Capítulo 17: La misión de Tizne... a concluido

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Doloris se regeneró del fuego para sentarse en las escaleras de la entrada en la mansión. Tizne bajó del chivo acercándose a ella, el animal solo empezó a comer el pasto por no encontrar agua. La chica se paró aun lado de su ama. Al final se ha contradicho con respecto a su labor y ya no sabe que pensar de ella.

          —... Usted no es el dolor encarnado, ¿verdad?

         —¿Y qué hay de ti? —frunció el ceño— Yo no escucho la verdad de ti tampoco: no me has dicho porqué llorabas la otra vez.

          —Bueno yo... —se sentó unos escalones más arriba para verla frente a frente— no quiero que destruya el mundo o lo convierta en un infierno.

          La chica no pudo evitar llorar, pero Doloris solo arrugó la nariz.

          —¿Pero de que estas...? Ay no niña —extendió los brazos al cielo y los volvió a bajar— ¿Y por qué querría torturar al mundo? ¿Qué ganó yo? ¡Tú misma lo dijiste!: ¡Dando miedo no...! ¡Quiero llamar la atención, es todo! ¡¿Es que, es que no has aprendido nada de mi en estos tiempos?! ... Niña, deja de llorar.

          —¡Es que no lo entiendo, es muy amable y usted no lo quiere demostrar!

          —... Tizne —Doloris apartó la mirada, por orgullo no dejo que ella viera sus ojos—, yo oculto los misterios más grandes de la existencia, y de entre ellos esta... mi identidad ¿entiendes? Hay algo sagrado que... Niña..., no tienes porqué estar soportando esto... Puedes irte a tu casa si lo deseas, sabes que tu misión ha concluido: la tierra no corre peligro, por mí no, dalo por seguro.

            —No —sacudió la cabeza y se sonó la nariz con un pañuelo que había estado guardando, y reposó su cabeza en el hombro de Doloris—, no tengo nada ni a nadie, y yo la aprecio mucho. Sólo la tengo a usted.

            —¿Qué, eres huérfana?

            —Hui de casa... no quiero hablar de eso —dejo que sus lágrimas rodaran por la piel de Doloris, estaba consciente de ello, pero en ese momento nunca había necesitado tanto contacto físico, en todo caso, eso incluyen sus lágrimas.

              Dolor agachó la mirada y acarició el pelo de Tizne. ¿Será cierto?, ¿habrá cumplido con su misión?, ¿así de fácil?, ¿pero por qué ningún ángel ha venido para confirmarlo? Tal vez lo debía esperar, y cuando lo viera le preguntaría si puede quedarse con su ama, y de paso, rogarle que la vuelva eterna... pero ella no sabía que antes de pensar en ello, incluso antes de nacer, el mismo ángel que veía a lo lejos como los dedos de Doloris cepillaba el cabello de la chica, sabía lo que Tizne deseaba; no se acercó porque faltaba una fase más para que la misión de la chica se terminara.

La fama del dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora