XXXIII

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Cap 38 |La habitación


— Me voy — dijo Adelaida levantándose después de darle un último sorbo al té — espero que hagas lo prometido Kosair y tu ________  — la joven al mirarme me sonrio con una dulce sonrisa — la próxima vez que nos veamos te invito a un te.

Cuando la puerta se cerro detras de ella, Kosair me dirigió una mirada y se acercó más a mí pasándome un brazo sobre mi hombro.

— Sabes, lo indicado sería que te pidiera matrimonio ya mismo para evitar problemas pero no quiero que sea por obligación así que esperaré — soltó jugueteando con mi cabello, yo absorbi el te nerviosamente — quiero que te enamores de mi.

Escupí el té de nuevo en la taza al escucharlo decir eso, dirigí inmediatamente mi mirada hacia él mientras sentía que mis mejillas enrojecían.

Kosair sonrió dulcemente haciendo que yo sintiese muchísimos más nervios e inevitablemente ocultase mi cabeza hacia el otro lado para que no pudiera ver mi cara pero de repente sentí el aliento de Kosair cerca de mi oreja.

Me retorcí en mi asiento y volví a girar la cabeza hacia Kosair, estábamos muy cerca y sentía su aliento acariciar rostro.

— Me encantas preciosa — murmuró bajando su mirada a mis labios.

— Hazlo — Kosair volvió a subir su mirada a mis ojos extrañado.

«¿He malinterpretado su mirada?»

— Besame — no se ni cómo me atrevo a decir esas palabras pero vi una enorme sonrisa dibujando se en el rostro de Kosair.

El hombre tomó mi rostro y estampó sus labios contra los míos completamente sumido en el cariño, su beso por más precipitado que fuese era como un chapoteo lleno de amor. Una de sus manos empezó a bajar por mi espalda hasta que llegó a mi cintura, Kosair poco a poco se empezó a inclinar más hacia mi tumbandome en el sofá quedando él encima mío, los besos se fueron intensificando hasta que escuchamos un pequeño chillido desde las escaleras, Kosair dejo de besarme y asomo su cabeza por el respaldo del sofá y yo hice lo mismo cómo pude encontrándome con un Farang cruzado de brazos y mirándonos mal.

— Ustedes no aprenden — soltó negando con la cabeza disgustado.

Yo inmediatamente me aleje de Kosair mientras acomodaba mi pelo el cual estaba aún poco desordenado mientras enrojecía nuevamente.

— Me voy a quedar aquí con ustedes — aviso — las manitos dónde pueda verlas.

— No pensaba tocarla en tu presencia — se defendió Kosair.

— Ya…— soltó Farang sentándose en el sofá delante nuestra — _______, ¿tienes alguna sospecha de quién ha podido esparcir esos rumores?

— No…

— ¿Crees que haya podido ser ese amigo tuyo?

— Amigo…¿Hablas de Damián Roig?

— Puede ser, ese tío del que me hablas ¿tiene cara de lerdo? — pregunto Kosair cruzándose de brazos como un niño molesto.

— Bueno, no se qué contestarte a eso, pero si hablas de Damián es el único que has conocido, o bueno, y a Timothee pero creo que me hablas de Damián.

— Pues en ese caso supongo que sí, ¿ha podido ser él? Porque si es el no tengo problema de decirle un par de cositas si a ti te da corte.

— No creó.

— ¿Le contaste a alguien que…ya sabes hiciste eso con Kosair? — pregunto Farang.

— No, a absolutamente nadie.

PEQUEÑA REALEZA | Kosair Trovi y tu | EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora