XXXIX

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Cap 39|Brindis de la felicidad. 

Mi mañana empezó tranquila y educativa, Navier se centró en instruirme esta vez en el lenguaje, pero no un lenguaje cualquiera el lenguaje del abanico.

— Mira si presionas el abanico contra tus labios mientras está medio abierto significa que puede besarte mientras que si solo está sujetado sobre tus labios significa "Bésame" ¿Entiendes?

— No lo sé, me he perdido en dejar caer el abanico, esto es muy difícil.

— Solo tienes que aprenderlo poco a poco, no es tan difícil, por ejemplo si vais a tener un encuentro tú tienes que contar las varillas del abanico para decirle la hora.

— Ya veo y si el hombre no ha prestado la suficiente atención y quiere que lo repita, ¿cómo lo sé? 

— Bueno, el te hará señas, también puedes presentar tu atención con el abanico, si lo agitas rápidamente es que estas muy enamorada mientras que si lo agitas lentamente es que no tienes interés y si lo cierras con brusquedad es que la charla a acabado, es fácil solo debes leer las señales y prestar mucha atención.

— Está bien, ¿cómo le digo que me gusta?

— Es fácil, solo tienes que poner el abanico cerca de tu corazón — dice sonriente antes de mirarme — ¿Por qué? ¿Quieres declararte a mi hermano?

— ¡¿Qué?!¡No!

— ¿Planeas declararte a otro hombre? — dijo Navier con un tono indignado.

— ¡Por supuesto que no! Es solo que quería saberlo.

— Lo sé, estoy de broma pero ahora en serio debes tener cuidado con los gestos que haces con el abanico podrías comunicarle a alguien algo no deseado.

— Si.

— Así que te entrego el abanico para que puedas coquetear en sociedad.

— No creo que lo hice mucho.

— Bueno, de todas formas recuerda " Un gran poder conlleva una gran responsabilidad"

— Qué poética — solté divertida, ella sonrió antes de cambiar de tema.

—De todas formas nuestra lección ha acabado aquí, el médico ya nos debe estar esperándonos, vayamos a tu habitación para el chequeo general.

Navier y yo salimos de su despacho y nos dirigimos hacia mis aposentos, al llegar el médico se encontraba en la puerta esperando, el hombre le hizo una reverencia a su majestad y me saludó cortésmente a mi.

— Bueno, empecemos con la consulta.

Al entrar en mi habitación, el hombre preparó sus cosas y luego empezó a examinarme de pies a cabeza y claramente también me revisó ahí abajo, su tacto era completamente profesional y en ningún momento me sentí incómoda con él algo que agradecí ya que estar siendo toqueteado por un extraño era muy molesto.

— No hay nada mal en ella, parece una chica muy sana su majestad — habló el médico que me estaba atendiendo.

— Está bien, gracias señor.

El hombre se fue y la emperatriz sonrió aliviada ahora que las dos estábamos a solas.

— Menos mal que no hay nada ahi dentro — hablo feliz — hubiese sido un caos si eso sucedía.

— Espera, ¿se suponía que debía de haber algo?

— No, me refiero a que por suerte tú y Kosair no tendréis un hijo.

La chica se sonrojo de solo pensarlo.

¡Cómo Kosair y ella tendrían un hijo!

— Si, que suerte — afirmó ella.

PEQUEÑA REALEZA | Kosair Trovi y tu | EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora