XXXV

186 20 42
                                    

Paul dejó la taza frente Mona y ella agradeció con una sonrisa. De inmediato tomó el sobre de té y observó a la pareja, quienes estaban lavando trastes juntos.

Habían comido la especialidad de John, pan de ajo con spaghetti y champiñones.

Mona aún no podía acostumbrarse a ver al marido de su hijo con otro hombre, era duro de ver en realidad. Ella había estado frente a ellos, Peter y Paul, cuando se comprometieron, eran jóvenes, con sueños, con propósitos, con una vida larga y hermosa, pero...bueno, eso ya no era así, Peter había muerto, él ya no estaba y Paul debía ser libre, feliz ¿Cierto? No era justo que ese muchacho, quien amó a su hijo con todo su corazón, se marchitara, se espumara solo por capricho de ella. Se le veía feliz, sonreía cuando ese hombre, John, le susurraba cosas al oído o le veía con una sonrisa cómplice.

La mujer echó leche, pero se cayó un poco en la mesa y gimió con descontento. John volteó y al ver a la mujer tratando de limpiar se acercó de inmediato.

—Usted no se preocupe. —Con un trapo comenzó a limpiar. —Aquí estoy yo para eso, claro, espero que le dé una buena reseña del mesero al jefe. —Ambos voltearon a Paul.

Mona sonrió cálidamente. Ese hombre, le recordaba a Peter, aunque un Peter más bromista y áspero.

—Ya están todos listos. —Paul tomó asiento frente Mona y, como ella, comenzó a preparar su té. —Jules va venir, creo que va venir esa muchachita.

—Grace. —Completo John. —Si me dijo.

—No he tenido el placer. —Dijo Mona. —¿Cómo es ella?

—Es pelirroja, ojos azules. Vive en Blackpool, pero es de Irlanda. —John se sentó junto a Paul y lo rodeó con su brazo. —Una chica muy bonita.

Paul volteó a John con recelo, pero el castaño lo agarró de la mandíbula y le estrelló un beso.

—Uh, me gustaría quedarme. Realmente, me gustaría, pero debo irme.

—Aún no acaba su té ¿Está segura?

—Si, lo siento. Ya sabes, Paulie, tengo que ir al cementerio y reparar la tumba.

—Ah, es verdad. Yo también quisiera ir, pero no creo que se pueda con estas lluvias. Estaba pensando en pintarla y hacerle nuevos arreglos.

—Suena estupendo, Paul. Entonces podríamos ir el próximo viernes.

—De acuerdo.

Ambos se pararon y caminaron a la salida. John solo se despidió a lo lejos, no quería interrumpir alguna otra plática.

—¿Entonces estás bien? —Al ver la mirada confusa de Paul, la mujer se corrigió. —Con este hombre.

—Mona, no me gustaría comenzar una pelea..

—No, no es eso. Solo quería preguntar, porque se te ve muy feliz, lo digo de corazón.

—Oh, bueno. En realidad si, pero créame que Peter no se ha ido y nuca se irá de mi corazón, fue el primer amor de mi vida y lo sigo amando mucho, pero...ahora estoy enamorado de John, espero que lo entienda.

—Eso intento. Oye, entonces —Fijo para cambiar el tema. —te veo luego para arreglar eso. Saludas a Jules de mi parte.

—Por supuesto.

Ambos se dieron un abrazo y Paul le acompaño hasta tomar un taxi.

Cuando volvió a la casa, fue a la cocina, ya no estaba John. Fue a la sala y tampoco, fue a la habitación y tampoco...

—¡John!

De pronto se apareció haciendo gritar a Paul y este le dió una bofetada.

—¡Mierda! ¡Perdón!

John se tomó la mejilla, pero sin dejar de reír.

—¡No debiste hacer eso!

Paul le agarró la mano y vió la marca en la mejilla.

—Dios mira.

John, inesperadamente, volteó a Paul y le dió un beso en los labios.

—Lo siento, conejito. Solo quería asustarte un poco.

—Odio las putas bromas.

Lo quiso empujar, pero no pudo.

—No te enojes por eso, ¿De acuerdo? Lo siento.

—Bien. —De nuevo intentó hacerlo a un lado, pero no lo dejó. —John, me vas a asfixiar.

—Con mis besos.

Estiró los labios y cerró los ojos, Paul de inmediato le detuvo con su dedo índice. John abrió un ojo y al ver a Paul negar se dió por vencido.

—Julian va llegar pronto.

—¿Y que tiene?

—No nos puede ver hacer eso...

—¿No? Él es joven y ya sabe cómo son las cosas entre parejas ¿Encerio crees que él piensa "Oh mis padres solo se abrazan y cocinan"?

—Al menos ser decentes.

John siguió a Paul hasta la cocina y se sentaron, uno frente al otro.

—Paulie, cariño, la decencia no se encuentra en mi extenso diccionario.

—Prometo tener una linda noche hoy ¿De acuerdo?

—Dios, mueve la luna de una maldita vez al cielo, amén.

—John, la luna ya está en el cielo...

—Como sea cariño.

Paul soltó una carcajada. Se sentía bien.

•••

Jules había estado esperando a Grace con ansias, se suponía que Stuart y Astrid la iban a traer, pero se había dificultado el viaje por las lluvias. John había maldecido el clima de Inglaterra en general, los apartamentos de la costa se habían ido a la mierda, estaban inundados y lo peor era que había alerta de tsunami. John debía decidir que hacer ahora en adelante. "Puedo rentar más al norte" pensó "O tal vez pedirle hospedaje a Paul en lo que encuentro algo por aquí". No solo era eso, también la universidad de Julián, no podía perder más clases de las que ya había.

—¿Entonces?

Julian miró consternado a su papá.

—¿Vendremos a vivir a Liverpool?

—Es una opción. —Dijo John. —Digo, ah, es una mierda. Tengo toda mi vida allá y...bueno, volver a la ciudad donde está mi pasado no es muy agradable, pero hijo —Le puso la mano en el hombro. —Puedo hacer el sacrificio, por ti, por tu papá ¿Bien? Pero debemos tener paciencia, hay muebles que mover, cosas por vender y todo lo que implica una mudanza.

—Yo puedo ayudarles. —Dijo Paul. —Con dinero para eso, no tengo demasiado, pero...

—Paulie. —Lo interrumpió John. —No te preocupes ¿Si? Yo puedo hacerlo, tu solo dame abrazos y besitos.

Jules hizo el gesto de asco.

—Quiero verte con Grace, ah. —Dijo John.

—Yo no soy tan cursi.

—Ya veremos, dijo el....

"Ding-dong"

—¡Creo es ella!

Julian se giró y fue a la entrada.

—En fin ¿Me das un besito?

Paul le abrazo y besó.

Aunque todo iba bien, Paul no podía evitar sentir algún mal presentimiento. ¿Todo iba tan bien? ¿Enserio? Debía ser un tonto para creerlo.

•Two Lads• •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora