Tizne pensó mucho en el personaje de cuento de hadas del que se inspiró Doloris para darle su nuevo nombre, ¿Cómo pudo soportar tanto? Tal vez porque aquella sirvienta no le tocó realizar las mismas tareas que a ella se le encomendó, menos a su ritmo, y menos con el mismo dolor de cabeza.
Con lentitud, pasó el trapo húmedo por las ventanas, pasó la escoba por el piso, pasó el plumero por los artefactos, pasó la esponja por las reliquias; en un contexto normal la mugre hubiese desaparecido como magia, pero estas no; ella vio desconcertada, pero agarró aire para restregar con mayor fuerza. Al terminar las labores, por lo menos de una manera decente, ella volteó atrás para darse cuenta que había cabellos tirados por el suelo, y no pasó mucho tiempo cuando tomo aire para estornudar una, dos, tres, cuatro, cinco y un potente... ¿Sangre en el suelo? Ninguna persona podría trabajar bajo estas condiciones, ella ya había pasado por trabajos forzados, pero no de forma tan prolongada como aquella, agregando que fue más de lo que pudo merecer.
Estaba a punto de llegar a la salida de la mansión, pero se detuvo ahí: la señora iba saber siempre en donde se encontraría, sobre todo porque ya tenía un lazo de pacto con ella, entonces pensó que debía "atacar fuego con fuego" ¿valía la pena? Pues si eso significaría quitarse de encima tanto sufrimiento, sensación que todo mundo busca evitar, entonces sí.
Se acercó a la biblioteca. Aún no había acomodado los libros personales de Doloris sobre las repisas, como tampoco había lanzado todos los libros comunes por el acantilado, sin embargo, esa labor era lo de menos en ese momento. Ojeó todos los libros, muchos llenos de lenguajes cruzados, imágenes abstractas, ilustraciones monstruosas, nada que ella pudiese entender... pero en una de las imágenes encontró el dibujo de un hombre de cabeza más grande que su cuerpo y una corona sobre sus rizos, parecía domar bestias en varios dibujos, entonces Tizne supuso que podría ayudarla. Tomó el gis fluorescente del estuche, y se alejó un poco para dibujar un símbolo en el suelo. Un sonido rasposo se escuchó únicamente en esa habitación, sin embargo, sus ecos traspasaron los limites pasando todos los pasillos, escaleras y pasadizos llegando como rechinidos a la espalda de Dolor que enderezó.
Tizne estaba a unos centímetros de cerrar un último círculo hasta que las puertas de la biblioteca se abrieron de un azote. Tizne siguió a gatas pero volteó para confirmar, se levantó liberando las lágrimas asustadas. La señora vio estupefacta el libro, el gis, pero sobre todo el símbolo conocido. Doloris casi levitó hacia ella para arrebatarle el libro envuelta en fuego verde, puso frente a sus narices el libro para incinerarlo.
—No tienes idea ¡de con quien ibas a tratar!
Tizne agachó la cabeza cerrando los ojos con fuerza, pero abrió uno para ver la expresión de Doloris... Fue curioso, la señora parecía jadear, y su mirada buscaba entre las paredes alguna presencia que la chica comenzó a buscar también, de pronto, Doloris la tomó de los hombros.
—...Sí crees que conmigo te la pasas mal —apretó con mayor fuerza—, es porque aún no has llegado al infierno.
—... Señora, no lo soporto —confesó entre lágrimas negando con la cabeza—. Ya no puedo más.
Doloris sintió susufrimiento de un modo que es difícil de explicar, pero con ese poder queposeía descubrió de donde provenían las fallas de Tizne.
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La fama del dolor
FantasyEl dolor ha encarnado en un monstruo, y quiere ser famosa. Una chica de catorce años es salvada, irónicamente, por el dolor encarnado. Por mandato de Metatrón (arcángel) debe ir a buscar a Doloris para detener sus planes caóticos al rededor del mund...