Capitulo 20

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Valentina Cisneros

Ha pasado una semana y aún Oliver se niega a hablar conmigo, todos estos días le he estado enviando mensajes y llamadas a lo que el simplemente ignora y he sabido que ya está recuperado y fuera del hospital desde hace dos días porque su hermana me lo ha dicho y ella me ha puesto al tanto de todo, yo he estado tentada a ir a verlo a su casa pero me contengo porque además de que me echará de su casa como lo hizo en el hospital, quiero evitar otro momento tan amargo como ese.

Aún así no puedo negar que estoy muy dolida y sigo con el corazón destrozado, no se como Oliver y yo hemos pasado de estar juntos y dispuestos a todos por nuestra relación, a estar así cada vez más alejados y de un día para otro, estoy muriendo por dentro ante su indiferencia pero no puedo obligarlo a estar conmigo, con el pasar de los días me demuestra más que no me necesita tanto como yo a él y no puedo negar que siento miedo al pensar que el puede cambiarme por otra, se me revuelve el estómago de tan solo pensarlo.

Estoy acostada todavía en mi cama cuando son las 10:38 de la mañana, estoy sumida en mi caos que sigo desmotivada, tanto que ya ni ir a la academia me hace feliz, lo hago solo por la competencia, la cual será la semana que viene y tal emoción que sentía por ello poco a poco se ha ido disipando, pero me he esforzado tanto que dejar la competencia ahora seria lo peor que podría hacer y no lo haré por más ganas de llorar y tristeza que tenga, aunque creo que ya me seque al estar llorando todos estos días que pensaría que ya no tengo lágrimas y menos después de pasar toda la noche llorando luego de haberlo visto ayer en la academia por unos minutos.

Estuvo evitandome todo el rato, a lo que todos allí se dieron cuenta y han comenzado a hacerme preguntas, mas que todo Aline y Daniela, las cuales no dejan de chismosear y hacer de mi situación con Oliver más difícil de sobrellevar.

Me levanto de la cama, me mareo un poco pero me estabilizo rápidamente y me posiciono frente al espejo de mi tocador en el cual se refleja todo mi cuerpo, observo cada aspecto y me doy cuenta de lo grande que luzco y no me explico lo que esta pasando ya que estos días si que no he comido y el hambre ya no es un problema para mi ya que no me da tanta, y es para que haya bajado kilos de más, aunque estoy algo confundida ya que ayer he recibido elogios por parte de mi profesor y me ha dicho que lo estoy haciendo de maravilla, que ahora mi cuerpo se ve como el de una auténtica bailarina y no lo entiendo porque lo dijo si en el espejo veo el reflejo de una mujer gorda y fracasada.

Toco mi abdomen y extraigo toda la grasa sintiendo un rollito el cual me hace sentir asqueada de mi misma y las palabras que Oliver me ha dicho aquel día en el hospital vuelven a hacer eco en mi mente como todos los días desde que me lo dijo y han sido la razón de tantas lágrimas.

Miro la báscula y muerdo mi uña nerviosa, pienso en subirme pero no estoy segura, dudo en hacerlo ya que no quiero volver a derrumbarme, es por eso que he evitado pesarme todos estos días, pero esa vocecita en mi mente me grita que no debo evadirlo mas y que la hora ha llegado y convencerme de lo gorda que estoy y recordarlo cada vez que quiera abrir mi boca para introducir en mi cuerpo calorías, doy una respiración profunda y me quito la ropa quedando solo en ropa interior, evito mirarme así en el espejo para no atormentarme mas por ahora viendo mi ancho cuerpo y perder la poca valentía que tengo ahora para subirme a la báscula.

Me subo y cierro los ojos en ese momento, luego me lleno de valor para ver el número bajo mis pies y abro nuevamente los ojos bajando poco a poco mi mirada y suelto el aire que no sabía que estaba conteniendo cuando veo el número reflejado allí.

¡¡¡43 kg!!!

Tapo mi boca por la sorpresa, llegué a mi peso meta, y es increíble como pude bajar 9 kilos en tres semanas, no puedo creerlo, pero ahora una gran emoción se instala en mi.

Valor de mujer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora