PEQUEÑA REALEZA | Kosair Trovi y tu | EN PROCESO

XXVIII

CAP 28 | EL AMOR DE ERGI

— Vámonos ya — me dijo Ergi tan rápido salí del lugar de la sala de interrogatorios.

— Quiero ver cuáles son las consecuencias de Kosair...

— ¿Qué? No puedes quedarte, si la gente se entera que golpeaste a ese borracho serás duramente criticada.

— Pero-

— Nada de peros, nos vamos ahora, además, tenemos que ir a descansar mañana volverá la institutriz para instruirte.

— Oh, ¿no te lo dije? La institutriz dejara de darme clase ya que...

«¿Debería decirle que Kosair dijo que él me enseñaría? no quiero crear mas mal rollo entre ellos... pero tampoco quiero mentirle»

— No me digas que no quieres seguir dando clases con ella por como te ha tratado.

— Bueno...

— Si es así esta bien pero aun tendrás que practicar y yo estoy dispuesto a ayudarte.

— Gracias — le sonreí, Ergi agarro mis manos y me miró directamente a los ojos sacando su encantadora sonrisa  que ya conocía de memoria, agarro mis dos manos y las acerco a sus labios para besarlas.

— Me gustaría pedirte la mano ahora.

— Oh, me encantaría...espera,¡¿qué?! — solté sobresaltada.

— ¿Te prometerias conmigo?

— Pro-prometerme.

— Si, nos hemos dado ya varios besos y si alguien se enterase de eso y que no estamos casados nos tiraron piedras.

— No se yo...

— Es por tu bien, no quiero que el pueblo te machaque.

— Es que... no me siento preparada, yo no seré una buena esposa, apenas puedo mantenerme de pie aquí mismo además no soy una chica de palacio ensuciare su nombre y-

— Soy el mujeriego ¿recuerdas?

— Bueno pero-

— ¿Señorita _______? Está aquí — dijo una voz preocupada detrás mío, inmediatamente Ergi y yo nos separamos de un salto ya que sin darnos cuenta estamos a muy escasos centímetros.

La duquesa Trovi estaba ahí acompañada de el duque, inmediatamente hice una reverencia saludándolos a lo cual Ergi me siguió.

— ¿Y mi hijo, que ha pasado? — preguntó desesperada la duquesa.

— Yo, emmm...

— Kosair está dentro con los policías, él os lo explicará todo — dijo Ergi — seguidme.

La duquesa ni me miró ya que fue desesperada detrás de Ergi, sin embargo el duque se mantuvo conmigo esperando a que yo caminaba detrás de su mujer.

— ¿Está usted bien?

— ¿Perdón?

— ¿Qué te ha pasado? Está llena de golpes.

— Me atacaron y-

— ¿Atacarte? — soltó sorprendido — ¿cómo?

— No es de tu incumbencia — dijo Kosair apareciendo, el hombre se acercó a mí bajo la atenta mirada de Ergi el cual estaba junto a la madre de Kosair — ¿estás bien? — dijo retirando el pelo de mi rostro con delicadeza.

Kosair está manchado de sangre seca, sangre que no era suya, su ropa, los guantes, su largo pelo, su cara aunque la sangre estuviera impregnada en cualquier parte de él no tenia ni un rasguño, estaba en perfecto estado, mirándome como si me fuese a partir o algo por el estilo.