7- Dylan - Feliz como una lombriz

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Feliz como una lombriz

Estaba sentado en una de las mil mesas que existen acá en la universidad. Aquí fuera es muy fresco porque es como estar en medio de una jungla de tantos árboles, arbustos y plantas que hay alrededor. Y respirar aire puro muchas veces me ayuda a pensar mejor las cosas. Me ha servido durante estos años que he pasado aquí. El primer día que pisé la universidad sentí como si comenzara de nuevo a vivir. Y me propuse eso: que intentaría avanzar por mi cuenta. Y hasta el día de hoy sigo haciéndolo porque, el que me lo haya propuesto no significa que lo logré a la primera, a veces das un paso hacia delante y luego retrocedes tres hacia atrás, y la lucha es constante, pero, al final del día, todo tu esfuerzo obtiene frutos, y yo sé que ellos están por venir pronto a mi vida.

Miré al frente de la nada, un grupo de chicas de primer año me miraban y murmuraban cosas entre ellas, mientras se enseñaban sus celulares y soltaban risitas. Y creo saber el por qué lo hacen —rodé mis ojos —. Mi segundo apellido es Holt; mismo apellido que ocupa mi hermano. Su nombre es Gideon... Y sé que nunca les he hablado de él, pero es porque simplemente no me interesa hacerlo. Pero viendo esta situación, pues Gideon es un actor muy famoso, ha participado en varias películas (que, por cierto, en mi vida he visto) y ellas lo han hecho ganar bastantes premios importantes ya. Es por lo mismo por lo que aquí en la universidad y por varios lados hay quienes me reconocen por el parecido de ambos —que nos negamos en aceptar —, por lo que, en más de alguna ocasión, las personas vienen a mí como si yo fuese la celebridad.

—¿En qué pensáis? —Jacob se sentó en una de las bancas de la mesa frente a mí.

Brinqué del susto.

—Me espantaste, baboso —me reí.

—Es que mirabais a esas chicas muy atento, eh.

—Me están acosando, por si no te das cuenta.

—Cuidado y te besan —volvió a reír —. Pero ya vale, no les prestéis atención. Mejor dime qué estais haciendo aquí y tan solito.

—Estaba pensando en las actividades, nada más en eso.

—Sí, ajá. Y yo no nací en Barcelona —Negó con la cabeza al no creerme —. ¿Disteis con la dirección el otro día? Ya no te pude preguntar.

—¡Oh, sí fíjate! —dije de lo más sarcástico —. Solamente estuve una hora de arriba para abajo como un loco. Pero todo normal, nada raro.

—Lo raro hubiese sido que llegaseis a la primera, pero como el señorito se pierde hasta en su propia casa —rio.

—Tampoco soy tan estúpido —le entrecerré mis ojos.

—Sí, ajá.

Jacob y yo hemos sido amigos desde que entramos a la universidad, no estudiamos lo mismo, pero al igual que yo, él estaba solo el primer día sentado en el fresco pasto. Así que me acerqué y comenzamos a hablar hasta que con el tiempo se formó un lazo poderoso de amistad. Y ahora somos como hermanos.

El nombre de Jacob es en español, pero como nadie de por aquí suele hablar tanto en ese idioma, entonces de vez en cuando lo llamo Jake porque para mí es más fácil. Nació en Montjuic, Barcelona, pero ganó una beca y ahora estudia acá en Loyola University. A veces Jake habla en su idioma, pero suelo entenderle bastante porque se encargó de enseñarme lo básico. Y el catalán es un idioma muy interesante. Se ha convertido en uno de mis favoritos y los que mejor manejo... Y eso que solo entiendo el inglés, ya que una vez me metí a un curso de francés y, bueno..., me di de baja a las tres semanas.

—Ni tan siquiera sé dónde puede ser la fiesta, ¿tú sí? —Jacob miraba su celular.

—En una heladería. Ya la pagué.

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora