Final.
15 octubre, 2022.
Melody.
Es ruidoso.
Observé por la ventana, ladeando una sonrisa mientras veía el paisaje de la ciudad a través de ella desde el taxi que abordaba en ese momento.
Aunque, bueno, no tanto como lo era hace tres años.
—Señorita, hemos llegado—me informó el conductor, observándome por medio del espejo retrovisor—. ¿Necesita que la ayude con su equipaje?
—No, puedo sola con él, muchas gracias—le contesté tendiéndole el dinero correspondiente al viaje, bajé del auto y saqué de la cajuela mis maletas, despidiendo al amable taxista con la mano antes de girarme para enfrentar la casa estilo japonesa que se encontraba frente a mí—. Hogar, dulce hogar.
¿Cuándo había sido la última vez que había estado allí?, ¿hacía nueve meses durante el año nuevo? Se sentía como si hubieran pasado siglos.
Ingresé a la casa, utilizando la vieja llave que siempre llevaba conmigo para poder entrar, escuchando un jadeo de impresión al hacerlo—. ¡Mi-chan! —exclamó mi abuela con sorpresa.
La observé, brindándole una sonrisa tras confirmar que estaba visiblemente saludable—. Hola, bāchan—le saludé dejando la maleta a un lado—. Estoy en casa.
Después de aquello, fui atrapada por mis abuelos y mi padre, me sentaron en el sofá de la sala; sin dejarme levantarme de allí hasta que hubieron saciado toda su curiosidad sobre mi vida los últimos meses. Luego de eso, finalmente pude retirarme a mi habitación, para poder arreglar las pocas cosas que había llevado.
—Traigo sábanas nuevas—avisó mi abuela ingresando en la habitación mientras yo abría la maleta, buscando las cosas que necesitaría para mi ducha—. Las de aquí deben tener olor a guardado.
Le sonreí, dejando lo que hacía para poder ayudarla con la cesta de mantas—. Gracias, abuela—le agradecí sinceramente.
Ella me dejó cargar con la cesta, mientras desviaba su atención a mi maleta—. Oh, recuerdo esta—comentó repentinamente tomando un recuadro de mi maleta—. Fue para tu primer año nuevo en Japón, jamás podré olvidar lo sorprendida que estabas cuando ese chico se apareció repentinamente fuera del apartamento.
Me acerqué para poder observar lo mismo que ella, sonriendo de forma nostálgica al ver cuál era la foto y localizando enseguida el momento en mi memoria. En la imagen, aparecía mi yo de dieciocho años, con un kimono puesto y nieve en el cabello; el templo que visitamos en año nuevo a mis espaldas y a mi lado, rodeando mi cintura con uno de sus brazos y con una sonrisa enorme, un chico de cabello rubio, bien abrigado de pies a cabeza. Mi primer año nuevo en Japón y también, el primero que pasé con él.
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Your Voice [TERMINADA]
RomanceEscuchar los pensamientos de los demás, es el super poder que a muchos niños les gustaría tener; suena genial y poderoso. Así que es natural que surja entre las conversaciones de los más pequeños. Pero una vez lo tienes, no te parece tan genial. Al...