más que yo.

-Lo siento, es que quiero que todo esté en orden, mañana viene Julian y todo debe estar en orden.

-No es que te corra hijo, pero deberías recibir a Jules en tu casa. -Dijo Mary. -Aquí solo le llegará el olor a viejo y...

-Mamá, sé que a Julian no le importa eso, aparte sé que ustedes lo quieren ver. ¿No es así?

-Por su puesto. ¿Pero crees que nos quiera ver?

-Papá, estoy seguro que si. Julián los ama tanto como yo.

-Esta bien. -Jim abrazo a su hijo y lo soltó para volver a la cama junto a Mary. -¿A qué horas va llegar? Para ponernos presentables.

-Llegará como a las siete de la tarde.

-Ah, ya veo.

-Aunque falta mucho, estoy temblando.

-Es normal, Paul. Pero eso sí, no te aceleres tanto.

Paul le sonrió un poco, pero de inmediato regreso a la acción. Limpiar y limpiar.

•Two Lads• •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora