13- Dylan - ¿Por qué apareciste justamente ahora?

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¿Por qué apareciste justamente ahora?

Mi camisa apesta a sudor, mi coche y zapatos a vomito y yo como persona.

Claire no me perdonará nunca.

Vi a una señora que está vendiendo girasoles en la parada del semáforo. Así que decidí comprarle uno a Claire, tal vez así su coraje baja un poco.

—¡Véndame uno! —le grité —. ¡Sí! ¡Uno! ¡Por favor!

Al suave, man.

Gritas como tamalera.

—¡Gracias! Quédese con el cambio.

Arranqué nuevamente y conduje otros minutos ETERNOS más.

Al llegar al redondel fue que pude respirar un poco mejor, porque eso me daba a entender de que por fin estaba ya cerca.

—¡Por fin! —Llegué a la cafetería.

Estacioné mi coche y me bajé a toda prisa de él. De tanto correr me pasé llevando a un pobre niño y casi se cae. Le pedí disculpas, pero él me sacó su lengua.

Niños mal educados de hoy en día.

Ante eso, no me quedó mas remedio que mirarlo serio y le terminé sacando la lengua yo también, por lo que el niño se sorprendió tanto ante lo que hice y siguió su camino.

Tenía que aprender que no siempre podrá ganar en todo en esta vida.

Abrí la puerta de la cafetería y comencé a buscar con mi vista a Claire, pero no la miro por ningún lado, y eso que este lugar no está tan lleno; de hecho, solo hay una mesa como con cinco chicos en una esquina.

¿Se habrá ido o aún no ha venido?

Espero que no haya venido todavía.

En eso alguien me tocó el hombro y yo me giré con mucha emoción pensando que podría ser ella, pero para mí mala suerte no lo es. Es un tipo que sabe más de moda y se viste mejor que yo.

—Hola —me dijo —. Perdona que me meta, pero ¿estás buscando a alguien?

Vaya, me leyó la mente.

—Sí —le contesté, nerviosamente.

—Supongo que a una chica morena, ¿verdad?

Asentí y me dijo:

—¡Ay, amigo! —tocó mi hombro otra vez —. Se fue hace aproximadamente cinco minutos.

Cerré mis ojos y los apreté con mucha fuerza, mientras que sentía mi corazón hacerse chiquito.

¿Cómo que se fue hace poquito?

Si tan solo hubiera acelerado más, ella estuviera acá todavía y le hubiese podido explicar el porqué de mi tardanza.

—Te estuvo esperando por mucho tiempo y se fue demasiado enojada —me sonrió a medias —. Ojalá la recuperes. —Se fue de la mano con su pareja —.

—¡Ay, no! —pasé mi mano por el cabello y le di un fuerte tirón.

Al momento en el que iba a salir de la cafetería escuché que alguien me llamó, por lo que me volví a dar la vuelta.

—Disculpe, joven, ¿va a pedir algo?

Quisiera pedir un milagro en estos momentos, pero no creo que eso esté en el menú.

—No, lo lamento, es que la persona que me esperaba se fue... —sacudí mi cabeza —. Tal vez vuelto otro día.

—Qué lástima que perdieses tu cita —dijo un chico alto y de cabello rizado, quien seguía de espaldas en un taburete frente a la barra.

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora