Capítulo 4: Familia 2/2.
04 setiembre, 2018.
Harper.
—Lamento la tardanza—pedí al entrar al salón, respirando agitadamente debido a la carrera que había dado en el intento de llegar a tiempo—. Me designaron delegado de clase y tuve que hacer algunas cosas.
—Vamos, igual siempre llegas tarde Harper—se burló unos de los chicos, siendo seguido por la risa de los otros.
Un grupo de seis conformado por tres chicos y tres chicas, dos de ellos de mi edad, tres de un año menos y uno de dos, quien recientemente había entrado; esos, eran quienes conformaban el club de música.
Me uní a ellos, terminando de ingresar y dejando mi mochila en una esquina—. Estaré en la sala de insonora—avisé dirigiéndome a la puerta contigua dentro del salón—. Si necesitan algo vayan a buscarme.
—Debemos irnos a las siete máximo, Harper, no vuelvas a perderte en tu mundo—escuché decir a la presidenta del club, antes de que cerrara la puerta tras mí.
Como si fuera algo que controlara.
Di un suspiro. Habían pasado casi once años, desde que ingresé a mi primer club de música, me gustaban el sonido de los instrumentos y ni que hablar de las melodías que solían componer; aunque debía admitir, que al inicio había sido un completo desastre. No parecía capaz de poder tocar ningún instrumento, sin causar un ruido colosal.
Veamos, ¿dónde la pusieron?, oh, aquí está.
Al menos hasta que conocí ese instrumento.
Lo saqué con cuidado del depósito, llevándolo hasta el lugar donde había un asiento adecuado, en el cual la pudiera tocar; un instrumento de cuerdas poco usual entre los adolescentes pero infaltable en las orquestas, que producía una melodía armónica y pacífica, que nada tenía que ver con mi yo de aquel entonces. Grande, pesada, pero de la que me había vuelto un amante: El arpa.
Mis familiares habían estado conmocionados luego de que, tras fallar una y otra vez con diversos instrumentos, terminara encontrando mi pasión en el arpa; pues debido a mi actitud de niño enérgico, siempre pensaron que iría más con una batería, una guitarra o hasta un violín. Pero jamás con el arpa.
Y aunque también había fallado tocándola varias veces, no me entristecí ni me rendí como con los demás; había sido cautivado por el instrumento y lo di todo de mí, para aprender a tocarlo. Así había llegado al punto en el que, incluso, componía mis propias melodías.
Ah, fallé de nuevo.
Sin embargo, seguía sin ser del todo perfecto en ello.
Bien, vamos de nuevo.
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—¡Regresé! —exclamé entrando a casa y dejándome caer sobre el sofá.
—¡Estoy en la cocina! —avisó, lo que se traducía, a que quería que fuera hasta allí.
Con desgana, me puse en pie, atravesando la sala hasta la cocina. Pude ver a la joven de cabellera rubia que parecía cocinar algo, por lo que, en lugar de interrumpirla, me senté en la mesa—. Pensé que ya habrías cenado—comenté apoyando mi rostro sobre la palma de mi mano—. Son las nueve.
—Ya comí, esto es para ti—explicó sin voltearse—. Te quedaste de nuevo hasta tarde practicando con el arpa, ¿verdad?
Asentí con la cabeza y en poco tiempo, un plato con comida humeante fue servido frente a mí—. Me pase la hora de cierre—bostecé, tomando los cubiertos—. Recibí una reprimenda del encargado y la presidenta.
—Era de esperarse, mamá y papá me comentaron que solía pasarte mucho en tu otra escuela—mencionó sentándose frente a mí y cerrando sus ojos antes de suspirar con resignación—. No lo creía hasta que lo vi con mis propios ojos, menudo hermanito problemático tengo.
Bueno, tenía un año viviendo con ella, antes de eso, no vivía con Hellen desde los doce años, cuando ella consiguió su primer trabajo lejos de casa y terminó tomando independencia; era común que no estuviera acostumbrada a los malos hábitos que desarrollé durante el inicio de mi adolescencia y que, a pesar de las advertencias, terminara siendo difícil acostumbrarse a ellos. Siendo sincero, más que costumbre, parecía ser que terminaban por simplemente resignarse.
—Sé que en realidad me amas, Hellen—le señalé sonriendo—. Y que te alegras de tenerme como tu hermano menor.
Me había ido a vivir con mi hermana cerca de cuatro años atrás, pues mis padres se habían mudado al centro de New York y yo no me sentía listo para ese tipo de cambio; por lo que decidí quedarme en East Hills junto a ella. Ya luego decidiría si continuar allí o irme junto a mis padres tras terminar la preparatoria.
—Calla y come—ordenó sacudiendo mi cabello—. Luego vete a dormir, no es bueno que inicies el curso desvelándote.
Me reí. Aunque solo fuéramos mi hermana y yo, eso era suficiente para mí; pues con ella, a pesar de las discusiones y diferencias de opinión que todo hermano tiene, siempre podía divertirme. Era más que mi hermana, era mi mejor amiga.
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¡Hello my lovers!
Acá PJ reportándose de nuevo.
Bueno, como se los prometí, es domingo y toca actualización, en este caso, otra vez tocó actualización doble. Les aviso que esto va a ocurrir a menudo con esta historio y en ocasiones solo se publicara un capítulo, esto porque hay capitulo que son muy necesarios leerlos el mismo día.
Bueno, ¿qué les ha parecido los capítulos de hoy?
Espero que les haya gustado mucho.
En fin, no tengo nada más que decirles, no olviden dejar su estrellita y su comentario.
Nos leemos el próximo domingo.
Mucho amor, gomitas y salud para todos.
¡By-bye!
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Your Voice [TERMINADA]
RomanceEscuchar los pensamientos de los demás, es el super poder que a muchos niños les gustaría tener; suena genial y poderoso. Así que es natural que surja entre las conversaciones de los más pequeños. Pero una vez lo tienes, no te parece tan genial. Al...