Kyrre siempre tiene la razón
Hoy no era un día común, para nada. Este día era uno de los mejores para los cuatro empleados de la heladería. Se debía a que no trabajamos los jueves, lo cual es demasiado bueno, ya que así podemos hacer actividades que posiblemente nunca podamos hacer. O al menos yo, claro, ya saben cómo es Kyrre y él se va y regresa a altas horas de las noches. Él sí tiene una vida normal. Pero, bueno, dejando de lado eso, estoy en mi casa... (Bien, vivo en un edificio, prácticamente es un departamento mediano, pero sigue siendo mi casa de igual forma) ..., en la cocina para ser más exactos, metiendo palomitas al microondas. Mi mejor amigo y yo veríamos una película esta tarde.
—¿Se te quemaron las palomitas o qué? —gritó Kyrre desde la sala.
Corrí con los dos tarrones hacia la sala, sabía que si no me apuraba probablemente Kyrre pondría una película de esas de acción, son sus favoritas y de ser posible pasara viendo eso todos los días si pudiera.
Cuando llegue, él servía soda en unos vasos con el diseño de The Avengers que me compró por mi cumpleaños allá por julio. La verdad es que sé muy bien que los compró únicamente porque a él le gustaron y estaban en oferta.
—¡Adoro los jueves! —exclamó Kyrre, mientras cayó en el sillón de golpe.
—Te informo que la película de este día la escogeré yo.
—¡No! —rodó los ojos, mientras metió palomitas en su boca —. Tú siempre eliges películas románticas y llenas de cosas cursis que dan asco.
—Deberías de verlas, fíjate. Tal vez y así agarras tips para no ser un idiota con tus conquistas.
—Me ofendiste, Claireopatra —me tiró unas tres palomitas a la cara.
No le hice caso y, en todo lo que se quejaba, pude quitarle la tablet de la mano y elegir la película.
—Hemos visto más de diez veces ésa —se quejó, mientras se acomodó en el sillón —, ya hasta puedo decir todos los diálogos de los personajes.
—¡Ash! —me quejé.
—Pero ¿por qué la retrocedes, loca?
—No escuché lo que dijo la chica.
—¡Pero sí ya te la sabes! —dijo alterado.
—Ten, Kyrre —le alcancé el vaso de soda —, antes de que te atores.
—Intis di qui ti itiris —rodó sus ojos y yo me reí.
Ya íbamos a la mitad de ésta y yo comencé a moquear cuando vi que los personajes llegan al punto en el que se confianzan cuánto se aman y que nunca quieren separarse.
—Ves, esta es una de las razones por las cuales no me gusta ver películas así contigo. Créeme que hasta me preocupo cuando alguien se pone a llorar de repente por esas cosas absurdas.
—El amor no es absurdo —volví a moquear.
—El real —eructó —. Este que ves aquí es completamente falso. No existe. Es ficticio.
—Eres un insensible —lo miré mal.
—No me arrepiento, al fin y al cabo, es la verdad. Todo es falso, siempre.
—Es que solo mira... —con una toallita de kleenex soné mi nariz con fuerza —, ellos son felices y yo aquí... nunca lo he sido... nunca.
—¡A ver, Claire! —le puso pausa a la película —. ¿Qué te pasa?
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¿Te quedas conmigo?
RomanceDylan Harper, un estudiante universitario que sueña con ser animador digital, busca dejar atrás un pasado lleno de sombras. Claire Avery, una joven reservada que trabaja en la heladería de su familia, sueña con escapar y dedicarse al diseño de modas...