25- Dylan - Plan B

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Plan B

Llegamos al apartamento de Claire y Snowball salió a saludarnos.

—Hola, pequeño —me puse a jugar con la bolita de pelos en el piso.

—¿Qué hacen aquí? —Ginny veía una película en la sala con las chicas.

—Estoy... enferma... —Claire estornudó.

—Sí, mija, se nota.

Claire no podía ni hablar porque se quedó sin voz así de la nada por la misma alergia y se fue a su cuarto. Así que, proseguí yo:

—La señora Hope nos dijo que fueran a cubrirla.

—¿Y yo por qué? —se quejó Grace —. ¿Que no para eso está Kyrre?

—Gracias por decirme que soy un esclavo de manera sutil —entró Kyrre y se fue directo al baño.

—Porque estás de arrimada aquí, así que tú también te vas —le contestó Ginny.

—Siempre tan chula usted —le sonrió falsamente.

Ginna dio un fuerte suspiro malhumorada y tiró una almohada con todas sus ganas hacia el otro sillón mientras se quejaba. Ella y Claire tienen un carácter que hace a cualquiera correr del espanto y, por más que ellas digan que no se parecen en nada, es mentira.

Pasó hecha una furia por mi lado y se fue a cambiar.

Acto seguido de eso, a Grace no le quedó de otra que seguirla e irse a cambiar igual.

—¿Qué tal estás, Eliza? —le pregunté a su amiga, mientras que yo seguía tirado en el suelo jugando con el perro.

—Estoy bien, gracias.

—Bonita muñeca —le dije, al ver que cargaba una.

—¡Oh, gracias! Me la regaló mi hermano... Bueno, no tan así, pero es cómo si lo hubiese hecho él. —Sonrió a medias —. Él... falleció cuando yo era pequeña.

Qué duro es perder a alguien, y más cuando esa persona es un familiar al cual querías mucho.

La vida muchas veces es demasiado injusta, porque se lleva a personas importantes para ti, a las cuales no quisieras perder nunca. Y deja a las que hacen daño y no aportan nada para esta vida. Es cruel. Pero así es la realidad.

—Pero, aunque mi hermano ya no esté acá en la tierra, sé muy bien que algún día todos los que nos quedamos tristes aquí volveremos a sonreír cuando lo veamos en el cielo. Al menos eso quiere creer.

—Eso es bueno, Eliza. No siempre nos pasaran cosas buenas, por eso se llama vivir, porque aprendes cada día lo que es en verdad todo. Te enfrentas a cosas y momentos de los cuales nunca se te pasó por la mente que enfrentarías. Y eso te hace fuerte.

—Mhm —murmuró —, aunque, ya no recuerdo cómo era mi hermano cuando estaba vivo, digo, de no ser por las fotos yo no recordaría muy bien su aspecto —sollozó y se me hizo pequeño el corazón —. Pero eso es bueno, ¿no? Al menos de ese modo puedo sentirlo cerca de mí, aunque no sea así.

—Sabes, yo perdí a mi mamá hace años y sé lo duro que es decirle adiós a alguien que amas. La muerte no se sabe cuándo llegará, pero si eres creyente entenderás qué algún día volveremos a ver a todos los que hemos perdido. Así como yo sé que mi madre me cuida, yo sé que tu hermano nunca te ha dejado a ti tampoco, así como tú lo dices.

—Gracias... —me sonrió al final y yo hice lo mismo —. Solo los que en verdad hemos pasado por una perdida familiar, sabemos lo que es el querer asimilar que no verás a alguien que amaste vivo.

¿Te quedas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora