¿Te quedas conmigo?

36- Claire - En un lugar sin ti

En un lugar sin ti

El avión aterrizó y ya casi caía la noche —suspiré —. Y bajamos de él.

Sentí una fuerte opresión en mi pecho, fue como saber que no hay nada que puedas hacer para cambiar lo que pasó, lo que te hace saber que vivirás con esa sensación de culpabilidad quizás por mucho tiempo.

—Vamos por nuestras cosas —me dijo Kyrre y caminamos.

—Snowball, ¿todo bien ahí dentro? —lo miré, siempre le preguntaba lo mismo cuando bajábamos de un avión.

—Él está bien —me sonrió Madison, la azafata —. Es el mejor portado de por acá.

—Muchas gracias —me despedí de ella sacudiéndole la mano.

Pasaron unos minutos, y de pronto escuché que dijeron nuestros nombres:

—¡Kyrre! ¡Claire!

Nos giramos y era Roger.

—Mis dos bebés —rio —. Vamos, los llevaré a la casa de tu padre.

Me acerqué a Roger y lo abracé fuertemente.

—¿Qué te pasa, Clairisita? —me preguntó preocupado.

—Hice la peor estupidez de mi vida.

—Será mejor que se lo cuentes en la casa, no hay que llegar tarde —me dijo Kyrre, mientras acariciaba mi cabello.

Roger me ayudó a llevar una maleta. Kyrre miraba para todos lados demasiado emocionado por todo lo que pasaba a su alrededor. Al menos mi mejor amigo es feliz y eso me hace sentir un poco menos miserable.

Me fui por todo el camino en silencio y apoyada mi cara en mi mano al lado de la ventana. No sentía ganas de nada. Solo quería dormir, creo que así se me olvidaría todo lo que me estaba pasando.

Abrí mis ojos cuando sentí que el coche había frenado y vi la casa de mi papá frente a mí. No saben cuánto deseé haber soñado todo y despertar al lado de Dylan.

No sentía aquella misma emoción de siempre al llegar, porque sabía muy bien que ahora no sería lo mismo que antes. Pero no me quedó de otra que bajar.

—Les ayudaré a llevar todo adentro —le dijo Roger a Kyrre —. Y Kyrre, qué bueno que estudiarás acá. No sabes lo feliz que me siento de saberlo. Sé que vas a ser un gran doctor.

—Gracias, Roger —le sonrió entusiasmado —. Por fin se me cumplió algo.

—¿Ustedes creen que estoy gorda? —les pregunté de la nada.

—¿Qué? —me miraron extremadamente confundidos.

—Solo respondan.

—Tú no estás gorda —me dijo Roger.

—¿Quién te lo ha hecho creer? —Kyrre me pasó a Snowball.

Una chica que tenía mejor cuerpo que yo y que me hizo venir acá amenazada.

—Nadie, simple curiosidad —caminé poco a poco, hasta quedar frente a las gradas de la enorme casa que tiene mi padre, porque sí, su esposa y él tienen dinero, pero eso nunca me ha importado y tampoco le he andado apantallando a todos sobre eso, porque es dinero de ellos... no mío.

La puerta se abrió y vi a Francely correr hacia mí con mucho entusiasmo.

—¡Mi Claire hermosa! —me abrazó.

—Hola, Francely —la apreté más.

—¿Ocurre algo? —me soltó y me tomó por los hombros, mientras me analizaba lentamente.