PEQUEÑA REALEZA | Kosair Trovi y tu | EN PROCESO

XVIII

CAP 18 | FIESTA DE TÉ

— ¿De dónde has sacado este broche? — preguntó Laura colocandomelo en el vestido.

— Oh, bueno… me lo regaló un amigo.

— ¿Un amigo? —  preguntó Laura con diversión —  cuéntanos de ese amigo.

—  Laura, déjala tranquila no queremos que ahora se ponga nerviosa con todas esas mujeres chismosas abajo.

— Cierto, será mejor que bajemos ya, ¿silla o muletas?

— Muletas —  Laura me tendió lo elegido y salimos de mi habitación.

— ¿Cómo te presentarás? —  me preguntó la condesa Eliza, al ver mi confusión siguió hablando —  me refiero a que todas esas jóvenes seguramente te llenaran de preguntas después de haberte visto con el hermano de su majestad.

— Oh, tienes razón. ¿Debería mentir sobre mi origen?

— Bueno…

— No quiero que Kosair quede mal por mi culpa.

— ¿Entonces qué dirás?

— Que soy la hija de un duque de los reinos del norte, más concretamente… al noroeste. Y ya iré creando una historia sobre la marcha.

— Bueno, sin duda suena convincente.

Cuando llegamos a la puerta me acomodé más el vestido y luego de unos segundos nosotras tres entramos a la enorme sala. Varias mujeres estaban alrededor de una joven pelirroja de pelo corto. Todas hablaban y reían. Cuando Navier nos vio nos hizo una leve seña para que nos acercáramos a ella. Al verme con las muletas negó en forma de desaprobación pero no dijo nada.

Las dos mujeres y yo hicimos una reverencia en forma de saludo a Navier y cuando las mujeres me vieron no despegarón su vista de mi.

— Señoritas, ella es _______ una amiga mía.

—  ¡Oh! Ya se donde te había visto, tu eras su acompañante la noche del baile.

— Pensé que eras su prometida.

— Todos lo pensamos.

— Realmente tu y el futuro duque parecían muy cercanos.

— Bueno, somos amigos.

— ¿Amigos?

— ¿Una amistad entre un hombre y una mujer?

— Eso no existe — dijo divertida — seguramente él te estará cortejando y tú no te has dado cuenta.

Yo fruncí el ceño intentando poner buena cara cuando de repente vi a la joven señorita de pelo rojo que antes estaba rodeada de mujeres, las dos hicimos contacto visual. Le di una leve sonrisa y ella me siguió mirando pero esta vez con el ceño fruncido, luego desvió la mirada.

Las mujeres de mi alrededor siguieron haciéndome preguntas bastante rebuscadas para ser la primera vez que nos conocíamos pero intenté responder todo lo mejor posible.

— ¿Cómo te ocurrió eso?

— Me tropecé con el vestido y caí por las escaleras —  menti, Navier y yo hablamos horas antes de que ocurriera la fiesta de té, preferimos ocultar el secuestro para que la gente no pensase que está en peligro y además para que no hubiese críticas hacia ella.

Las mujeres parecieron creer la mentira y soltaron algún que otro comentario sobre mi torpeza y dándome ánimos en mi recuperación. El tiempo pasó hasta que todas decidimos sentarnos en la mesa para empezar con la fiesta.