Capítulo 33: Providencia

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"Yo quise conocerla" pensó Tizne "yo quise seguirla y servirle"

          —Se lo debo —dijo.

          Y al abrir los ojos notó que estaba acostada sobre el césped del jardín cercas de su mansión; el atardecer que no terminaron de contemplar al finalizar su paseo prosiguió su continuidad escondiéndose entre las demás montañas. Se sentó de inmediato y al voltear a su derecha vio a Vehuiah sentada aun lado sonriéndole.

          —Señora —sus energías le alcanzaron para abrazarla.

         —Mi niña —pasó su brazo por su cuello y con su mano acariciando su cabello—. Ahora puedes descansar del caos.

         —Señora —reflexionó lo anterior—, ¿es usted? ¿es Dolor? ¿es a quien conocí?

         —Oh, mi niña —alzó la mano con gracia... y pellizcó la mejilla de la chica—, no te hagas daño, ese es mi trabajo.

         —Señora —volvió a nombrarla así por pura nostalgia queriendo retirar su mano y riendo después de todo—. Ya no hay que sufrir estando muertas ahora.

         —... —retiró su mano con seriedad—. Tizne, ¿...cómo te lo digo? ... No estas muerta, estas desmayada. Lo hice para que no tuvieras que sufrir, este... la amputación.

         —... ¡¿Cómo?!

         —Es que ahora mismo estas en un hospital y...

         —¡¿Comó?!

        —¡Niña, déjame terminar!

         —¡Pero dijimos que íbamos a estar juntas!

         —¡No te toca morir aún, no es tu destino!

         —¡Pues yo quiero morir!

          —Mira, niña —la apuntó con el dedo—, esas cosas no se dicen cuando no es para tanto.

          —Pero —la abrazó con mayor fuerza— yo quiero estar contigo, quiero seguir ayudándola.

           Sus labios trémulos y sus ojos brillantes conmovieron a Vehuiah, entonces la volvió abrazar... Ella también sintió la despedida, pero no debió dejar que fuese tan triste.

           —Nos volveremos a ver, y siempre me ayudarás, siempre y cuando sigas luchando en la vida y motives a los demás a seguir motivada. ¿Puedes hacer esta tarea por mí?

          —Supongo que sí —dijo finalmente considerando que no le queda otra alternativa. Lloró con más ganas y sus gemidos salieron de su aliento—. Fuiste como una madre para mí.

         —Y tú como mi hija.

          Vehuiah acarició su cabello, besó su frente y se pusó de pie para seguir su camino. Tizne quería levantarse, pero no pudo, sus piernas estaban dormidas, así que sólo limpió sus lágrimas.

          —Nunca me abandones.

          —Nunca lo haré, siempre estaré a tu lado porque estoy en todas partes —extendió sus brazos y sus alas—. Soy un símbolo, Tizne, soy la voluntad más que el dolor, soy la fuerza y el conocimiento humano, soy una aventura tragicómica.

          —Señora...

          —Reflexiónalo, Tizne, eres muy buena para eso.

          Ella elevó el dedo índice levitando el collar que le regaló, este flotó hacia Tizne, entonces ella lo tomó con su puño volviendo a ver a Vehuiah: el sol se ocultó de un resplandor llevándose consigo al ángel. De pronto, a ella le dio una somnolencia que la hizo desfallecer.

            La chica abrió los ojos: estaba acostada en una camilla, un aparado conectado a ella la ayudaba a mejorar, el foco iluminó la habitación, había muchas flores alrededor... pero su pierna derecha no estaba; siendo que fue más importante para ella, buscó con su mano su collar palpándose su pecho, pero como al parecer no lo tenía puesto lloró. De inmediato un par de enfermeras se acercaron, una llamó a los doctores mientras que la otra la tomó de la mano.

          —¡Niña, no llores! ¡Aun podrás andar!

           —¡No es eso! ¡Mi collar!

           —¿Ah? Ah... Aquí esta niña, ten, tú tranquila.

          La enfermera tomó deuna mesita el collar y se lo dio. Aliviada, Tizne lo abrazó contra su pecho yluego con el puño cerrado secó sus lágrimas: no lo había soñado y eso laconsoló, pero más que eso, el hecho de haber conocido al dolor en persona... peromás que eso a la voluntad, dándole fuerza a la suya.

La fama del dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora