VII

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Mona no tenía la menor idea de que su nieto estaba siendo buscado, no había recibido ni una sola llamada por parte de los McCartney y eso fue un alivio total para julian, quien estaba en casa de la mayor.

—Se me hace raro que tu papá no haya venido. —Le entregó una taza de té y revolvió su cabello. —Siempre vienen juntos.

—Es que salió con unos amigos y me dejó de pasada. —Sorbió un poco de aquella bebida. —Por cierto, hum, me preguntaba si podrías darme algo de dinero.

—Claro, mi niño. ¿Cuánto necesitas?

Jules pensó cuánto sería en todo el viaje, aparte, necesitaba para comer y dormir.

—Veinte libras.

La cara de Mona fue de tal sorpresa, si bien no era tanto, le parecía extraño que le pidiera esa cantidad.

—Bueno, hum, claro mi niño. —Ella buscó detrás de un cuadro y sacó una cartera. —No es que me importe en que te gastas el dinero, pero ¿Que harás con el?

—Me iré de campamento con mi mejor amigo. Papá no quiso darme, ya sabes cómo es de sobreprotector, nunca me quiere dejar libre.

—A veces tu papá se preocupa de más, pero tiene sus razones, hijo. Tu sabes lo que pasó con mi hijo.

—Si, lo sé. Hum, siento que tenga que irme así de pronto, es que necesito arreglar unas cosas. Papeles y más papeles para estar listo para la universidad.

—¿Que no entrabas en dos meses?

—Si, pero ya sabes cómo soy.

Se levantó del sofá y dejó la taza en la mesita de noche.

—Bueno, llámame cuando estés en casa ¿Si?

—Si, muchas gracias por el dinero.

Mona se despidió de él con un beso en la frente y Jules apenas sonrió. Con una presión bastante grande decidió irse de la casa de Mona y tomó el bus hacia la estación de camiones.

Menos una libra.

—Buenas tardes.

Jules asintió al saludo y quedó viendo las carteleras indicando el precio hacia Blackpool.

—¿Tu para donde vas?

Jules bufó y volteó a la mujer.

—A Blackpool. Iré a ver a papá.

De nueva cuenta se volteó y vió la cartelera, pero era con tanta dificultad porque su vista era una mierda.

—¿Disculpe donde dice Blackpool?

La mujer le contestó.

—¿Y el precio?

—Díez libras.

—¿Qué?

—Son díez.

—Mierda. —Susurró. —Gracias.

Jules paso a la ventanilla y compró un pasaje a Blackpool.

Díez menos. Solamente quedaban nueve.

Se subió al camión que los llevaría al destino planeado. Y ahora Jules estaba más nervioso que nunca, se iba a ir a un lugar al que solamente había ido una vez, pero fue a las zonas más turísticas, no tenía ni la menor idea de cómo mierda encontraría a John Lennon. Se sentó al lado de la ventana para tener una buena vista durante el trayecto, al menos eso le haría sentir más relajado.

Cuando todos los pasajeros estuvieron arriba del camión, este arrancó. Julian se comenzaba a arrepentir, pensó que era una estupidez buscar a una persona que lo había abandonado, que ni siquiera se había tomado el tiempo en buscarlo, pero era demasiado tarde.

•Two Lads• •McLennon•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora