12- Claire - ¿Por qué nunca puede irme bien en el amor?

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¿Por qué nunca puede irme bien en el amor?

Llevo una hora esperando a Dylan sentada. Hasta tuve que pedir un sinfín de comida más para que no me terminen echando del lugar. Ya vi muchos videos en YouTube, un partido de fútbol, el mejor que he visto hasta ahora y eso que no les entiendo y tampoco me gustan tanto, y también me descargué un juego para pasar el rato y el señorito no aparece.

La cafetería es linda, pero le prestaría más atención si tan solo no estuviese con los nervios de punta por estar esperando a alguien de forma impaciente.

Bebo de mi botella de agua, que me resultó carísima; $3.00 dólares por agua del grifo purificada, me siento estafada.

Mi pierna se mueve muy deprisa y mi frustración aumenta cada vez más.

Han entrado y salido personas, y yo estoy acá esperando a alguien que no aparece. Una pareja hasta se me ha quedado viendo con ojos compasivos y me sonríen a medias. Creo que en sus adentros sienten lastima por mí, porque efectivamente me dejaron plantada. Genial.

Ni tan siquiera me ha enviado un mensaje para decirme que ya viene o que no vendrá. Nada. Me da coraje y sentimiento al mismo tiempo. No hay señales de vida de esa detestable persona, porque sí, Dylan se acaba de convertir en eso para mí.

—Me largo —pasé mis manos por mi rostro —. No puedo seguir aquí.

Fui a pagar la cuenta. Hasta las chicas que atienden acá me vieron de manera triste. Una de ellas hasta me regaló un chicle.

¡Ay no! ¡Qué vergüenza!

En mi vida vuelvo a entrar aquí otra vez, así me evito que me vuelvan a ver la cara ellas. Y más una que tiene su cabello corto y de piel morena, que en serio no disimulo para nada en burlarse de mí.

Justo cuando me dirigía hacia la puerta, escuché que ésta sonó, por lo que levanté rápido mi cabeza con la esperanza de encontrarme a Dylan. Pero, para mi enorme sorpresa, no sé trataba de él, sino más bien de... Conan y algunos de sus amigos.

—¿Claire? —se acercó rápido a mí —. Qué sorpresa. ¿Qué andas haciendo hasta por aquí?

Valiendo madres, fíjate.

—Solo pasé por... un café —sonreí, o al menos eso traté de hacer.

—¿Y ya te lo tomaste?

—Eh... —miré hacia todos los lados —, sí, sí, sí —asentí varias veces —. Ya estuvo. Bien dicen que al mandado y para la casa.

Uno de sus amigos le gritó que se diera prisa, por lo que no le quedó de otra que decirme:

—Bueno, me gustó verte ahora. Espero que se siga repitiendo.

Justo cuando iba a responderle, Conan pensó por un momento y luego se acercó a mí y me besó la mejilla rápidamente. Y eso me tomó por sorpresa, que no supe qué decirle y solo le sacudí mano para despedirme.

De igual forma, abrí de manera brusca la puerta y caminé muy rápido hasta llegar a la parada del autobús.

El sol quema y mi mano pequeña no me ayuda a tapar mi cara completa.

No me puedo quitar de la mente que Dylan me haya hecho esto. Y tan grandes que tenía mis expectativas con él.

Y tampoco me puedo quitar de la mente lo que hizo Conan. Y por más que intento no pensar en eso, es imposible.

El autobús llegó y me subí en éste. Había un glorioso y único asiento al lado de un señor que venía cabeceando. Me senté y en antes cabía en él, por lo que quedé demasiado incómoda. Para varear mi celular se apagó y no podía escuchar música y olvidarme de la jodida plantación que tuve.

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora