IV

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CAP 4 | ¿CULPABLE?

Cuando entre Lady Rashta estaba en cama. Yo no sabía ni cómo mirarla a la cara puede que yo no haya puesto esa droga en su comida pero no podía evitar sentir culpa de que no pude hacer nada. 

— ¡____! — pronunció mi nombre con alegría. 

Hice una leve reverencia y me acerqué a ella. En el poco tiempo que he estado aquí he visto ya dos veces a Rashta en cama y con visitas del médico. 

— Lady Rashta, ¿cómo se encuentra?¿qué le ha dicho el médico? 

— Estoy con náuseas y dolor de barriga, el emperador acaba de salir a pedirme remedios naturales para que expulse la comida con esa droga del todo. 

— ¿Cómo se encuentra el bebé? 

— Está algo débil según ha dicho el médico. 

Me mordí el labio preocupada. 

— Pero estoy bien, no es nada muy grave — asentí. 

— ¿Quieres que te traiga algo? — Rashta negó. 

— ¿Cenarías conmigo? 

— ¿Tiene hambre? 

— No, pero me gustaría tener a alguien más en compañía durante mi cena. 

— ¿Acaso usted no come con el emperador? 

— No siempre, por sus tareas como emperador y que debe hace ralmenos una comida con la emperatriz todos los días — yo asentí, lady Rashta me miró en silencio — ¿ Y que dice? 

—Oh, emm — desvíe la mirada — no puedo. 

— ¿No le agrado? 

— ¿Perdón? 

— Siempre me niega mis invitaciones, es porque no le caigo bien ¿verdad? 

— No es solo que estoy ocupada. 

— Pues… ¿Podría buscar un hueco en su agenda para quedar conmigo? 

— Intentaré hacer un espacio. 

Rashta sonrió alegremente. 

La puerta de repente se abrió mostrándome al emperador Sovieshu. Rashta y yo pegamos un salto del susto. 

— ¡Su majestad! —chilló alegremente. 

Yo hice una reverencia ante él y me mantuve en silencio. Me era algo incómodo estar en la presencia de Sovieshu no sé porqué, quizás es por su aura intimidante o algo por el estilo porque con Navier no me sentía así. 

— Rashta bebe esto… 

Rastha agarró el recipiente que le entregó Sovieshu y lo olfateó. Luego sorbió algo ruidosa el bol. 

— ¡Ya está! — dijo con una sonrisa radiante en sus labios. 

Yo mire a Sovieshu el cual la estaba mirando enternecida mente a su amante. El emperador al notar mi mirada me miró fríamente. ¿Siempre será así? O porque me mira mal siempre. 

— Bueno debería irme — dije levantándome del asiento en el que estaba sentada. 

Hice una reverencia de despedida y me fui, camine por los pasillos cuando una mano me jalo hacia una habitación, yo me tense al notar quien era. 

— ¿Qué sucede, su majestad? 

— No te acerques a Rashta — me habló seriamente Sovieshu. 

— ¿P-perdon? — dije confundida. 

PEQUEÑA REALEZA | Kosair Trovi y tu | EN PROCESODonde viven las historias. Descúbrelo ahora