¿Por qué siempre se me acelera el corazón cuando la tengo cerca?
Hubo un día en el que, por milagro del Señor, mi hermano me habló de la nada antes de venirme para acá y me dio el consejo de aprenderme todas las calles, avenidas y hasta callejones, ya que siempre he sido muy despistado en ese aspecto y termino perdiéndome por no saber nada.
Tengo que llevarle una bolsa que contiene los adornos de la fiesta sorpresa de Phoebe a su tía, pero no logro dar con la bendita dirección desde hace ya una hora, y me siento bien estúpido por eso.
Se suponía que vendría Jacob, mi amigo y el enamorado de Phoebe, pero el imbécil se dobló el pie jugando golf.
¿Quién demonios se dobla el maldito pie jugando eso? Bueno, él.
Voy repasando una y otra vez la dirección que me mandó a mi celular, pero creo que ya le di vuelta a media ciudad y no doy con nada. Y lo peor aún es que nadie me contesta para preguntarle si ya ando cerca o si de por sí ya me perdí, que es lo más probable. Es injusto que me sacrifiquen a mí, que no soy de por aquí, cuando Aaron, quien es el únicos que ha vivido durante años aquí, pudo haber venido igual. Pero como para eso siempre se hacen los locos e inventan un millón de excusas para poder zafarse de todo.
Voy llegando ya al parque, ojalá aquí encuentre a una persona amable que me diga cómo puedo llegar. Aunque, creo que todo está en mi contra este día porque el parque está prácticamente vacío. —Suspiré —. A lo lejos vi a un chico alto que tiene abrazada a una chica. Me sentiré pésimo en interrumpir su momento empalagoso si son pareja, pero no me queda de otra que preguntarle a él.
Bueno, ya estoy cerca, arrepentirme ya no puedo, así que aquí voy...
Bien dicen que el que no arriesga no gana.
—Hola, tengo mucho tiempo viviendo aquí, pero aún no conozco casi nada —le dije al chico de cabello rizado y le mostré mi celular —. Podrías ser tan amable de decirme dónde queda esta dirección.
—Mhm, a ver déjame ver. —Comenzó a leer la dirección detenidamente —. Es que no recuerdo si es en aquella esquina o en la otra. Claire, ¿dónde es esto? —giró su cuerpo.
Bueno, al menos no me mandó a la chinita.
Un momento...
¿Dijo Claire?
Efectivamente, es ella.
¿ES ELLA? —comienzo a sentirme nervioso, bastante nervioso. Y mi corazón acelerado me hace sentir al borde del infarto, pero de un infarto muy bello —. Es Claire, qué emoción.
Nuestra mirada se conectó y sentir eso fue algo que jamás olvidaré.
Ella tomó mi celular y comenzó a leer la dirección.
Pasó analizándola varios minutos, mismos que me sirvieron para verla mejor y seguirme dando cuenta de que Claire es demasiado preciosa.
Al final suspiró, mientras me regresó el celular y terminó por decirme:
—Es a dos cuadras de aquí, es la primera casa de esquina que veas pintada de color ocre con arbustos y veranera roja afuera.
Lo ven, aquí vuelvo a darme cuenta de lo estúpido que soy, ya que pasé frente a esa casa como tres veces y no me tuve fe ni a mí mismo de que esa pudiese ser la casa de la tía de Phoebe.
Aunque, pensándolo de otro modo, si hubiese llegado a las primeras, posiblemente no hubiese podido ver a Claire y ni a hablar con ella.
Bendito seas destino bonito.
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¿Te quedas conmigo?
RomanceDylan Harper, un estudiante universitario que sueña con ser animador digital, busca dejar atrás un pasado lleno de sombras. Claire Avery, una joven reservada que trabaja en la heladería de su familia, sueña con escapar y dedicarse al diseño de modas...