PEQUEÑA REALEZA | Kosair Trovi y tu | EN PROCESO

II

CAP 2|LOS DRAMAS DE LA CORONA

Narra T/n

La bienvenida de la emperatriz fue muy dulce, se puso a hablar con nosotros tanto llegamos y pidió algo de alimento para recuperar las fuerzas del viaje. Su hospitalidad era muy agradable, la mujer era algo fría al principio pero poco a poco se fue relajando. Pero de repente note como en la habitación un aura amenazante, Navier estaba tensa mirando atrás mío con uno de los regalos que le había dado Kosair, yo me giré para ver lo que pasaba y pude notar a simple vista que Kosair estaba muy enojado. 

Navier se levantó nerviosamente y fue decidida hacia Kosair, intentó agarrar algo que tenía en las manos  su hermano que parecía ser un pequeño bloc de notas pero Kosair no dejó que su hermana agarrara eso. 

— Por qué celebras un banquete para esa mujer — dijo cabreado. 

— Estoy a cargo de organizar todos los banquetes de palacio, incluidos aquellos en su honor. 

Kosair le mando una mirada furiosa y después se encaminó a la puerta. 

— Ese sombrero te queda bien — dijo antes de irse. 

— Disculpe su majestad ira a tranquilizar a su hermano no vaya a ser que haga algo de lo que después se arrepientan — dijo Farang marchándose rápidamente. 

Yo me quedé ahí sin saber qué hacer. 

¿De qué mujer hablan...? 

Miré a la emperatriz la cual tenía una mirada triste y fría. Parecía pensativa y frustrada. 
Seguí sentada en el sillón tomando mi té y la emperatriz volvió a sentarse. 

— ¿Se encuentra bien? — pregunté con tacto. 

Ella me miró y sonrió dulcemente. 

— Por fortuna si, nada de lo que preocuparse. 

Asentí no muy convencida y hundí mi vista en los postres que había en la mesa, me di cuenta que el pastel de la emperatriz seguía intacto. 

— ¿Cómo es dónde vive? — me pregunto intentando hacer que el ambiente no fuese tan tenso. 

— Es un lugar...bonito, supongo.

— ¿Era tranquilo? 

—Dependiendo del día... y usted... ¿Dónde se crío? 

— En este mismo imperio. 

— Debe de haber sido genial casarse y ascender en sociedad. 

Ella sonrió y asintió suavemente, aunque su actitud era agradable podía notar algo de incomodidad cuando pronuncié mis palabras. 

Cada movimiento que hacía ella era totalmente delicado y elegante, sus gestos eran perfectos. 

— Debe de haber sido genial cuando el emperador le dio la noticia. 

— Bueno, yo crecí ya sabiendo que sería emperatriz. 

La mire atentamente esperando a que continuará. Ella pareció darse cuenta de que quería escuchar esa historia y sonrió gentilmente. 

—Mis padres y los del emperador eran socios. Y decidieron hacer una boda por conveniencia. Eso lo tenían pensado antes de mi nacimiento por lo que crecí siendo educada como una emperatriz para que cuando me dieran el título pudiera hacer todo los deberes d e una emperatriz. 

— Entonces no te casaste por amor...

— Bueno... me casé con mi amigo de la infancia, con la persona que crecí y nos ayudamos mutuamente durante toda nuestra infancia.