XIII

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La puerta se abrió mostrando a Stuart con una botella de cerveza en la mano y una sonrisa de oreja a oreja.

—Hola ¿Que tal?

—Eh...¿Hola?

Stuart analizó la cara del menor intentando recordar a alguien a quien se le pareciese.

—¿Te conozco?

—No, ni yo a usted.

—¿Entonces que haces aquí? Lo digo con todo respeto. ¿Vienes a vender algo?

—No. Solo quiero saber si está John.

—Salio hace poco. ¿Quieres que le dejé un recado?

—Si, dígale que Julian vino.

—Okey, okey. Anotado.

El menor asintió extrañado por ese tipo algo extraño, sin embargo no le.dijo nada más y se apresuró para irse de nueva cuenta. Aquella vida "salvaje" le comenzaba a gustar, aunque claro, siempre había ese sentimiento de miedo en él.

Stuart cerró la puerta y se echó al sillón pensando el nombre del muchachito ese, el resto aún se le hacía similar, hasta que... "Ayer vino el papá de Julian y se veía bastante afectado", "Si, dígale que Julian vino".

—¡Mierda! ¡Mierda! Ese es el hijo y no me di cuenta. —Dejó la botella y se apresuró a ir por sus zapatos, luego volvió a la botella y dió un trago. Ya iba salir del departamento, pero tuvo que devolverse por las llaves, y de nuevo, volvió a salir. —¡Niño! ¡Niño!

°°°

Paul estaba buscando aún en la costa, más específicamente en la parte playera dónde ya había gente disfrutando del mar. Brian caminaba detrás de Paul con cansancio y sed, arrastraba sus pies y se limpiaba todo el sudor de la frente.

Ya estaban entregando los volantes donde tenían la foto de Julian y el número telefónico de Paul y Brian. La gente solo los tomaba los veía un poco y dejaban el papel de lado.

—Hey, Paul. Ah, espérame.

Paul no le hizo caso y se acercó a varias personas. Le entregó un volante a cada uno de ellos y luego camino a otras más que estaban al lado.

—Paul. —Habló más alto, pero de nuevo, no le hizo caso.

—¿Lo han visto?

El pequeño grupo negó, entonces Paul siguió caminando. Brian se desespero y tuvo que gritar.

—¡Paul!

El mencionado volteó hacia Brian algo molesto, pero no era la excepción, Brian también estaba enojado.

—¿Qué pasa? ¿Por qué me gritas?

—Porque te estoy hablando y tú no me haces caso. Estoy muriéndome de calor y sed.

—Entonces ve por algo de beber, Brian. No necesitamos estar juntos en todo momento, por Dios.

—Lo dices como si fuera un estorbo, de hecho me has hecho sentir como tal. —Negó suavemente. Tenía el ceño fruncido igual que Paul. —¿Lo soy?

—Brian..

—Se ve. Las palabras no lo dicen todo siempre y tu cara me lo demuestra.

•Two Lads• •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora