Una bestia de dos metros y medio de color negro, con un rostro y cola de ajolote, despertó sobre la arena. Lo primero que vio fue el solitario astro en el cielo azul, lo que escuchó fue la llegada de las olas a tierra, pero le distrajo más un sonido familiar: los gritos siempre han formado parte del ambiente de su trabajo, aunque esta vez sólo se sentó con desdén viendo a tres personas salir corriendo. Se levantó arrugando la nariz mientras sacudía la arena de sus escamas.
Ya conocía el planeta tierra, pero en ese momento hasta lo sintió diferente con su nuevo cuerpo; ella se vio las manos y el resto de su brazos fornido, llevaba un bañador envolvente de su mismo color de piel (aunque solo había que cubrir un único seno). Para proseguir ella elevó su pie liberando sus garras, luego con el otro para echar a andar.
Pasó por la calle de entre unos hoteles donde desde un balcón varias personas gravaban con sus celulares u otra cámara. Al llegar a la avenida asustó a todo aquél que se le cruzaba tropezándose entre sí, los autos chocaron, los perros le ladraron y ella les gruñó cuál león enrojeciendo sus ojos. Se quedó de pie en plena calle, de pronto una bala golpeó su mejilla, entonces ella volteo a ver furibunda: un hombre huyo de ahí con una escopeta en la mano; sin querer dejarlo ir con la suya, ella tomó un poste para lanzarlo en dirección al hombre: el poste le rozó el cuerpo. Dolor sólo gruñó y continúo pasando por encima de los autos que obstruían su camino, de estos las familias huyeron despavoridos.
Entonces pasó un número extraño de desastres: los semáforos titilaron, los vidrios se agrietaron, los hidrantes estallaron dejando fluir el agua, los carteles publicitarios se derritieron, las sirenas de los edificios chillaron. Algunas personas vieron de lejos a la criatura a una distancia precavida y Doloris los veía con indiferencia hasta que notó su nivel de terror. Sabía que le daban paso por su inmenso poder, así que empezó a caminar erguida sonriendo cuál reina. Nada más para avisarles que no solo tiene control sobre las cosas chasqueó los dedos para que de manera repentina le bajará la regla a las mujeres y sintieran una patada en los testículos los hombres; los niños y ancianos recibieron un trato diferente: sólo fueron empujados al suelo. Nadie debe meterse con el dolor encarnado.
En algún punto de su camino ella encontró un local de electrodomésticos: una cámara dejó reflejar su imagen en varios televisores a lo cual ella hizo unas cuantas muecas y posó como fisicoculturista admirando su buena forma. Los músculos de sus brazos, el six pack de su estómago, la firmeza de su trasero, los brillos dorados de sus branquias, el largo de su lengua. Después de un rato se fue satisfecha, debía recorrer por la mayor cantidad de territorios posibles.
En los parques logró hervir los lagos para nadar cómodamente en ellos; en los zoológicos ella liberó a los animales nada más para poder montar al elefante tomándolo de las riendas; en los estacionamientos ella logró que los autos se manejaran solos derrapando por todos lados con ella brincando sobre todos; en los cerros ella soltó un enjambre de moscas que se posaban sobre los botes de basura. Dejó caer un meteorito en un monumento, allá dejó que se incendiará un edificio, por el otro lado secó los árboles, y elevó ambas manos para luego bajarlos con estrepito logrando hacer que el suelo temblará. Ella hiperventilaba de euforia hasta que varias balas golpearon su cuerpo, se retorció un poco, pero volteó a ver hacia arriba: aviones de guerra la atacaron. Entonces pensó que no podría cumplir con su labor cómodamente si el ejercito la perseguía, así que pensó en un plan esbozando una sonrisa pícara:
Ella atravesó una alfombra cuál pasarela y abanicando un poco con la mano para lanzar las mesas, las sillas, el pastel, los autos a otro lado, dejando que el matrimonio como los invitados corrieran por su cuenta. Una vez despejado todo, ella subió por las escaleras girando detrás de sí y elevando la dorada mirada para la llegada de los aviones de guerra. Doloris sonrió mostrando sus colmillos parecidos a las espinas de los pescados, extendió los brazos, giró en su lugar con los puños cerrados dejando envanecer alrededor de la mansión un halo verde en el suelo, sólo entonces mostró las palmas al aire para sacar de raíz la edificación, todo esto empezó a flotar.
Las radios dentro de los aviones hicieron una interferencia y los pilotos mejor hubieran querido apagarlo, pero sus entrecerradas miradas se concentraron en la imagen difusa de aquella bestia... algo andaba mal, el halo de fuego se propagó por toda la mansión y lo estaba consumiendo todo: desaparecía. Uno de los pilotos se puso en frente a la bestia y ella separó las piernas fijando su mirada en la de él, de un modo, el hombre resultó encandilado; él bajó los parpados guiando el avión hacía el frente en un acto heroico de sacrificio, y tal vez hubiera chocado con algo si tan sólo hubiese algo con que estrellarse. Él no lo vio, pero un compañero (una vez restablecida la señal) se dio la tarea de notificarle que la bestia había escapado.
Todo el mundo fueadvertido: la bestia podía estar en cualquier parte. No se supo quién era conprecisión, pero ella se iba encargar de presentarse en otra ocasión
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La fama del dolor
FantasyEl dolor ha encarnado en un monstruo, y quiere ser famosa. Una chica de catorce años es salvada, irónicamente, por el dolor encarnado. Por mandato de Metatrón (arcángel) debe ir a buscar a Doloris para detener sus planes caóticos al rededor del mund...