15- Dylan - De mal a peor

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De mal a peor

Alguien llamó a mi puerta, pero no me quiero levantar para nada. Estoy de veras cómodo aquí solito en mi cama, hundiéndome en mi tristeza. Creo que es el mejor/peor plan que se me haya podido ocurrir en todo el día.

Al fin pararon de tocar, pero mi celular comenzó a sonar ahora.

Tenía en mente muchas personas que me estarían llamando, pero, aunque quisiera que una de ellas fuera principalmente Claire, sé que no es así, ya que ahora es más fácil que me llame el Diablo (o sea, Genevieve), a que ella lo haga.

Miré quién carajos podía ser, pero rodé mis ojos al saber que era Phoebe.

Dylan: —¡Cómo jodes! —lo puse en altavoz para evitar levantarlo.

Pheebs: —¡Estúpido, abre la puerta! —exclamó mi adorada mejor amiga.

Dylan: —Quiero estar solo... —me interrumpió.

Pheebs: —¡Tienes que ir a traer a Happy a la veterinaria!

Ay, genial.

De todo lo que me había pasado hace aproximadamente 24 horas. Las peores horas de mi vida, por cierto. Se me había olvidado ir a recoger a mi pobre perrita a la clínica.

Dylan: —Voy ahorita. —Le colgué.

Me puse de pie, tomé mi cartera, las llaves del coche y salí.

—¡OMG! Te ves tan acabado —me dijo Phoebe, viéndome de arriba hacia abajo y yo le puse mala cara.

Tiene razón. Ni tan siquiera me he bañado y estoy con mi pantalón de algodón de pijama, una sudadera y unas chanclas negras.

Creo que si hago un tuit solo pondría: Achicopalado nivel leyenda.

—¿Ya comiste al menos?

—¿El helado de fresa cuenta?

Comía helado como aquellas personas que miran una película triste y comienzan a llorar, mientras se atragantan con cucharadas de helado. Y lo hago desde ayer. Solo me faltó delineador negro corriendo por mis mejillas para hacer más dramático el momento.

—No, pero ya es algo. Anda, vámonos.

Caminamos y nos subimos al coche. Phoebe va cantando una canción de Justin Bieber a todo pulmón y me hace querer tirarme a un barranco.

Me siento mal y a está niña no le importa para nada. Ni porque le conté todo anoche, después de que recibí la llamada de...

La innombrable.

—Me dijo que me extraña —le dije en voz baja.

—¡Qué no moleste! 

—Me da risa, Phoebe. Es solo que, ¿cómo consiguió mi número? La verdad es que no creo que uno de mis amigos se lo haya dado, porque, si es así, te juro que tomo un vuelo a Nashville solo para irles a reclamar.

—Yo tampoco creo que haya sido uno de ellos, y menos en estos tiempos, justo ya ha pasado lo suficiente como para dejar ese tema en el pasado.

—¿Por qué me llamó? 

Me estacioné frente a la veterinaria.

No sé por qué le hice esa pregunta a Phoebe, la verdad es que, si ni tan siquiera la sé yo que conozco a Gen, menos la va a andar sabiendo ella que en su vida la ha visto jamás.

—No sé por qué lo hizo y tampoco quiero saber —Phoebe rodó sus ojos —. Llevas años sin ella, y todo es su culpa. Mira, yo no la conozco y ni la quiero conocer, pero todo lo que me has dicho acerca de ella ha sido suficiente para darme cuenta de que es una... —respiró —. Me guardo la palabra.

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora