8- Claire - Contigo bailo para toda la vida

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Contigo bailo para toda la vida

—¡Necesito que alguien vaya a comprar unas bolsas de hielo al supermercado, por favor! —gritó mamá.

En la heladería solo nos encontramos Kyrre y yo de trabajadores.

Bueno, no es que haya miles, pero Ginny estudia y no puede venir todos los días.

—¿Podemos ir juntos? —le dije, mientras parpadeaba muchas veces.

Mamá nos analizó un momento y luego asintió.

Dejamos nuestros delantales y gorritos, y salimos rápido del local antes de que se arrepintiera.

—Vámonos en el coche —le insistí a Kyrre, sacudiéndolo del brazo.

—No seas huevona y caminemos. Está super cerca.

—Yo solo camino con Snowball —dije de forma cansada.

—Y ahora, caminaras conmigo —me sonrió, pasando su brazo por mi cuello.

Nos fuimos en silencio por medio camino, ahora era uno de esos días en los que no sabes ni por qué te sientes apagada y con ganas de hacer nada. Solía pasarme muy seguido, es como estar viendo la playa, pero por más hermosa que sea, sabes muy bien que el peligro está ahí dentro. <<¿Soy feliz?>> me pregunté, solo que la respuesta nunca llegó. Simplemente porque no la sabía. No sé si soy feliz o solo vivo porque no me queda de otra que aguantar todo.

Llegamos a un semáforo y esperamos a que este se pusiera en rojo para poder pasar.

—¿Qué quieres hacer con tu vida? —le pregunté a Kyrre en voz baja.

—¿Qué onda con esas preguntas de psicología? —se rio.

—Es que... —cruzamos a la otra calle —, yo no quiero estar siempre sirviendo helados.

—Si te sirve de algo: Tú puedes ser lo que quieras ser —soltó una carcajada—. Como dice Barbie. Y mira que esa güerita tiene más trabajos que saber qué.

—Tú no tomas nada en serio nunca, caes mal —me reí igual.

—Yo quería ser un profesional en lacrosse, pero ya sabes lo que me pasó en la escuela.

—Aún no logro entender cómo es que no se te rajó la cabeza, si volaste taaan alto.

—El casco, amiga. Eso amortiguo el golpazo.

—Parecías momia de todo el yeso que tenías.

—Pero mírame ahora... —extendió sus brazos —, parezco modelo.

Uy, sí —ironicé y abrí la puerta del super.

—Tus celos para este hermoso caballero solo hacen que mi ego aumente. —Sacó las bolsas de hielo —. Aunque, también quería ser doctor, pero ahora reparto helados en el negocio de la madre de una chica enana que tengo al lado.

—Sabes que puedes serlo aún, Ky —caminamos hacia la caja —. Hiciste tres años de carrera en la universidad, ya sabes varias cosas. Y cuando vuelvas a retomar los estudios, te quedará poco y serás uno de los mejores doctores del mundo.

—Qué positiva andas —salimos del supermercado —. Ojalá pasase eso algún día —suspiró —. Ojalá y sí.

Caminamos a paso lento para evitar llegar luego a la heladería. Ya se hacia más tarde, por lo que siempre se llena y mucho, lo cual nos hacen el trabajo más agotador que de costumbre.

—Qué perezoso me siento...

Kyrre paró de hablar porque un chico pasó chocando con él por ir distraído.

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora