XXXVI

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La pelirroja sonrió de inmediato cuando sus ojos se encontraron con los de Julian. Ambos se abrazaron con una intensidad juvenil y cuando se separaron comenzaron a besarse.

—Buenas noches, nuerita.

Los jóvenes se separaron y se pusieron uno al lado del otro.

—¡John, que gusto!

Grace fue y le dió un abrazo, cuando estuvo frente a Paul le extendió la mano y el pelinegro la apretó también.

—Soy Grace, ya quería conocer al papá de Jules.

—Y yo a ti. Mi hijo parece muy emocionado contigo —En realidad era tan extraño para Paul, era la primera chica que Jules le presentaba y manejar la situación era difícil, pero debía intentarlo. —Y te agradezco por eso, lo haces feliz, espero que mi hijo lo haga contigo.

—Lo hace —Miró brevemente a Jules. —Quiero decirle que su hijo es muy tierno y atento. Ah por cierto, no quería venir con las manos vacías así que...

La chica se devolvió a su lugar y sacó de su maleta una bolsa negra, era pequeña. Volvió fente a Paul y se lo entrego.

—No sabía exactamente que comprar, pero espero le guste.

Paul abrió la bolsa y vió una bola de nieve que dentro tenía una pareja de dos hombres tomados de la mano.

—Mmm, pensé en su nuevo romance. —Dijo ella. —Espero que no...

Paul con una sonrisa asintió. —Es bella, me gustan los monitos. —Sin borrar la sonrisa agitó la bola y vió como los "copos de nieve" se revolvían dentro de la bola de cristal.

—Aw, mi lindo noviecito es como un niño emocionado. —John le rodeo el cuello con su brazo y le besó una mejilla. Tomó la bola y la analizó. —Se ve bien.

—Fue lo único que se me ocurrió, pero me alegra que les gustara. —La chica se puso al lado de su novio y se abrazo a él.

—Oye —Jules la tomó de la cadera. —¿Tienes hambre?

—En realidad no, Astrid y Stuart me dieron de comer antes de llegar.

—¿Por qué no pasaron? —Dijo John.

—Debian irse pronto, pero me dijeron que les mandaban saludos. Ya sabes que la lluvia es cada vez peor y con el tiempo de noche es complicado conducir.

John asintió.

—¿Quieres ir a mi habitación? Debes tener sueño.

Grace asintió. Julian tomó las cosas de su chica y la pelirroja se despidió de sus suegros con una miradita.

•••

John se acercó más a Paul y pasó su brazo por encima de su vientre.

—Hace frío ¿Cierto?

Paul tomó mechones de la cabellera castaña de su novio y los acomodó, luego acarició suavemente su cráneo.

—Si, hace frío. Creo que caerá nieve, lo ví en los pronósticos.

John agarró la mano libre de su amante y con deslices suaves la acarició.

—El lado positivo es que tendré a quien abrazar —Dirigió la mano de Paul a su pecho. —y no me moriré de frío.

—John —Habló Paul de pronto. —¿Entonces si querrás quedarte conmigo?

—Paul...escucha...

—Antes que digas nada, John, te amo y mucho. Yo quisiera que te quedarás a mi lado, conmigo.

—Y eso quiero también yo, pero no tengo lo suficiente ¿Me entiendes? Primero quiero vender mis cosas, poner mi planes sobre la mesa y no solo ser como un adolescente navegando a la deriva.

—Eso lo entiendo, John, pero podemos esperar, no hay prisa. —Se sentó sobre la cama haciendo que John lo imitara. —tengo una casa... sé que no tengo empleo, pero aún tengo dinero, tengo cosas para sobrevivir en un buen rato, así que permíteme Johnny —Le tomó la mano y lo miró con súplica. —por favor, permíteme cuidar de ti, que estemos juntos.

John con un semblante cálido asintió.

—Me tendré que hacer el difícil para volver esos lindos ojos de cachorro de nuevo. —Paul se rió y John aprovechó para tomarle de las mejillas. —Pero escucha, quiero volver a Blackpool para poner en venta todas mis cosas, entre más rápido sea más pronto estaré aquí contigo ¿De acuerdo?

Paul no quería que John se fuera, pero no podía controlarlo, era su decisión y no podía ponerle pero.

—Esta bien, pero promete que llamarás.

—Hey, lo prometo. Aparte, debemos cambiar a Jules de universidad, no puede perder más clases.

—Cierto. Yo me ocuparé de eso, puedo ir mañana.

—¡Perfecto! Lo haremos bien, mi amor.

John se acercó a Paul y lo besó lentamente. Las manos de Paul se fueron, inconscientemente, a las muñecas de John, las cuales aún lo sujetaban de las mejillas. El cuerpo del menor se deslizó y volvió a recostarse en la cama haciendo a John quedar arriba de su amante.

—¿Hoy tendremos nuestra noche? —Dijo John en tono bajo.

—¿Nuestra noche?

—¡Si! Nuestra noche, Paulie.

—¿Y si nos escuchan?

—Seremos silenciosos, ese es el menor de nuestros problemas.

—¿Cómo lo sabes?

—Por que soy un experto en la materia y te puedo asegurar que aquellos jovencitos están haciendo lo mismo, por Dios, estarán tan concentrado en lo suyo, cariño.

—Pareces desesperado.

—¡Lo estoy!

Paul soltó una carcajada y sin poder evitarlo agarró a John por el cuello y lo acercó a él para besarlo.

Las manos del mayor se sostenían sobre el colchón, a los lados de la cabeza del mismo, y las manos de su amante aún le rodeaban el cuello.

—Estoy realmente enamorado. —Dijo Paul entre suspiros. —Me has enamorado, John.

Los labios del mayor se estiraron en una sonrisa inexplicable y tuvo de nuevo esa inmensas ganas de besarlo de nuevo.

—Tu me has conquistado desde el primer instante. —Sus labios daban breves besos por el rostro de Paul, como un camino de su frente hasta los labios y cuando ambos labios se tocaron volvieron a la acción.

—Solo quédate aquí conmigo.

—Paul, no me iré, lo juro.

—Solo venderlas tus cosas y vendrás ¿Verdad?

—Lo haré, Paulie, te lo juro. Haremos nuestra vida juntos y estaremos bien, vamos cariño ya deja de preocuparte.

Paul tuvo que asentí, no le quedaba más. —Vamos, hay que disfrutar nuestras noche.

Y subiendo las sábanas comenzaron a hacer el amor.

•Two Lads• •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora