9- Dylan - De la tristeza a la alegría

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De la tristeza a la alegría

Por trasnochar me estoy quedando poco a poco dormido en el pupitre.

Hey, pero valió la pena.

Obvio, que sí —esbocé una sonrisita de triunfo —.

Realmente no me puedo creer aún que conseguí que Claire bailara conmigo. Más bien, pensé que me rechazaría de alguna manera, pero ella ni tan siquiera lo dudo ni nada, simplemente aceptó mi invitación y juntos vivimos uno de los mejores momentos de nuestras vidas.

Puedo jurar que ambos fuimos demasiado felices después de esa noche.

—¿Qué te pasa? —sentí un pequeño codazo en mi costilla y me hizo despabilar —. Te va a ver el licenciado.

—Estoy bien, Ari —dije, mientras bostecé.

—Bien adormitado.

—Ni tanto —me estiré y bostecé —. ¿No ves que estoy al cien?

—Claro, y yo mido un metro con ochenta —sacudió su cabeza y rio.

—¿Cómo es que tú estás de maravilla y yo no?

—Porque yo no baile hasta decir ya no más con alguien —sacudió sus cejas.

—¡Shhh! —sonreí de solo acordarme.

Ese baile viene a mi memoria a cada momento, es que es tan difícil no pensar en ello. Fue un momento único; sentí como si todo alrededor de nosotros se paralizó y éramos solamente Claire y yo en movimiento... Tan mágico, bello y real.

—Es que se veían tan lindos juntos...

Paramos de hablar cuando el licenciado tiró una página en mi mesa.

—Tal vez eso de andar en fiestas te sirviera para mejorar.

Levante la hoja y un enorme 5 estaba marcado en ella con marcador rojo. Dios, mío. Siento que todo se apagó en mí por un momento. Le puse tanto esfuerzo al examen y ver ese número desagradable en él me quita las ganas de seguir respirando.

—No te claves, Dylan. Nos puede pasar a cualquiera —me dijo Arianna.

Arianna es mi compañera desde el primer año universitario. Es tímida con todo el mundo menos con nuestro grupo de amigos y eso que somos seis.

Es un avance hablarles a seis personas siendo así.

Ella viene de un país de Centroamérica, llamado Guatemala, pero parece más americana por su color de piel y su cabello, ya que es largo y rubio. De apodo le digo Rapunzel y eso la hace enfadar.

—Es que es la verdad, compa. —Edson, el novio de ella y el descarado de aquella vez me dio unas palmaditas reconfortantes en la espalda —. Eres capaz de eso y de mucho más.

Lo único que tenemos en común Edson y yo, es que ambos tenemos un hermano mayor famoso: el suyo es futbolista y el mío actor. Y nada más eso, ya que él es demasiado molestón y con un nivel de calentura muy elevado, ya que es un descarado de lo peor. Pero bueno, aun así, me cae bien el chiquito porque es como mi hermano. No lo aguanto, pero le tengo aprecio.

Y hablando de mi hermano, les he dicho que se llama Gideon, y es diez años mayor que yo; por esa misma razón es que él dice que vivía mejor sin mí por haber pasado muchos años solo en casa; aunque, yo sé muy bien que en el fondo me ama y le gusta que sea su hermanito, y lo digo porque lo comprobé cada vez conforme crecía y el solo me pasaba abrazando; entonces, el que tendría que estar harto de él soy yo. Ok, no. Sí amo a mi hermano, pero que nunca se dé cuenta para que no se emocione.

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora