XXIV

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Julian observó el rostro de la mujer con bastante curiosidad, no era para menos, la mujer se había puesto pálida en un cerro y abrir de ojos.

-No me interesan sus productos.

Dijo John, dejando más confuso al menor y a la rubia. Tomó a su hijo de la muñeca y le hizo entrar mientras a la rubia la echaba con un empujón fuera de su departamento. Y una vez que ella estuvo fuera, John cerró la puerta de inmediato y pretendió serenidad.

Julian siguió los pasos de su padre y preguntó por esa mujer, al ver que John no le hizo caso volvió a repetir de forma más alta.

-¿Acaso eres sordo? ¿Quien es ella?

-Nadie, no importa. -John le dió la espalda y fingió acomodar algunos productos que estaban en su mueble.

-¿Es tu novia o algo así?

-No, Julian. Es alguien que no importa.

-¿Acaso me vas a ocultar más cosas? Digo, ya tuve suficiente ¿No?

John volteó a verle por un pequeño instante y volvió la vista a el mueble.

-Era tu...tu mamá. -John frotó su sien con ambas manos y se fue a la sala.

Julian se quedó por un momento pensando en que hacer.... ¿Valía la pena ir tras ella? Mierda... Se apretó los puños hasta calcar las uñas sobre sus palmas y decidió volver a la sala. Pero pasó recto y John le preguntó a dónde iba, pero Julian no le contesto y abrió la puerta.

-Ay, no, no...

•••

Paul, junto a Mona, estaba en el cementerio donde estaba su esposo. Era la fecha en las que Peter había muerto y siempre iban a visitarlo o a limpiar la tumba.

Ese día, por suerte, solo estaba nublado y no pasaría de eso, solamente nubes cubriendo el cielo y ya. Para suerte de ellos, el cementerio estaba abierto y no había tanta gente, así que podrían estar más cómodos ahí mismo. Brian había ido a comparar un ramo de flores para adornar la tumba de Peter, aparte de otras exigencias que Mona le había hecho.

Una cosa estaba clara, Mona estaba bastante molesta de la presencia de Brian ahí, la ponía furiosa saber que Paul en cualquier momento podría continuar con su vida y tener a otro hombre a su lado, y esto para Mona no era justo. Peter había dado su vida para que su hijo y esposo sobrevivieran a ese momento tan traumático y lo mejor que podría hacer Paul era agradecerlo con la fidelidad hasta que ambos estuviesen juntos. Para Mona no había un "hasta que la muerte los separe" era un "Toda la vida y luego hasta que la muerte los una de nuevo"

-Creo que hace falta pintarla de nuevo. -Paul dejó sus manos sobre su cintura y observó cada borde. -Porque ahí se ve más despintado y se está cayendo de allá.

-Si. Podríamos venir mañana, pero solo tu y yo.

-Ah, si, claro.

-Si porque este tipejo de aquí solo está metiendo su nariz dónde no le conviene.

Paul miró con sorpresa y asombro a Mona y de inmediato tuvo que dar la cara por Brian.

-¿Cómo?

-Que no me agrada ese tipejo.

-Mona, sé que a veces suele ser bastante..hum ¿Entrometido? Pero no lo hace de mala manera, él solo lo hace para ayudarme.

•Two Lads• •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora