Capitulo 11

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Valentina Cisneros

Cuando llego a casa sigo aún muy feliz, voy directo a mi habitación y me cambio la ropa por uno de mis pijamas para luego continuar con mi tarea, ya hasta la había olvidado con tanta felicidad, pero debo terminar ya que no quiero dejarla para después y recordarla hasta el último momento, odio cuando pasa eso, así que me siento en el escritorio nuevamente colocandome los audífonos, me gusta hacer tarea con música, aunque en realidad todo lo hago con música.

Miro la hora y son las 8 de la noche, recién termino mi tarea y suelto un suspiro pesado, me ha tomado mas tiempo del que esperaba pero por fin logré terminar y ahora vuelvo a ser libre, aunque se que no será por mucho tiempo, me levanto para ordenar el escritorio y guardar las libretas, lápices y plumones, pero en ese momento tocan a mi puerta y doy la autorización para que entren.

—Hija ¿cómo estás? ¿qué estás haciendo? —me pregunta papá entrando y me saluda con una sonrisa a lo que yo también sonrío.

—Excelente, hoy no me pudo haber ido mejor y ahora estaba haciendo tarea, ¿y a ti qué tal te fue? —le respondo muy entusiasmada de verlo y le devuelvo la pregunta.

—Si me imagino que si, se te ve contenta y a mi también me ha ido bien pero vamos a bajar al comedor a cenar, traje hamburguesas y papas fritas, tus favoritas, y en la mesa nos cuentas porque fue un gran día para ti, aunque sospecho que todo es por Oliver —me dice y me hace reír pero no respondo a eso.

—En un momento bajo papá, tengo que terminar la tarea, empiecen a cenar sin mi y ahorita los alcanzo —es lo que se me ocurre decirle y el asiente para luego salir cerrando de nuevo la puerta.

Sigo en lo que estaba y cuando ya está todo ordenado me acuesto en la cama después de cepillar mis dientes, claramente lo que le he dicho a papá es mentira, no bajare a cenar y mucho menos cuando son las 8:20 de la noche y una de las reglas que me impuse es no comer luego de esa hora porque es fatal, pero con la dieta casi no ceno, y tuve que decirle eso a papá a pesar de que ya había terminado mi tarea pero si le decía que no cenaria le notificaria a mamá y de seguro ya la tendría acá en la habitación escuchando sus reproches.

Marco una videollamada para hablar un rato con Oliver y aunque me siento muy cansada y quiero dormir quiero terminar este día hablando con el, me responde al instante y hablamos sobre la academia, y el no deja de elogiarme por mí peso, le he contado lo que pasó por la tarde con mamá y el me sigue recordando que no debo dejar que nada se interponga en mi objetivo de perder peso a lo que yo opino lo mismo.

Pero ahora me concentro en escuchar que está orgulloso y lo afortunado que se siente por tener una novia hermosa, bailarina y de cuerpo perfecto, le cuento que llevo dos días de ayunos y que pienso seguir, nos ponemos empalagosos como casi la mayoría de las veces y ambos recordamos que ya cumpliremos nuestro segundo aniversario de relación y estamos pensando como lo celebraremos.

Aún me parece mentira que ya tengamos dos años juntos, pero lo mejor es que es la realidad y lo sigo amando como el primer día y aunque lo veo todo el día, el hablar con el será mi plan favorito antes de dormir, nos despedimos y como todos los días prometemos vernos al día siguiente, antes de colgar le digo lo mucho que lo amo y le mando un beso al igual que el a mi.

Después me levanto a hacer ejercicio ya que antes de meterme en la cama debo hacerlo, se me ha vuelto una rutina y así dormiré hoy mas tranquila sabiendo que sigo bajando.

Dejo el celular de lado y apago las luces y el televisor para acomodarme entre las colchas y cierro los ojos, pero minutos después sucede que por más que intento dormir no lo consigo, me giro de un lugar a otro pero simplemente no lo logro, mi estómago no deja de rechinar y es muy molesto, cuando no lo soporto más me levanto y bajo a la cocina, abro el refrigerador y saco una jarra con agua y bebo un vaso, tal vez con esto mi estómago se sentirá lleno y deje de molestarme.

