Happy, ¿amiga o enemiga?
Bien, me siento ansioso y feliz al mismo tiempo. Es como una mezcla de nervios y alegría.
Una cita.
Tengo una cita en menos de una hora y me siento como un verdadero loco incontrolable.
La cafetería que elegí es una bastante grande que está por el centro, exactamente en un redondel. Por fuera tienes que subir varias gradas, las cuales te llevan hacia el primer nivel, el que tiene mesas y sillas fuera y está rodeada de varias macetas con rosas, cactus y suculentas. Por dentro es todo lo contrario, ya que las paredes son cafés, en las que cuelgan varios cuadros modernos y puedes hasta mancharla con plumones escribiendo cosas.
Aún me parece todo irreal, es que, ¿cómo fue posible que Claire siendo tremenda obra de arte hermosa aceptó salir conmigo?
En serio que su sonrisa viene a mi mente cada vez. Y eso me hace sonreír. Me hace feliz. Creo que, poco a poco, tener a Claire en mi vida va teniendo sentido.
Los días pasaron super rápido, hoy es jueves. Por fin, como dijo ella ayer en el mensaje.
Cada día los conté y hasta los marqué en el calendario que guinda en la pared de mi habitación. Y ahora que se llegó el día, simplemente, lo taché y le coloqué una carita sonriente al lado.
Ya tuve como diez cambios de ropa y con ninguna siento que me veo bien. Hasta me terminé un frasco de loción porque me quito las camisas a cada rato.
—A ver... ésta —tomé una que tenía plasmada las caras de los Rugrats, pero me pareció muy infantil y la dejé —. O mejor ésta —agarré una ocre, pero me la quité de inmediato, porque no me gustó.
Cuando me puse una camisa color verde pasto un desagradable olor invadió mis fosas nasales. Apestaba a huevo podrido. Agarré la camisa e inhalé profundamente para comprobar si era eso lo que apestaba, pero no.
Las garritas de Happy comenzaron a rasguñar la puerta, así que fui a abrirla.
—¿Qué le pasa a la chiquitina? —puse un puchero.
Happy entró en ese momento a mi habitación y vomitó sobre la alfombra.
—¡¿Qué tienes?! —dije demasiado alarmado.
Vomitó otra vez.
—Happy, ¿estás bien?
La cargué y cuando llegué a la sala esta estaba repleta de vomito por todos lados. Hasta en el sofá.
Le giré el hocico para verle los ojos y cuando iba a vomitar otra vez la hice para adelante y le cayó a mis zapatos.
—Genial —suspiré, pero me dieron ganas de vómitar porque apestaba muchísimo más.
Happy no está tan happy como siempre.
—¡No me hagas esto! —miré el reloj colgado en la pared y aún tengo tiempo para llevarla a la veterinaria.
Corrí a por las llaves del coche y mi cartera aún con Happy en mis brazos y salí corriendo. La metí a la paquetera para que no vomitara los asientos y arranqué.
—No creo tardarme tanto... No puedo tardarme tanto, mejor dicho.
Encendí la radio para escuchar algo que me haga salir, aunque sea un momento, de esta pesadilla.
—¡Maldito tráfico! —le daba pequeños golpes al timón impacientemente.
Justamente ahora tenían que estar todas las calles repletas de coches, no vaya a ser que no tenga nada que hacer, que ahí no pasan ni bicicletas.
Cuando por fin salí de la chorrera de coches. Llegué y me bajé rápidamente de él y cargué a Happy otra vez. La paquetera apesta demasiado y del nefasto olor hasta a mí me dieron ganas de sacar todo también.
Respira, rey, respira...
Entré a la veterinaria y para mi mayor suerte no había nadie atendiendo el mostrador.
—Buenas, buenas, buenas —toco impacientemente la campanita.
En eso el doctor salió de lo más tranquilo posible. Ya no tengo tiempo y parece que eso a él le vale un reverendo pepino.
—Buenas tardes, perdón no había escuchado.
Se nota.
—¡Hola, mi perrita ha vomitado unas veinte veces o más y no sé qué le pasa si ayer estaba bien! —dije de forma acelerada.
—Bien, tranquilo —se la di —. Acompáñame, hay que chequearla.
¿Qué acaso no ve que me tengo que ir?
Bueno, claro que no lo ve, es veterinario no adivino.
Otra doctora se le unió, por lo que ambos empezaron a hablar en su idioma veterinario y comenzaron a tardarse más y más.
Quiero irme, en serio.
Miré el reloj de la pared y cielo santo. Voy media hora tarde.
Claire me va a odiar.
—Parece que comió algo y eso le provocó el malestar estomacal. Con este medicamento espero se ponga mejor —él me sonrió —. No te preocupes, ella estará bien. Solo que se tiene que quedar este día aquí para que esté en observación y mañana puedes venir a recogerla.
—En serio, muchas gracias... mhm —aclaré mi garganta —, doctor...
Siempre se me olvida el nombre de este señor, no tan señor.
—Dr. Froylan Black —me dijo él, riendo.
—Eso, perdón siempre olvido todo. —Mentira, no olvido todo... No sé me olvida que tengo que llegar volando a la cafetería —. ¿Me puedo ir ya? Es que... —suspiré —, tengo una cita con una hermosa chica en una cafetería y tengo 30 minutos de retraso o más y tal vez ella me odie si nunca llego.
—Las cafeterías dan mala suerte. —Me dijo la doctora —. Siempre hay dos oportunidades en la vida, si ella acepta salir de nuevo contigo vayan a comer comida china, eso sí funciona —ambos doctores rieron al verse.
—O, dedícale canciones, eso funciona a la perfección —el doctor le tocó el vientre.
Bueno, creo que las parejas que están decididas a estar juntas siempre planean formar una familia. Aunque, existen también las que solo quieren ser solo ambos, sin nadie más. Creo que soy de los que piensan así; si algún día eso pasara y yo me casara, me quedaría así: solo con mi pareja y ya, sin ningún niño rodeándonos..., solo perros a nuestro alrededor. Y sería feliz.
—Tomaré en cuenta esos consejos, muchas gracias —les sonreí —. ¿Dónde puedo pagar?
—Nos pagas mañana, ya te conocemos —me dijo el doctor.
—Se los agradezco —sacudí mi mano y les dije adiós mientras salí corriendo —. Se me olvidaba... —regresé y toqué a Happy —. Nos vemos mañana, corazón. Ahora sí, adiós.
Cuando salí le quise llamar a Claire y decirle que por favor me esperara, pero no sentí mi celular por ningún lado.
Subí a mi coche y tampoco estaba aquí, creo que por salir corriendo lo dejé en la casa —suspiré y metí el acelerador —. Esto me pasa por hacer todo alocado y no fijarme bien nunca en nada.
Pero solo hay una cosa que me toca por hacer ahora: Y es darme prisa.
De que llego, llego.
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¿Te quedas conmigo?
Romantik(LIBRO COMPLETO) (Parte uno de la trilogía Entre las nubes) Dylan Harper, es un estudiante universitario que sueña en cumplir todas sus metas. Claire Avery, trabaja en la heladería de su familia, pero sueña con ser diseñadora de modas. Él es extrov...