De pronto el olor de la comida en el refrigerador se cuela por mis fosas nasales pero no le presto atención y sigo bebiendo agua, cuando siento que ya es suficiente dejo la jarra y voy a subir nuevamente a mi habitación pero luego veo la hamburguesas que ha traído papá para mi guardada en el microondas, me quedo solo visualizandola por unos segundos y poco a poco comienzo a sentir hambre, pero una vez mas mi cabeza me recuerda que no debo hacerlo, pero la verdad si se me ha antojado mucho, me quedo allí de pie estática sin hacer nada, pero de un momento a otro siento un impulso y como si estuviera siendo controlada voy hacia el microondas y saco la hamburguesa y las papas fritas en un segundo y al otro estoy sentada en el comedor dando un bocado tras otro.

Siento que no puedo detenerme y finalmente lo hago cuando veo que ya no queda más, me toma unos momentos reaccionar y cuando lo hago caigo en cuenta de lo que acabo de hacer la desesperación se apodera de mi, no comprendo lo que ha pasado, iba tan bien y ahora hago esto sin pensar, salgo corriendo escaleras arriba y entro en el baño encerrandome en el y sin perder tiempo meto mis dedos en la garganta y nuevamente intento sacarlo todo, pero luego la puerta se abre y me detengo para mirar a la persona que me ha interrumpido, Valeria está allí de pie y en pijama mirándome curiosa.

—Valen ¿por qué estas vomitando? ¿estás enferma? —pregunta sin entender nada y a la vez preocupada a lo que yo ahora mismo me convierto en un manojo de nervios.

—No me pasa nada y no estoy enferma —las palabras salen de mi boca atropelladamente.

—Entonces ¿por qué... —va a volver a preguntar pero la interrumpo.

—Ya te dije que no me pasa nada, la hamburguesa me ha hecho mal en el estómago, es solo eso pero estoy bien —bajo la cadena del inodoro y cuando voy a salir rápidamente, recuerdo algo y vuelvo a mirar a Valeria —Y otra cosa, por nada del mundo le digas esto a papá y a mamá ni mucho menos a Vanessa, no quiero se preocupen ¿estamos de acuerdo? —le pido y ella asiente lentamente sin aún entender pero ahora me preocupa que abra la boca, aunque no me queda de otra que confiar en que no dirá nada.

Ahora regreso a mi habitación y está vez si cierro con pasador para que nadie me siga molestando, respiro hondo pegada a la puerta y camino lento hasta sentarme en la cama, la habitación está oscura, solo entra una poca luz de la ventana y me quedo mirando a la nada.

Me quedo allí pensando y siento como mis lágrimas van bajando por mis mejillas una a una.

¿Cómo es posible que lo he vuelto a hacer?

Arruine mi esfuerzo de dos días en tan solo unos minutos, me sigo cuestionando el porqué lo hice y no se la respuesta, ahora siento que he subido todos esos kilos que bajé en tan solo unos momentos y comienzo a sentir que nunca lo haré bien.

Debo asegurarme de que todo lo que comi por cerda salga lo más rápido posible de mi cuerpo, así que me tomo un laxante y a pesar de que ya hice ejercicio esta noche lo hago nuevamente, es mi castigo por ser una cerda, estoy segura de que con la interrupción de Valeria no salió todo.

Cuando siento que ya no puedo mas me detengo, el cansancio se hace más grande y mi cuerpo ya no lo soporta, pero antes de volver a la cama hago otra vista rápida al baño y cuando ya estoy lista para dormir cierro mis ojos y siento como ahora si mi cuerpo se relaja por completo...

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Es tan triste que alguien pueda sentirse de esa manera y sentirse manejado por algo que no puedes controlar.

Por eso es que si tienes la oportunidad de ayudar a alguien a mejorar su salud mental no lo dudes ni un segundo, realmente se vive un calvario con las enfermedades mentales.

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Chanti 💕

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